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sábado, 19 de mayo de 2012

Divorcios Reales

Sábado, 19 de Mayo, 2012
Su sangre es tan roja como la del resto de los mortales; sus corazones se apasionan o se rompen por amor. Se casan con gran boato y ante la mirada de miles de personas… y también, como ellos, se divorcian.
Peñafiel considera a la princesa Máxima de Holanda, de origen argentino, como la más perfecta y natural entre todas.El escritor realiza un repaso por los divorcios de la Casa Real de Mónaco, precisamente, el lugar donde se ha celebrado la última boda real, sin olvidar que la casa real británica es la que más divorcios ha tenido. En la familia de Isabel II se han divorciado tres de sus hijos, e, incluso, su hermana, la princesa MargaritaPeñafiel reconoce que ya no tiene razón de ser buscar matrimonios de conveniencia tal y como era la norma hace siglos, “sería cruel”, pero en el momento en el que los reyes se casan por amor y “no por razones de Estado como antes, cuando llega el desamor comienzan a divorciarse. Y algunos no lo han hecho porque no han podido”
"Para que haya un divorcio no hace falta que haya terceras personas” y posiblemente haya sido “la convivencia la que ha dañado la relación. A veces, esas tercera personas, llegan cuando el matrimonio ya está roto", dice el autor de libro
La boda más triste a la que ha asistido es, precisamente, la de su hijo Alberto de Mónaco, en julio de 2011, en ella vio “a la novia más triste”
Uno de los enlaces más complicados fue, a su parecer, el de don Felipe de España con Letizia Ortiz por el atentado islamista que apenas dos meses antes causó decenas de muertos
Recuerda una frase que siempre tiene presente y que dijo la reina Isabel II de Inglaterra, cuando una persona cercana le cuenta que su marido le era infiel. Ella dijo: "Yo a mi marido no le pido fidelidad, le pido lealtadDe los últimos 50 matrimonio reales, 23 han concluido. El periodista y escritor Jaime Peñafiel ha vivido de cerca el amor y el desamor de estas parejas y lo refleja en un nuevo libro.
“Los motivos de divorcios y separaciones entre matrimonios de la realeza no difieren mucho de los de otras parejas de la alta y baja sociedad: el desamor, el desengaño, los adulterios, la convivencia después de enfermedades, el cansancio, la desilusión y, en algunos casos, la existencia de un amor sin matrimonio porque desde hacía tiempo la relación se había convertido en un matrimonio sin amor”, comenta Jaime Peñafiel, periodista vinculado durante más de treinta años de profesión a la información sobre crónica social.
Peñafiel ha cubierto como reportero más de cincuenta bodas reales, estuvo presente en la coronación del sha de Irán y en su boda con Farah Diva y ha acompañado a los reyes de España en más de un centenar de viajes al extranjero.
Tiempo después de escribir el libro 'Mis bodas reales' cayó en la cuenta de que muchos de aquellos enlaces a los que había asistido se habían disuelto, de ahí que decidiera reflejarlo en una nueva publicación 'Mis divorcios reales'. “No soy un experto, pero después de 22 años en la revista ¡Hola!, me "especialicé", en este tipo de información", dice.
Tras asistir a 50 enlaces el paso del tiempo ha hecho que 23 de ellos estén disueltos aunque el autor afirma rotundamente que "no hay que demonizar los divorcios en la realeza. Sin ir más lejos, en la Casa Real española la infanta Elena está divorciada y el príncipe Felipe se casó con Letizia que ya lo era antes de conocerle. Tampoco hay que olvidar que el heredero al trono de Inglaterra, el príncipe Carlos, también está casado con una divorciada, la duquesa de Cornualles".
La convivencia es muy mala y, a veces, llega a acabar primero con la pasión, luego con el amor y finalmente con el cariño y con la amistad”, indica el periodista.
El más escandaloso
El divorcio de Carlos y Diana, fue uno de los más escandalosos de la historia de las monarquías, según afirma en su libro, aunque su enlace dio a la monarquía británica una popularidad sin precedentes.
“Para que haya un divorcio no hace falta que haya terceras personas y posiblemente haya sido la convivencia la que ha dañado la relación. A veces, esas tercera personas, llegan cuando el matrimonio ya está roto”, apunta Jaime Peñafiel.
Y recuerda una frase que siempre tiene presente y que dijo la reina Isabel II de Inglaterra, cuando una persona cercana le cuenta que su marido le era infiel. Ella dijo: "Yo a mi marido no le pido fidelidad, le pido lealtad". El autor indica que quizás sería una buena fórmula para un matrimonio real, “pero es duro, sobre todo si estás enamorada”.
Lejos de las monarquías europeas, rememora la historia del rey Hussein de Jordania, el padre del actual monarca, que se divorció dos veces. “Y si la enfermedad no le hubiera alcanzado de muerte se hubiera divorciado una tercera, en este caso de la reina Noor”.
Peñafiel reconoce que ya no tiene razón de ser buscar matrimonios de conveniencia tal y como era la norma hace siglos, “sería cruel, pero en el momento en el que los reyes se casan por amor y no por razones de Estado como antes, cuando llega el desamor comienzan a divorciarse. Y algunos no lo han hecho porque no han podido”.
Los divorcios más sonados
El escritor realiza un repaso por los divorcios de la Casa Real de Mónaco, precisamente, el lugar donde se ha celebrado la última boda real, sin olvidar que la casa real británica es la que más divorcios ha tenido. En la familia de Isabel II se han divorciado tres de sus hijos, e, incluso, su hermana, la princesa Margarita.
Recuerda como la boda más cinematográfica, la de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco. “La novia más preciosa frente al altar, y una boda boicoteada por el resto de casas reales europeas que, entonces, lo que deseaban eran bodas reales endogámicas, y Rainiero se casaba con una actriz”, dice Peñafiel que desvela que, años después, la princesa de Mónaco le revelaría en una entrevista la humillación que sintió en aquellos momentos.
La boda más triste a la que ha asistido es, precisamente, la de su hijo Alberto de Mónaco, en julio de 2011, en ella vio “a la novia más triste”.
Uno de los enlaces más complicados fue, a su parecer, el de don Felipe de España con Letizia Ortiz por el atentado islamista que apenas dos meses antes causó decenas de muertos y, además, añade, fue una boda “a la que le faltó el beso en el balcón”, comenta en referencia al hecho de que los príncipes, durante el saludo en el Palacio Real, se besaron en la mejilla, no en los labios.
Sorprendente y extraña califica la boda del príncipe Haakon de Noruega con Mette Marit y de dramática la de Guillermo de Holanda con Máxima Zorreguieta.
“Por primera vez una novia rompe a llorar en el altar, porque se escucha un tango cuando lo habitual es que suene Mozart o Schubert. Ha sido la heredera más perfecta y natural. Fue espectacular”. Un recorrido por el ayer y hoy de las Casas Reales que desvela historias de familia.
http://noticias.terra.es/2012/mundo/0517/actualidad/divorcios-reales.aspx

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