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viernes, 11 de mayo de 2012

Evita que el fin de la pareja afecte a tus hijos

Viernes, 11 de Mayo, 2012
Se acostumbra a señalar a la condición de hijo de padres separados o divorciados como factor de riesgo para situaciones tales como inadaptación social o fracaso escolar, así como a tendencias hacia la depresión o a una conducta agresiva, entre otras. Pero todo depende de cómo le ayudes a vivir la situación para que no resulte traumática
Las estadísticas de divorcio en nuestro país señalan que aproximadamente la mitad de los matrimonios termina en separación o divorcio. Las rupturas han aumentado exponencialmente a lo largo de la última década y media, con un pequeño freno en los últimos años, causado en gran medida, según los expertos, por la crisis. Los últimos datos disponibles del INE, correspondientes a 2010,permiten incluso explorar en qué medida afectan más a determinadas franjas de edad, nacionalidad, duración del matrimonio o estado civil de los cónyuges antes de unirse. Lo que está claro, en cualquier caso, es que cuando el amor y la convivencia se acaban, los números arrojan que la vida promedio se sitúa en torno a poco más de siete años, lo que causa, previsiblemente, drásticos cambios en el escenario vital de niños con tempranísima edad.

Los niños y sus emociones

Una separación, o divorcio, siempre es difícil para todos los miembros de la unidad familiar involucrados, ya sea directa o indirectamente. Pero para los pequeños de la casa aún lo es más. Lo mejor para que puedas ayudarle es comprender qué puede estar pasando por su cabeza:
- Resulta que se están enfrentando a un acontecimiento completamente inesperado, para el que no se encuentran preparados desde un punto de vista emocional. Independientemente de las circunstancias en que se haya desenvuelto el matrimonio con anterioridad, el esquema mental de los hijos suele estar anclado en la percepción de que sus padres continuarán siendo pareja y que el núcleo familiar no sufrirá modificaciones.
- El desconocimiento de lo que va a suceder en el futuro más inmediato, esta inestabilidad sobrevenida, probablemente les generará mucha angustia.
- No tienen ningún control sobre la situación. Es algo que les viene dado. No tienen ni voz ni voto al respecto.
Dada, además, la corta edad a la que se enfrentan en gran parte de los casos a situaciones de este tipo, es bastante probable que dispongan de escasas herramientas con las que poder manejar tanto estos problemas como sus propias emociones interiores.
Reacciones típicas
Cada menor es distinto, por lo que la reacción inmediata ante este tipo de situaciones sobrevenidas cambiará de manera sustancial de un caso a otro. Principalmente, distinguiríamos reacciones tales como:- Negación, o represión, de las actuales circunstancias.
- No expresar, de manera abierta, sus sentimientos, ya sea por simple timidez o por temor a causar malestar o rechazo por parte de los padres.
Exteriorizar sin problemas su interpretación de la nueva realidad.
- Actuar negativamente: agresividad, problemas en el colegio, o continuos berrinches, entre otros.

Factores de peso

Cómo afrontar la situación

No obstante, si ambos ex cónyuges muestran un comportamiento equilibrado en las siguientes fases tras la ruptura, los pequeños de la casa probablemente sabrán adaptarse al nuevo entorno y disfrutarán de una infancia razonablemente feliz.
Uno de los estudios de la psicóloga californiana Judith Wallerstein, considerada una referencia por sus investigaciones sobre cómo impacta el divorcio en los hijos, realizó durante 25 años el seguimiento de más de un centenar de niños, concluyendo que los efectos trascienden para toda la vida (no sólo durante el periodo que durase el proceso entre los padres), así como sus posteriores dificultades para adquirir compromisos a largo plazo o creer en la continuidad de la pareja tenían mucho que ver con la forma en que se hubiera gestionado la ruptura por parte de los padres.
De modo que, más allá de la dificultad del momento, los padres deben tener presente en todo momento en la impronta que, a largo plazo, habrá marcado en los hijos el divorcio de sus padres.

Consejos prácticos

Si es vuestro caso, será conveniente que sigáis unos pocos pero importantes consejos para poder proteger a vuestro pequeño de procesos traumáticos en este cambio de escenario:
- Cuanto mejor sea la percepción del trato entre tu ex y tú por parte del menor, mejor podrá asimilar vuestra separación o divorcio.
- Por supuesto, nunca pongáis al menor en el medio. ¿Necesitáis hablar, y tenéis posturas encontradas? Hacedlo a solas, y nunca él o ella como testigo.
- Nunca hagáis que el menor tome partido por uno de vosotros. Sigue teniendo tanto una madre como un padre, independientemente tanto de las circunstancias previas como de las respectivas situaciones sentimentales actuales de ambos. En la misma línea, no olvidéis, en la medida de lo posible y cada cierto tiempo, hacer comentarios positivos sobre vuestra antigua pareja delante del menor. Esto reforzará en vuestro hijo una cierta percepción de solidez en su entorno familiar, a pesar de las recientes circunstancias.
- Mostrad el mayor nivel de empatía para con vuestro hijo. A partir de cierta edad, debéis hablar con él, tantos juntos como por separado, al respecto de lo que está ocurriendo. No se trata sólo de explicárselo, sino también de escucharlo. Y, salvo circunstancias excepcionales que lo desaconsejen, deberíais compartir tiempo, vosotros dos juntos, con el pequeño.
- Conserva intactas tantas rutinas y tradiciones para tu pequeño como te sea posible. Cuestiónate si es realmente imprescindible que tenga que cambiar de casa, de colegio y de barrio.
- Nunca utilices al menor a modo de terapeuta para compartir tus penas. Para eso ya existen profesionales cualificados en la materia. Más aún: pregúntate si no será el pequeño de la casa el primero en necesitar ayuda de un profesional.. No es improbable: todo esto habrá causado una enorme sensación de pérdida.
- Consulta la abundante bibliografía sobre el tema: te servirá de útil referencia para detectar en qué medida deberías plantearte seriamente ayudar a tu hijo con una terapia que le haga más fácil el trance.
Algunos títulos ofrecen pistas sobre cómo informarle de la separación y protegerle del estrés, mientras que otros, como El divorcio explicado a los niños de la autora Cynthia MacGregor, con más de 30 títulos sobre la problemática, se enfocan al modo de una guía práctica para compartir como lectura conjunta entre padres e hijos.
- Si ya está en la pubertad o adolescencia, tampoco pretendas que el menor cumpla ahora un rol distinto al previo. Ni sois amigos ni se ha convertido ahora en cabeza de familia. Sigue y seguirá siendo tu hijo. Sigue tratándolo como tal.

Evita siempre...

Resultarían totalmente contraproducentes actitudes tales como cuestionar la forma de vida del padre o de la madre de tu hijo, o hacer como que tu ex no existe. No digamos ya recurrir al menor como confidente o a efectos de espiar al otro. Cualquiera de las siguientes situaciones podría causarle la aparición de alteraciones psicológicas y desequilibrios en su desarrollo emocional.
- Niño colchón: No sólo soporta constantemente descalificaciones de uno de los padres hacia el otro. Además, trata de amortiguarlas, ocultando esta realidad cuando no directamente mintiendo, a efectos de impedir que se acreciente la hostilidad entre ambos.
- Niño confidente: Se busca encontrar una figura de apoyo emocional en el menor y hacerle cumplir un rol que no le corresponde, sobrepresionándolo innecesariamente, con las consecuencias emocionales a que esto podría dar lugar. Otras veces se va más allá y el objetivo es, directamente, dañar la imagen del otro progenitor.
- Niño dividido: Alguno de los ex cónyuges, cuando no ambos, trata de borrar todo recuerdo de sus anterior pareja. No se hace nunca referencias a la misma. Simplemente, ya no existe. Esto lleva al menor a tener que vivir una realidad dividida.
- Niño espía: Es un error bastante común entre parejas separadas o divorciadas. Uno de los padres utiliza al menor para tener información de primera mano acerca de la vida del otro. ¿Qué ha hecho hoy tu padre o tu madre?, ¿con quiénes, y dónde, habéis estado?, ¿tiene novia o novio? Esto causaría un serio desequilibrio emocional en el pequeño. Lo que viene a ser y llamarse un conflicto de lealtad: su silencio, o una respuesta evasiva, molestaría probablemente a su interlocutor; una respuesta válida daría finalmente lugar a un enfrentamiento entre los padres.
- Niño hipermaduro: Es el que empatiza tanto con el nivel de sufrimiento que percibe en sus padres aunque aparenta que el actual estado no le afecta en absoluto. Esto supondría exponerlo a un nivel de responsabilidad superior al que le corresponde y desatender sus actuales carencias emocionales en esta etapa.
http://mujer.terra.es/padres/ninyios/articulo/evita-fin-pareja-afecte-hijos-76897.htm

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