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miércoles, 23 de mayo de 2012

‘Mi exmujer ha secuestrado a mi hija y se la ha llevado a Canarias’

Miércoles, 23 de Mayo, 2012
Enlace:
- El secuestro parental, también llamado abducción parental, abducción familiar
Los casos en que tras un divorcio un cónyuge desaparece con los hijos sin el consentimiento del otro se han duplicado en la última década
Arturo Barragán es un hombre «destrozado». Está desesperado y nadie le da una solución, ni a corto ni a largo plazo. Lleva dos años sin ver a su hija Judith, que ahora tiene ocho, después de que su madre –que tiene la custodia– se la llevara a vivir con ella a Canarias sin avisarle. Todo este tiempo ha sido el blanco de denuncias –una quincena– de su expareja; todas han terminado en archivo o en absolución. En cambio, las que él ha presentado contra su exmujer han acabado en sentencia condenatoria, que se ha traducido en una simple multa económica.
Arturo Barragán no quiere tirar la toalla y sueña con volver a ver a su hija, pero no sabe cómo lo hará, porque ha tenido que desembolsar mucho dinero en abogados para defenderse de las denuncias de su expareja y también para denunciarla. Su familia y amigos le han tenido que dejar dinero. Pero hasta la fecha no ha servido de nada: su objetivo sigue sin cumplirse.
Cientos en su situación
El caso de Arturo no es único. Como él, cientos de padres y madres son víctimas de lo que se conoce como ‘secuestro parental’ o sustracción ilícita de menores; se trata de un delito que ocurre cuando uno de los dos progenitores arrebata el o los hijos de la pareja de su entorno habitual y desaparece con ellos, bien a otra provincia, bien a un país extranjero.
El aumento de la inmigración, unido a la crisis –que por un lado empuja a muchos foráneos a desandar el camino y, por otro, es detonante de multitud de separaciones–, ha incrementado en los últimos años este fenómeno, hasta duplicarse el número de casos en apenas una década, según las estadísticas del Ministerio de Justicia. En 2010, último ejercicio del que hay datos, las autoridades españolas tramitaron 214 expedientes; de ellos, 123 eran menores reclamados por España a otros países, mientras que 91 eran peticiones de otros estados sobre niños supuestamentre traídos ilegalmente a España.
Arturo Barragán se separó de su mujer el 6 de noviembre de 2007 y la sentencia otorgó la guardia y custodia de la hija a su madre. Sin embargo, se fijaba a favor del padre un régimen de visitas de dos días intersemanales –martes y jueves–, fines de semana alternos y la mitad de las vacaciones.
Un calvario judicial
Antes del divorcio, la mujer comenzó la campaña de denuncias contra Arturo. Así, el 17 de abril de 2007 denunció a su marido por maltrato habitual hacia su hijo biológico –de ella, fruto de una relación anterior–. Después de cuatro años y medio vino la sentencia absolutoria. El juez fue claro en su sentencia. Asegura que posiblemente la declaración del menor había sido «aleccionada» por su madre. Sobre los malos tratos, el magistrado recuerda que ni hay partes de asistencia hospitalaria, ni informes forenses que corroboren lo manifestado por el menor.
En marzo de 2010, la exmujer presentó otra denuncia contra Arturo, esta vez por malos tratos hacia su propia hija, Judith. El magistrado decretó una orden de alejamiento respecto de la pequeña, que estuvo vigente durante tres meses –tiempo durante el que no pudo ver a su hija–, hasta que la Audiencia la revocó. Esta nueva sentencia se basaba en que no se practicó ninguna diligencia que confirmara los indicios iniciales, como escuchar al imputado o realizar una exploración judicial de la menor.
Tras revocarse la orden, el hombre envió una carta a su expareja para poder retomar las visitas. Barragán asegura al Diari que fue a recoger a su hija para pasar las vacaciones «y mi exmujer me dijo que no la bajaba, que la recogiera durante la siguiente quincena». Ante ello, el hombre llamó a los Mossos. Así pudo ver cinco minutos a su hija en el portal de la casa. Fue su último contacto con ella. Volvió al cabo de dos semanas y ya no había nadie en la casa.
Dos años sin Judith
Desde entonces no ha podido ver ni hablar con su pequeña Judith, que crece lejos de su padre. Mientras tanto, eso sí, ha pagado puntualmente todos los meses la manutención. Ante ello, ha presentado numerosas denuncias contra su exmujer por incumplimiento del régimen de visitas. Ello ha dado lugar a diversas sentencias condenatorias contra ella, como el pago de una multa de 50 euros y otra de 240.
Arturo Barragán se siente «impotente. No es normal que un hombre o una mujer lleve dos años sin ver a su hijo porque la otra parte no quiere». Y añade que «si soy yo e que me llevo a mi hija, en una semana estoy en la cárcel». No quiere desplazarse a Canarias porque se lo han desaconsejado: «Si fuese a verla, me acusarían falsamente».
Arturo ha sufrido un nuevo revés recientemente. El juzgado de Tarragona que llevaba su caso se ha inhibido en uno de Canarias. «Vuelta a empezar», dice él. «Y a gastar más dinero. Cuando me citen para alguna vista tendré que llevarme a mi abogada hasta allí, y pagarle los costes que eso conlleva». Sin embargo, no hay montaña que detenga a este hombre en su afán por volver a ver a su hija. No está dispuesto a «tirar la toalla» y piensa agotar todas las vías.
Durante la sesión fotográfica para este periódico, Arturo se veía muy afectado. Las fotos que conserva de Judith son viejas, de cuando la niña tenía seis años. «Las más recientes las saco del facebook», dice con tristeza y resignación. Son imágenes de la niña que Arturo guarda como un tesoro, quizá temeroso de no poder hacerle más. «Quiero a Judith con locura. Me la han robado, pero haré todo lo que pueda para recuperarla», repite.
http://www.diaridetarragona.com/tarragona/067643/mi/exmujer/secuestrado/hija/llevado/canarias

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