PAPÁS DIVORCIADOS VERSUS HIJOS JOVENES

Sábado, 9 de Febrero, 2013

Marco tiene 32 años y su hermano mayor 40, ambos se han enterados por la boca de su madre, que sus padres han decidido separarse. Ambos solo tienen la opción de aceptar pues su edad no les permite demostrar abiertamente sus sentimientos como en el caso de que fueran niños…

En la actualidad la institución familiar o la tolerancia familiar se ha convertido en una realidad que muchas parejas que llevan años de casados decidan divorciarse o separarse.

El trauma que se puede dar en un niño en el caso de la custodia o abandono, es algo totalmente distinto con una persona joven o adulta. Pero el sentimiento esta mas relacionado con la desazón de ver como algo que vieron y creyeron por tanto tiempo cae.

EL amor a veces no es “para siempre” y la costumbre que se puede generar no son sentimientos renovables. En el caso de las personas que deciden separarse vieron que no funcionaba su vida en pareja y necesitan su indepencia, sin importar la edad que tengan lo harán, además ya no existe la responsabilidad emocional de tener que cargar un niño que añora a sus padres. La edad los libera pues tienen la libertad de hacerlo porque sus hijos son mayores, lo suficientemente para entenderlos dejando de ser la excusa de “estar juntos por los hijos”.

El nido vacío que consiste en la ausencia de los hijos en la casa se ha actualizado con la nueva tendencia de personas adultas o mayores que después de 30 años de casados no es dejado por los hijos, sino deja a los hijos para hacer su vida. Su vida de adultos.

Esa vida de adultos que ahora tiene la oportunidad de poder realizarse a cualquier edad (repito). Pero en el caso de los hijos jóvenes o adultos solteros que ven a sus padres separarse provoca en ellos la interrogante de copiar o no  lo que vivieron,  de saber que la realidad del cuento de hadas o la familia Ingals, puede ser real o no real. Que cada uno es dueño de su vida pero no del otro.

Más allá de saber que la familia o los tipos de familia han cambiado uno debe comprender que el cariño que se siente por los padres y el que uno también recibió, es algo que no se separá de su vida. Pues no hay divorcios para el alma.

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