Me hubiese gustado despedirme personalmente de mucha gente cosa que no ha podido ser. Desde el día 1 de junio debería de haber entrado voluntariamente en prisión, lo cual quiere decir que en esta semana he estado en un vilo por si me detenían o no y necesariamente tenía que ser prudente.
No he obedecido la orden de ingreso por dignidad, creo que en esta vida hay que luchar al límite de tus posibilidades, mis posibilidades legales se habían agotado. Soy un hombre cazado, un hombre que ha tenido que sufrir acoso y derribo por parte de una psicópata y de una cuadrilla de la misma condición en el espacio que hay entre una denuncia que deviene falsa y el juicio absolutorio. Irracionalmente, una denuncia falsa genera una orden de alejamiento cuyo uso indecente e inmoral hace que verdaderas maltratadoras compliquen y arruinen la vida y la libertad de un hombre inocente. Mientras no haya detectores de mentiras en los juzgados, juicios en los que el valor probatorio de palabras de mentirosas siga teniendo la condición de privilegiado frente al hombre seguiremos viviendo estas injusticias. Hay que moverse por recuperar derechos robados, reclamar lo obvio. Entretanto seguiremos padeciendo todo tipo de injusticias por una ley de discriminación positiva.
Fuente:
Fulanita de Tal. La Novela.
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