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lunes, 5 de diciembre de 2011

Los inventores del matrimonio bianual renovable tratan de evitar que México les plagie

Mercedes de la Puente y Jesús Reiriz, en el Rexistro Civil de A Coruña.
- Dos coruñeses registraron este contrato en 1998 y ahora denuncian la copia
- Piden que vaya a la Asamblea del DF en lugar del propuesto por una diputada
- Solicitan al Ministerio de Cultura que medie para defender su autoría
- Tres de las 23 parejas que se unieron con este método cuentan su experiencia
Domingo, 4 de Diciembre, 2011
Cuando la diputada mexicana Lizbeth Rosas propuso establecer un contrato matrimonial renovable cada dos años en el Distrito Federal de México no podía imaginarse que su idea no era ni mucho menos pionera. Al otro lado del Atlántico, un psicólogo y una abogada coruñeses registraron en 1998 el 'modelo Reiriz', una iniciativa que pretendía dar un aire nuevo al matrimonio tradicional, evitar los costes de un divorcio pero sobre todo reforzar los vínculos de pareja.
Ahora Jesús Reiriz y Mercedes de la Puente tratan de que se reconozca su paternidad sobre la idea y que se incluya de forma completa en la propuesta que ya analiza la Asamblea del Distrito Federal. Ambos se enteraron a través de EL MUNDO de que la diputada pretendía una reforma del Código Civil con este contrato y evitar así el gran coste que provoca al Estado el creciente número de divorcios.
Los coruñeses se pusieron en contacto con Lizbeth Rosas, que aseguró desconocer el origen de la idea y prometió, al menos, escuchar sus demandas. Ante una inminente aprobación del contrato en México, acaban de solicitar a la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, que interceda ante las autoridades mexicanas aprovechando su próxima visita al país. Consideran que su modelo es más completo que el propuesto por la diputada- "que sólo contempla el argumento económico"- y piden que no se distorsione ni se devalúe. "Si México cede se colocará a la vanguardia de la legislación matrimonial en el mundo y será un referente", augura la letrada Mercedes de la Puente.

Más que una simple unión

En el ámbito legal el 'modelo Reiriz', no reconocido como matrimonio en el Código Civil, sí tiene el mismo valor que cualquier otro tipo de contrato. Al finalizar el período de dos años debe renovarse ante notario y puede llevar aparejadas sus propias capitulaciones al gusto de los firmantes, relativas a prestaciones tras la ruptura. "Es una prueba más fehaciente que una simple inscripción en el registro de parejas de hecho", defienden sus creadores.
Este contrato "contempla además otras orientaciones sexuales". De hecho, consideran que en su momento, hace casi 14 años, "abrimos una vía muy progresista". Además de México, otros países como Perú "ya hablan del tema y están interesados". A pesar de que su intención es darle sustrato jurídico a su idea, admiten que hubiesen preferido que "un grupo político español se interesase por ella para reivindicar su españolidad". En este sentido, esperan llegar a una solución por la vía del diálogo porque "no queremos un pleito con México".

'Una ITV emocional'

La filosofía del contrato bianual y su origen se basa en evitar el fracaso y en fomentar que la unión perdure mediante una revisión de los lazos de la pareja de manera terapéutica. "Cada dos años se debe establecer un debate interno que permita renovar o destituir el contrato sin recurrir al divorcio", explican. Pasar esa 'itv emocional', como la califica Reiriz, es garantía de éxito para alargar la unión mucho más allá de dos años y para evitar el alto número de divorcios que ya percibían en la sociedad de 1998.
En ese momento les llovieron las críticas. Esos mismos reproches son a los que ahora también se enfrenta Lizbeth Rosas en México donde la Iglesia ya la calificó de "responsable o inmoral". Sin embargo, los padres del invento creen que este contrato pretende "proteger a la familia" y además lo sitúan como un precedente que impulsó la ley de parejas de hecho en Cataluña.

Éxito dispar

En 1998, el matrimonio bianual renovable saltó a medios de ámbito internacional, especialmente de Latinoamérica y un total de 23 parejas, en su mayoría españolas, formalizaron su compromiso mediante este contrato. La mayoría eran personas divorciadas de edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. ELMUNDO.es ha contactado con tres de ellas con visiones similares sobre la eficacia del método aunque resultados dispares.
Julio José intentaba superar un divorcio traumático cuando escuchó hablar de los matrimonios renovables y no se lo pensó mucho. Después de casi 10 años sigue conviviendo con su pareja y considera este contrato idóneo. "No te amarras para toda la vida", explica este coruñés de 49 años.
Silvia Hernández tenía tan sólo 23 cuando en 1999 decidió unirse con este método. En su caso sólo fue bianual porque en 2001 rompió su relación de pareja. Hoy en día reconoce que, a pesar de la breve duración, volvería a optar por este contrato antes que sellar su relación con uno religioso o civil.
Con la idea de "salirse de lo convencional", Antonio García y su pareja vieron en el contrato bianual una posibilidad atractiva. La relación duró hasta el 2004 porque ella falleció. Antonio no disfruta de la pensión de viudedad pero "es algo a lo que ya había renunciado". Este funcionario de 39 años cree que además de "evitar conflictos" el matrimonio renovable sirvió para afianzar su relación.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/04/galicia/1323000101.html?mid=546

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