Una cosa es sufrir los dolores en carne ajena, y otra cosa es experimentar qué se siente en tu propio pellejo. Muchos de los que llegan al divorcio o la separación, antes han oído a otros varones lamentos y quejas tras la ruptura por la situación derivada hacia sus hijos.
El varón experimenta la sensación de pérdida de un modo similar a los menores, éstos últimos pierden a su padre de la noche a la mañana, el padre se convierte en un visitante en sus vidas, tanto a nivel legal, como en la situación real. De repente se encuentran con el trascurso de los días en donde no ven a su padre, la persona con quien a diario se han sentido protegidos. De la noche a la mañana el padre sale de casa y en la casa entra un nuevo novio o pareja de la madre, quién desde ese momento suplanta -en cuanto a tiempo en sus vidas- el papel del padre. Para el padre es distinto, cada mañana se ha de enfrentar a la realidad de que cuando abra sus ojos ser consciente de que si a sus hijos les sucede algo, él no dispondrá de capacidad para proteger a sus hijos. Es una situación indeseable, pero real para muchos varones tras la separación.
Este abogado, Ricardo Vera, ha experimentado de forma personal el logró y la victoria de conseguir la custodia compartida. Y es un logro y una victoria, pues hoy día todavía el padre debe librar una batalla en los juzgados y contra la sociedad, que creen que para los hijos es normal pasar al estado de huérfanos de padre vivo.
- soy un abogado y que defiendo personal y profesionalmente la custodia compartida
- La custodia compartida no es otra cosa que mantener el mismo sistema de vida que hayan tenido los hijos con la pareja, compartiendo responsabilidades y cuidados, cuando la pareja deja de serlo. La separación, el divorcio, no debería desnaturalizar la relación con los hijos comunes, forzando a una parte, habitualmente masculina, a mendigar tiempos de visita, a tener que relacionarse con sus hijos sometido a vigilancia de la otra parte, al control de sus movimientos, a la desigualdad entre ambos, forzada por una costumbre irracional que hunde sus raíces en un machismo rancio, a hacer trampas con el desequilibrio y el reloj, a querer ser padre siempre, como antes, y poder ejercer solo a ratos
Fuente:
Tener la compartida
http://www.eldiadecordoba.es/opinion/articulos/Tener-compartida_0_1198980359.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario