La cuñada de Alfredo Márquez se llevó a su hija mientras la madre agonizaba
Rafael Uriol ha encontrado a su hijo en un centro de acogida en México
Adiós a Ximena y a su madre. La esposa de Alfredo Márquez, Migdalia Cavazos –en la cama–, falleció el 30 de enero víctima de una leucemia. Su hermana se llevó a Ximena
El almeriense Alfredo Márquez y el barcelonés Rafael Uriol son protagonistas de una doble historia de dolor, amor e impotencia. Los dos han sufrido la muerte por enfermedad de su esposa mexicana y los dos quieren recuperar a sus hijos, secuestrados por los familiares mexicanos de sus mujeres. Alfredo quiere rescatar a su hija Ximena, que ahora tiene tres años, raptada por su tía en Sant Joan Despí mientras su madre estaba en la fase final de su lucha contra la leucemia en el hospital Clínic de Barcelona. Rafael pretende regresar a su pueblo, Riells i Viabrea, con su hijo Pau, de cuatro años, secuestrado por su suegra mexicana tras el fallecimiento de su esposa Claudia en una población cercana a esta capital.
Alfredo y Rafael se enfrentan a una maraña de enredos legales y corrupciones que propicia un sistema jurídico podrido. Estos dos padres interpusieron denuncia ante los Mossos d"Esquadra: Alfredo en Sant Feliu y Rafael en Sant Celoni, por la retención ilegal de sus hijos por sus suegros mexicanos. Alfredo Márquez vive un infierno. No ha vuelto a ver a su hija desde que a primeros de enero fue secuestrada en Barcelona. Cristina Cavazos, hermana de su mujer, se llevó a la niña con engaños a México sin autorización de Alfredo ni de su esposa, Migdalia, que falleció en Barcelona el 30 de enero. El rapto de su hija aceleró el fatal desenlace. La fallecida no llegó a enterarse de que sus padres habían presentado en México una demanda para quitarles la patria potestad de su hija.
Ingeniero técnico agrícola, Márquez, de 35 años, comenta a La Vanguardia que desde el 6 de marzo se encuentra en Torreón (Coahuila, México) para recuperar a Ximena. Ha sido amenazado por los parientes de su mujer para que deje el caso, por lo que cambia de domicilio con frecuencia. Márquez se desespera al topar con una burocracia corrupta que facilita que los expedientes se pierdan dos veces, que un juez incompetente conceda la custodia provisional de Ximena a los abuelos, que se cuestione la patria potestad de su hija y que expertos calígrafos determinen que su firma no es su firma.
"La familia de mi esposa pretendió despojarnos de la patria potestad de Ximena", señala Márquez. Los suegros alegaron que los padres habían abandonado a la menor. Sin tener competencias, un juez de Matamoros, con el que la familia de su mujer mantenía una amistad interesada, concedió la custodia provisional de Ximena a sus abuelos. Dieron domicilios falsos para que Márquez no pudiera localizarlos.
Gracias a la actuación del cónsul de España en Torreón, Carlos González, y del cónsul general en Monterrey, Francisco Aguilera, se forzó al juez de Matamoros a abandonar el caso. El 18 de junio, el juzgado devolvió a Márquez la custodia de su hija. Cuando fue a recogerla a casa de sus tíos la niña no estaba. Para retener a la niña, la abuela interpuso un recurso de amparo ante un Tribunal Federal, lo que paralizó el procedimiento.
El caso de Rafael Uriol es semejante al de Márquez. Como cartero de Sant Celoni, el secuestro de Pau conmocionó a sus vecinos. El calvario de Rafael comenzó cuando su esposa mexicana, Claudia Pérez, con la que vivía en Riells i Viabrea, fue diagnosticada de un cáncer durante una visita a sus familiares en México en noviembre del 2007. Como le dijeron que era arriesgado viajar, se quedó con sus parientes para seguir el tratamiento. Su hijo Pau, que entonces tenía tres años, tampoco regresó a Catalunya. Rafael llamaba a diario para mantener el contacto con esposa e hijo. Vio algo raro cuando desde abril del 2008 no le ponían a Pau al teléfono. En agosto, al preguntar por su mujer le decían que descansaba. En septiembre viajó a México y se encontró con que la casa de sus suegros estaba vacía. Una cuñada le dijo que su esposa había fallecido hacía unos días. Al preguntar por Pau, se escabulló. En el acta de defunción de su esposa pusieron que era soltera.
La policía federal pudo localizar a Pau, que está en un centro de menores. Uriol lo ve dos días a la semana. "En el primer encuentro casi no me reconoció, no me llamaba papá. Pronto nos entendimos. Le enseñé fotos de su cuarto, sus juguetes, su camiseta del Barça. Había olvidado el catalán, poco a poco se lo recuerdo", cuenta este hombre.
La juez dictaminó que el niño debía ser entregado a su padre. Pero, como ocurrió con Ximena, la familia mexicana interpuso un recurso de amparo que detuvo la entrega.
http://www.lavanguardia.es/sucesos/noticias/20091118/53825964657/dos-espanoles-se-disputan-los-hijos-con-los-abuelos-mexicanos-marquez-mexico-pau-barcelona-rafael-sa.html
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