Desalojan a una mujer denunciada en Mos por su pareja

Luis Carlos Llera ocalidad: mos/La voz. Fecha de publicación: 11/6/2010
Jailsa conversa con la Guardia Civil y la secretaria del juzgado que le entregaron el auto de lanzamiento
Después de un buen rato de conversación, los miembros de la Guardia Civil y la secretaria del juzgado de O Porriño pudieron convencer a Jailsa A.M, una mujer de Brasil de 41 años, para que abandonara pacíficamente la vivienda en la que residía con su pareja en Mos.
La pareja se conoció en el año 2006 pero la relación se había deteriorado, por lo que el hombre, un empresario llamado José Manuel C.R., presentó una denuncia ante el juzgado para instar el desalojo de la mujer que abandonó ayer la vivienda entre lágrimas. Todas sus pertenencias se encontraban en el remolque de un camión estacionado dentro de la finca.
La casa en la que residían es un piso de una vivienda propiedad de la madre del ex novio. «Mi hijo le propuso que se marchara por las buenas pero ella tenía ganas de jaleo», señaló María Rodríguez Míguez.
Jailsa asegura que durante los dos últimos años ha sufrido veinte episodios de malos tratos, que no detalló en la denuncia verbal formulada en el juzgado de O Porriño. En dicha denuncia solicitó una orden de protección.
José Manuel C.R. asegura que la mujer «me ha agredido y me pegó con un vaso de whisky». Ella reconoce que «en alguna ocasión le dio un golpecito en el hombro, pero evidentemente no le he pegado porque ¿cómo le voy a pegar si es mucho más corpulento que yo».
La mujer relata que la víspera del desalojo se encontró con una misiva que le había dejado el empresario, titular de una compañía que se dedica al montaje y desmontaje de andamios, en la que le advertía: «Ya sabes que tienes que empaquetar tus cosas para marcharte. A las diez y media vendrá la policía y un juez para desalojarte. No hagas la tonta y recoge tus cosas. Después del desalojo no podrás entrar más en esta casa, si no te llevarán a la cárcel».
La misiva de aviso terminaba así: «no creo que valga la pena que compliques más tu vida. No puedes seguir así perdiendo los pocos trabajos que tienes».
Desplazamiento
La propia Guardia Civil gestionó con el Ayuntamiento que la asistente social recibiese y le buscase un techo a Jailsa. Pero ayer no pudo acudir a la cita porque tenía que desplazarse a Vigo donde trabaja cuidando a una señora dos horas al día. «Ese poco dinero que recibo necesito para mandar a mis hijos a Brasil», señalaba la mujer.
A pesar de las denuncias mutuas el ambiente del desalojo no fue excesivamente dramático y reinó el diálogo entre las partes auspiciado por los buenos oficios de los mandos de la Guardia Civil y las habilidades sociales de la secretaria del juzgado encargada de la orden de lanzamiento.
http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/06/11/0003_8542676.htm