M. J. P. / SEVILLA
Día 27/06/2010 -
La historia de Roberto, nombre ficticio para preservar su identidad, bien podría inspirar un thriller. Este hombre asegura estar viviendo una pesadilla por el maltrato físico y psicológico de su mujer, maltrato que —dice— se extiende también a sus dos hijos menores. «Cuando me agrede, yo siempre me vuelvo de espaldas para proteger a los niños, exponiéndome a que me clave un cuchillo, pero no puedo tocarla porque está buscando que yo le dé un empujón para ir corriendo a denunciarme. Si hubiera hecho una cuarta parte de lo que ella me ha hecho, estaría en la cárcel. Todo lo que denuncio en los juzgados de Violencia de Género es ignorado», lamenta.
«Mi mujer y yo nos conocimos en la Universidad donde los dos nos licenciamos. Al principio parecía una persona normal, pero al nacer nuestro primer hijo empezó a hacer cosas raras, a hablar sola, a insultar a la gente...», recuerda este hombre, quien achacó esas «rarezas» a una depresión post-parto de su mujer. En el verano de 2008 su estado depresivo cambió a agresivo. «Me atacaba acusándome de homosexual, bisexual, de violar a los niños, de acostarme con mi suegra… El problema no era lo que decía, sino que lo decía delante de los niños».
Lo peor estaba por llegar. «En diciembre de 2008 —continúa— ella se confesó enamorada de un profesor del colegio religioso de mi hijo al que comenzó a acosar. En enero de 2009 el colegio me pidió que me hiciera cargo de los niños y no dejase a la madre acercarse al centro. El colegio y el profesor acosado no quieren problemas y, en lugar de denunciarla, me anuncian que mi hijo no tendrá plaza el próximo año».
A partir de ahí, Roberto tomó dos decisiones: divorciarse y hacerse cargo de los niños. Llegado un momento, su mujer dejó de acudir al trabajo. «Me informan que le han abierto un expediente por insultar a los compañeros y alumnos, dar cortes de manga a los alumnos, pedir dinero para corregir los exámenes... Le suspendieron de empleo y el instructor del expediente pide su expulsión o un examen psiquiátrico. Entonces ella se dio de baja médica». En cuanto planteó la demanda de divorcio, la mujer le denunció «porque le dije hace 5 años que era mala madre. La denuncia era tan inconsistente que ni me detuvieron y fue archivada. La jueza le recriminó a ella que quisiera pasar a la vía penal un procedimiento civil».
En otra ocasión, Roberto tuvo que llamar a la Policía «porque ella se había encerrado en la casa con el niño y me había dejado a mí fuera con la niña. El niño pedía auxilio por la ventana. Cuando la Policía se fue, mi mujer no me dejaba salir y nos tuvimos que encerrar en una habitación y llamar otra vez a la Policía, que la sujetó y pudimos salir de la casa. Cuando intenté poner una denuncia por maltrato en Violencia de Género me intentaron disuadir diciéndome que era un juzgado para mujer y que eso no iba a ningún lado. La jueza me tomó declaración a regañadientes y a los cuatro días archivó».
Delante de los niños
«Mi ex mujer —asevera Roberto— ha acuchillado la puerta, ha roto la cerradura... Los niños están atemorizados, cuando la oían por la casa se escondían debajo de la mesa o detrás de las cortinas, se hacían los dormidos...». «Otro día me atacó por la espalda delante de los niños. Cuando llegó la Policía se abalanzó sobre los agentes. Se la llevaron detenida y pasó una noche en el calabozo. Eso fue un domingo. El lunes me denunció por violencia de género. Se aprobó una orden de alejamiento de ella hacia mí y de mí hacia ella, pero dejando suelto lo más importante: los niños. Pedí una orden de protección hacia ellos pero el Juzgado de Violencia de Género no la aprobó alegando que por ahora no le ha hecho daño físico.
http://www.abcdesevilla.es/20100628/sevilla/datos-201006272250.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario