Miércoles, 30 de Noviembre, 2011
Lucía Pellejero posa en los jardines de la Universidad Pública de Navarra
Y acabamos de celebrar esta semana el 25 de noviembre, día contra la violencia machista con 54 víctimas en nuestro país. ¿El hombre es más responsable de la situación de dominio?http://www.noticiasdenavarra.com/2011/11/30/sociedad/navarra/de-que-me-sirve-conocer-la-regla-de-tres-si-no-se-relacionarme-con-las-personas-desde-igual-dignidad?mid=541
El hombre no es más responsable de la situación de dominio. Una persona es dominada y domina hasta donde le dejan. La responsabilidad es mutua. Si yo me dejo y me abandono consciente o inconscientemente (normalmente sucede de forma in-consciente) la otra persona se hace con ese terreno. Es cierto que lo masculino tiene que ver con el control y el dominio y, por lo tanto, está dentro del mandato de género masculino, y la sumisión se relaciona más con lo femenino, pero todas las personas somos masculino y femenino; hay que trabajar el equilibrio.
Esa idea de romper con el amor romántico no triunfa entre los jóvenes. ¿Necesitamos soñar un poco?
Se habla mucho del amor romántico y de cómo nos puede llevar a establecer relaciones jerárquicas de dominio-sumisión, pero hay quien defiende la idea de que una relación de pareja puede basarse en la idea del amor romántico sin que por ello la relación sea no igualitaria. Para mí, entraña cierto riesgo pues nos lleva a conectar rápidamente con los estereotipos sexistas, y por tanto con la desigualdad, y nos lleva a vivir la relación más desde la fantasía que desde la realidad. No está mal que fantaseemos, pero tenemos que ser capaces de distinguir sueño o deseo y realidad, no existen los príncipes azules que te rescatan de la torre. De nuevo estaríamos con el tema del equilibrio entre la parte masculina y femenina de la persona, yo tengo que ser mi propia princesa y mi propio príncipe azul. No podemos ser medias naranjas, debemos ser naranjas completas.
¿Pero no cree que los hombres no saben muy bien cómo acertar en las relaciones con el otro género?
Efectivamente hay quien dice que los hombres en general están un poco perdidos, que no saben lo que hacer, si pago la cena mal porque puede denotar machismo y si no la pago también puede estar mal. No existe un modelo nuevo, estamos en proceso de construcción, de creación, por lo tanto muchas veces nos vamos a sentir perdidos y/o perdidas las cosas no suceden en progresión lineal, la vida no es así, habrá progresos y retrocesos, habrá momentos en los que me aferre a lo conocido, lo antiguo y habrá otros en los que no pueda hacerlo y tendré que confiar y descubrir nuevas vías, ya se sabe, se hace camino al andar.
¿Qué cambios estáis detectando en las relaciones entre chicos y chicas menores en materia de igualdad?
A pesar de que haya habido grandes avances en materia de igualdad en los últimos años, creo que a nivel de discurso teórico el avance es claro, hemos aprendido la lección, pero la práctica nos delata a menores y a mayores. Seguimos con pensamientos, conductas y actitudes sexistas.
Si nos sabemos la lección, ¿por qué no la ponemos en práctica?
Es complejo. Las personas hemos sido y somos socializadas en una cultura que reproduce unos patrones basados en la desigualdad, una cultura androcéntrica que va creando, modelando, perpetuando y legitimando modelos determinados de masculinidades y feminidades.
¿En qué nos delata esa práctica diaria desigual a mayores y menores?
Consiste en la asunción del mandato de género, y en su transmisión y reproducción. Me explico, hacer cosas de "niña" o de "niño" porque soy chica o chico, y eso es lo que se espera de mí (mandato de género). Las niñas tienen que ser más dulces, más comprensivas, más ordenadas, más limpias, visten determinados colores, llevan determinados adornos, resuelven los conflictos a través de las palabras y no deben llegar a las manos... Y los chicos deben ser más fuertes, más valientes, usan habitualmente otros colores, otros juguetes, otro tipo de adornos (¿pendientes?, sí pero de chico), etcétera. De jóvenes defendemos la idea de que somos iguales, pero hay quien considera que si no le mandan 80 sms al día no se preocupan de ella (cuando significa -si sucede- control por parte del chico). Si una chica mantiene relaciones sexuales diferentes, está bien para enrollarse con ella pero no para algo más serio, si lo hace un chico es un tío con éxito...
¿Cuál sería la edad clave?
Según diversas investigaciones, ni-ñas y niños incorporan los modelos y las prácticas sexistas a edades muy tempranas, sabemos que para los dos años, la identidad de género está ya interiorizada. Pero no creo que exista una edad clave para abordar este tema, y mucho menos si tenemos en cuenta que los procesos de aprendizaje se dan a lo largo de toda la vida. Lógicamente, si desde el principio de nuestra existencia establecemos relaciones y prácticas igualitarias tenderemos a reproducir este tipo de prácticas y no otras.
¿Cuánto hay de educativo, de aprendido, en esa construcción de roles?
Dependiendo de qué entendamos por educativo, si entendemos por educativo algo que se circunscribe únicamente al ámbito escolar, sí es difícil determinarlo ya que la escuela no es el único agente socializador, también están la familia y los medios de comunicación de masas.
¿Desde el ámbito educativo se podría hacer algo para cambiar tendencias?
Claro, se podría, se debería y de hecho ya se hace, no de manera generalizada, pero se está trabajando. El reconocimiento del papel crucial que la educación debe desempeñar en la superación del sexismo y la violencia con la que se relaciona, es hoy generalizado. Pero es preciso ir más allá de la elaboración de materiales y programas puntuales.
¿Qué está fallando?
Está fallando uno de los principales objetivos que se plantea la ley de Educación: la formación integral de las personas. El sistema siempre ha estado y está centrado en lo meramente cognitivo, racional y se olvida, margina o incluso peor, menosprecia la parte emocional, algo muy ligado a lo femenino, ¡qué curioso! ¿no? No podemos funcionar con coherencia ni de forma saludable desde esta ruptura. Si desatendemos lo afectivo, lo relacional, lo emocional luego no nos extrañemos de que haya falta de empatía, de desconexión afectiva y frialdad..., de enganches afectivos y emocionales insanos, de ser capaz de herir intencionadamente o no a otras personas.
¿Una reforma muy profunda?
Para que la educación sufra este cambio profundo, las personas que en ella intervienen también lo tienen que sufrir. Es decir, no se trata de cambiar un libro por otro o una asignatura por otra. Para que se produzca esa transformación, el cambio debe haberse dado primeramente en la persona. Hay que construir la igualdad desde la práctica.
¿El profesorado está preparado?
No nos engañemos, la igualdad no es un valor en una sociedad capitalista y neoliberal, y desde luego los mecanismos de reproducción están activos. El profesorado, aunque no lo pretenda, sigue contribuyendo a la transmisión del sexismo, de las relaciones desiguales, jerárquicas, porque no es consciente de que es más importante lo que hace y cómo lo hace que lo que dice. Probablemente puede tener un discurso teórico impecable pero no garantizará que su alumnado establezca relaciones igualitarias. Así que lo más importante sería contar con profesionales de la educación con la suficiente capacidad de reflexión crítica. Y ésto se debería trabajar con el profesorado en activo y con futuros docentes.
¿Sexismo y profesorado? ¿Cómo?
El profesorado está tan preocupado de trabajar el currículo (lo que se exige desde fuera), que se olvida de lo importante. ¿De qué me sirve a mí, por muy práctico que sea, conocer la regla de tres si no sé relacionarme con las personas desde igual dignidad? La mayoría de las personas establecen relaciones jerárquicas, y no hablo solo de parejas, hablo de amistades, familia, etcétera.
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