Padres que han logrado la custodia compartida defienden la medida y reclaman que sea la norma y no la excepción. Aseguran que así se evitan problemas con las ex parejas, como impagos de pensión o incumplimiento en el régimen de visitas y afirman además, que sus hijos disfrutan de padre y madre el mismo tiempo.
Hace dos años que Miguel Molina consiguió la custodia compartida de su hija, que hoy tiene once. Hasta entonces su caso, como el del 90% de los padres separados de este país, era un régimen de visitas de dos fines de semana al mes.
"Es imposible educar a un niño cuatro días al mes y con mi trabajo las visitas se reducían a horas y el mayor cuidado lo hacía mi madre", explica.
Cuando su situación económica mejoró, decidió dar el paso y pedir la custodia compartida y, aunque reconoce que no tenía muchas esperanzas, una juez de Oviedo, se la dio. Su hija pasa desde entonces una semana con cada progenitor y la mitad de las vacaciones.
Miguel se compró una casa a 150 metros de su expareja y asegura que todo son ventajas."Te puedo decir que la primera es que la niña sigue teniendo padre de madre", explica. Además asegura que se quitan "ciertas manipulaciones, de un progenitor, a través de la niña" y se evita el impago de pensiones.
Lo que no ve bien Miguel es que la decisión, siga estando, a pesar de la reforma que quiere aprobar el Gobierno, en manos de un juez. "Yo estoy seguro de que el 90% de los divorcios de este país podrían acabar perfectamente en custodia compartida", explica.
Miguel ha rehecho su vida, se ha vuelto a casar y tiene otra niña pequeña. La semana que todos están juntos dice, son una familia más.
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