Sábado, 31 de Octubre, 2015
La historia de una mujer, Leticia Beatriz Pérez Fernández, a la que el autor de la noticia pasa a llamar "Bea" resulta casi como una película. El artículo es extenso, pero pese a ello habrá omitido miles de detalles, pues la vida de una persona no se resume en 4 folios.
Cierta o no cierta no deja de ser una triste realidad lo que sucede en este país, pues la objetividad de los hechos trasmitida por la persona que lo cuenta queda siempre un tanto en entredicho, y más cuando Juan Mariano Pérez Abad (quien escribe el artículo) ha intentado contrastar información con las instituciones correspondientes y se han limitado a de forma educada responder que son datos que pertenecen a menores. Este es un caso que suena a teatro, pero quien que se encuentre envuelto en problemas familiares en donde existan menores de por medio, e igualmente temas relacionados con la custodia de los mismos, bien por divorcios o separaciones, u otros motivos, no se asombrará, pues en estos temas la realidad supera a la ficción.
Al final tenemos un sistema que bajo esa industria de género a la que alude el autor al final de artículo, trata a los niños como un negocio y una herramienta para sus fines. Para ello se dispone en primer lugar del poder de los jueces, quienes como el dictador más cruel de la historia sentencia, ordena y hace uso de las fuerzas policiales para ejecutar sus decisiones, pese a quien pese, y conlleven las consecuencias mayores o menores aún siendo la repercusión de éstas para menores. La Policía al final forma parte de un elemento más del sistema que utiliza la fuerza contra los menores cuando así desde la autoridad judicial se dispone, y es curioso, pero es muy distinto cuando es la madre quien impide el contacto con los menores a cuando es el padre. Hasta para los propios cuerpos de seguridad, desde sus mandos se protegen ante las futuras represalias de grupos feminista en sus actuaciones cuando es la madre quien incumple las órdenes judiciales.
En el caso de menores y los centros de acogida no es muy distinto. Hay un negocio alrededor que alimenta y sostiene muchas bocas y puestos de trabajo. Este es, parece ser, uno de esos casos, en donde los Servicios Sociales disponen el desamparo de unos menores. Estos Servicios Sociales son una herramienta esencial y directa del sistema, de hecho se está ahora mismo
traspasando una serie de decisiones que son las que adoptan los jueces, por un claro interés en este caso que afecta de forma negativa a los intereses de género del feminismo por las decisiones que en este caso proceden de las instancias judiciales. Hablamos de las órdenes de protección a las mujeres maltratadas. Este es otro tema distinto al de la noticia, pero creemos de interés presentarlo para que se vea la importancia en el sistema de estos Servicios Sociales.
Son los nuevos niños robados legales del sistema, puesto que es un robo legal de menores. En estos casos es muy frecuente el uso de falsas denuncias, y como en este, la llamada "bala de plata", que es la denuncia por abuso sexual a los menores, bajo la cual la primera medida que se adopta es la incomunicación e impedimento de contacto de la supuesta víctima con el supuesto agresor.
Fuente:
http://vegamediapress.com/not/12160/le-suspenden-las-visitas-tras-denunciar-la-sospecha-de-violacion-de-su-hija-de-11-anos-en-el-centro-de-acogida/
