Sábado, 30 de Octubre, 2015
Es una realidad que en España la natalidad desciende cada vez más. Respecto a otros países el nuestro se encuentra por debajo de la media de hijos por mujer, pero lo peor de todo es que no se disponen medios para tratar que dicho descenso frene, y se produzca una recuperación de ese índice que es vital para el mantenimiento y sustento de cualquier país.
Por contra las políticas animan cada vez más a que las mujeres y hombres españoles tengan cada vez menos hijos. Los varones en este caso están relegados a un segundo plano, pues si la familia se está rompiendo, y ese sí que es un objetivo de las políticas desarrolladas a través de la igualdad de género, a nivel individual todavía es más complicado para un hombre la decisión de tener descendencia, pues entra también en juego el nivel económico y una serie de medidas que impiden también al hombre adoptar tal decisión (la regulación española respecto al vientre de alquiler).
Por un lado el hombre poca capacidad, o mejor dicho nula, tiene frente a los hijos por nacer, pues primero debe ser consciente de que el hijo es suyo, ya que muchas mujeres juegan a ver a quien les interesa más "endosar" la paternidad de la criatura, y cuando llegan a la conclusión que no es para su interés tener un hijo en ese momento tienen las puertas abiertas para deshacerse de él, ella es la única que decide, el padre en el proceso es un "pintamonas", y la criatura ya ni hablar.
Pero luego tenemos las políticas enfocadas a la familia que llevan al ánimo de los varones a mantener una prevención especial a la hora de tener hijos, pues ello después puede suponer no ya su ruina, sino se aniquilación personal. pues tras la separación las prácticas judiciales apartan al padre automáticamente del lado de sus hijos y le atribuyen únicamente las obligaciones que relacionadas con el pago. Lo que lleva a muchos hombres a mantener una cierta distancia frente a su descendencia, ya que no es el miedo a que su persona termine siendo un desgraciado, sino el miedo a tener unos hijos los cuales tengan muchas posibilidades de terminar como adultos desgraciados por un sistema judicial que permite que se utilice a los menores para desfogar el odio de la madre hacía el padre, pues en la mayoría de los casos quien pretende impedir la relación de los hijos con el otro progenitor es la madre.
Fuente:
Natalidad en caída libre
http://www.lavozdelapalma.com/2015/10/13/natalidad-en-caida-libre/
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