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martes, 9 de febrero de 2016

La depresión de un padre vivo con hijo huérfano

Martes, 9 de Febrero, 2016

Un homenaje a una mujer, una compositora nacida en Chile, Violeta Parra, en el que a través del artículo se relata los problemas y tristezas de su infancia, aquellos que parecen llevaron a la mujer al suicidio.

No solamente las personas llegan a esa profunda tristeza que se produce por una falta de ilusión por vivir por problemas en la niñez. En muchos artículos estamos cansados de encontrar los motivos y causas más comunes y frecuentes para que una personas caiga en un fuerte depresión. Aquellos relacionados con la pérdida de un familiar y los divorcios son los primeros, la pérdida de trabajo también.

Hay muchos padres separados que han podido disfrutar de una infancia feliz, que se han sentido queridos no solo por su padre y su madre, sino también por sus abuelos, tíos u otros familiares o personas de su entorno. Niños que disfrutaron de la vida, que fueron felices, que se casaron o se unieron a una persona con la finalidad de crear una familia, esos valores que siempre se han mantenido presentes en la sociedad como lo más importante para una persona. De repente sus ilusiones de convierten en realidad, y de la noche a la mañana llega el divorcio. Pero no un divorcio singular, un divorcio que a su vez desampara a sus hijos de su cuidado.

Las obligaciones con los hijos no son siempre el mayor placer que un padre o una madre puedan desear. Son muchas las ocasiones en donde a un padre o una madre le apetece hacer otras cosas que repercuten también un placer en su vida personal. De hecho, cuando el padre y la madre conviven juntos,  es frecuente que entre ambos hayan de decidir que día les toca a uno poder salir a la montaña con sus amigos o con sus amigos a mirar tiendas de ropa. Porque aún casado o conviviendo juntos, hay cosas que apetecen hacer, y claro que los hijos estorban, o sino estorban en ese momento de convierten en una "carga". Pero entre ambos se acoplan, se reparten el trabajo, porque hay muchas veces que es trabajo, con placer porque son tus hijos, pero ¡que coño!, qué hay veces que apetecen otras cosas.

Tras la separación todo es distinto, el padre es relegado y pasa a ser un simple visitante. Cuando son pequeños los niños están para comérselos, y tanto ellos como el padre, obtienen uno del otro en muchas ocasiones su mejor juguete, pero no solo es juego, también hay otros momentos en donde los problemas de salud u otros se presenta, y ahí, una padre, como una madre, que de verdad quieran a sus hijos, necesitan estar con ellos al pie del problema, no ser apartados de él. Según van creciendo el juguete va cambiando, y hay que estar pendiente de él de otra forma muy distinta, las obligaciones y límites para los menores cada vez crecen como ellos mismos. Entonces es cuando el sufrimiento del padre también comienza a acelerarse. Primero muchos de ellos se han perdido su infancia, se han enfrentado a domingo por la tarde en donde la despedida del menor se convertía algo que había que pasar. Niños que no sabían aún ni hablar, se aferraban con sus bracitos al cuello de su papá llorando con fuerza, y padres que habían de usar la fuerza para arrancar esos minúsculos bracitos de su cuerpo y entregar como una mercancía con fecha y hora, al menor a su madre. Después llegan otros problemas, en donde ya el menor comienza a aprovechar las "ventajas" que le proporciona la separación de sus padres, y ver cómo los hijos van creciendo bajo un aparente fracaso escolar, que a veces es el menor de los males, puede ser un escenario que arruine la vida de cualquier padre o madre que de verdad quiera a sus hijos.

Los casos, los motivos, por los cuales miles de personas cada año deciden poner fin a sus vidas son ocultados. No son siquiera necesario estudios, saben perfectamente la tristeza que inunda el alma de muchos padres que ven como pierden no solo el contacto con sus hijos, sino la capacidad de acción para intentar al menos ayudar a sus hijos. Puede que jueces y magistrados alquilas las obligaciones parentales legalmente a la madre a cambio de una pensión de alimentos y el uso de una vivienda familiar, y exima al padre de cualquier otro tipo de obligaciones para con sus hijos, pero eso son papeles, los sentimientos son otra cosa muy distinta, algo que ni un juez o magistrado dispone de la capacidad para juzgar.




Fuente:
Miguel A. Requejo
http://www.psicologointegral.com/categorias-del-blog/blog-terapia-de-adultos/106-depresion-mortal-homenaje-a-violeta-parra

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