Hay una frase lapidaria que dice: “La mano que acaricia a un perro con rabia tarde o temprano acaba siendo mordida”. Por desgracia para mí así sucedió, y el mordisco fue de consideración, de consecuencias terribles y fatales. Terribles para mí, pero entiendo que me lo tengo bien merecido. Pero fatales para nuestras hijas, que son aún más víctimas inocentes que yo.http://blogs.larioja.com/diario-de-un-padre-humillado/2012/08/28/la-mano-mordida/
Lo más cruel es constatar que la historia nunca retrocede; y cuando queda escrita es difícil revisarla pues las posibles consecuencias que de ello suelen derivarse tampoco acaban resultando satisfactorias (acordémonos del síndrome de Estocolmo). Así es como mis hijas – machacadas por eso que gentes con mentes sucias dicen que no existe, el SAP (Síndrome de Alienación Parental)- asumen como normal que su padre fuera expulsado de su casa y de sus vidas… con todas las de la ley. Y ese, no lo olvidemos, es el rodillo rodante con el que funciona eso que llaman Justicia.
De ahí que grandes criminales, personas sin piedad, defraudadores y otros, al realizar sus actos nefandos ya de entrada están marcando la historia y el futuro. Serán o no condenados a posteriori, pero llevan la ventaja de los hechos consumados. Y en España ante un divorcio, si eres mujer, además de dar primero, das todas las veces si quieres.
Por ello, y para desgracia de mis hijas, sus historias vitales han quedado marcadas por los actos despiadados y ventajistas de quien se supone más las quiere así como por la impartición de injusticia de sendas juezas. Suceda lo que suceda, hipotéticas revisiones o enmiendas que pudieran ofrecerles mejores perspectivas, nunca lograrían restaurar en ellas la bondad del mundo. Así de terrible. (Aunque gentes con mentes sucias no quieran reconocerlo ni admitirlo, la terrible realidad es que en nuestra sociedad hay viviendo ya –a modo de alienígenas infestados- muchísimos chicos y chicas afectados a quienes regalaron en su tiempo de infancia o adolescencia el divorcio salvaje de sus padres empeorado además por mor de leyes aberrantes). Y luego se les llena la boca diciendo que prima el interés del menor. Serán…
La sensación de impotencia para un padre como yo es total. Me lo dicen y repiten por aquí y por allá. “No hay nada que hacer” “Es lo que hay, así están las leyes”. No obstante, yo al menos no debo caer en el desánimo. Aún espero que mis hijas reaccionen y me recuperen como padre.
Reunión de los lunes
miércoles, 29 de agosto de 2012
La mano mordida
Miércoles, 29 de Agosto, 2012
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