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martes, 28 de agosto de 2012

¿Por qué un padre asesina a sus hijos?

Martes, 28 de Agosto, 2012
Enlace:
- La mente de José Bretón
José Bretón, esposado, en el Parque Cruz Conde
- Los expertos señalan que estas personas no tienen una enfermedad mental
- El origen de sus actos reside en un intenso dolor que 'vengan' con la muerte
- Si actúan de forma planificada, no hay atenuante de enajenación transitoria
Dos informes parecen señalar, según ha confirmado el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que los restos óseos encontrados en la finca de los padres de José Bretón corresponden a 'seres humanos inmaduros'. Si finalmente se vincula a Bretón con la muerte de sus hijos, Ruth y José, se convertiría en el último rostro de una macabra lista, la de los filicidas, aquellos padres que asesinan a sus hijos.
El pasado mes de julio, Canarias era escenario de cómo un hombre mataba a puñaladas a su hijo y avisaba a su ex mujer para que viera cómo prendía fuego y estrellaba el coche donde se encontraba el cuerpo del niño de 11 años. Con ello, el padre creyó conseguir "vengarse" de su ex mujer, de la que se había separado hace cinco años.
Ante estos ejemplos, cabe preguntarse si un padre que es capaz de matar a su propio hijo no es un enfermo mental. "En el caso de Bretón, y conociendo únicamente lo que se publica en los medios, no parece que estemos ante una persona con una enfermedad mental", asegura tajante a ELMUNDO.es José Luis Martínez Fernández, psiquiatra del Servicio de Salud Mental de La Latina (Madrid).
"Cuando no entendemos los actos de alguien rápidamente se le tacha de 'loco', pero este tipo de aberraciones de la conducta humana no tienen por qué provenir sólo de personas enfermas, sino de aquellas que sólo buscan vengarse, como parece el caso de Bretón", sugiere este especialista. "Aunque cada caso es diferente, este tipo de sucesos tienen rasgos psicopatológicos similares y obedecen a un bajo control de sus emociones: la ira, la rabia y la venganza. Esto no tiene nada que ver con un enfermo mental. Este tipo de personas es perfectamente consciente de lo que está haciendo y del daño que provocan con ello", sugiere este especialista.
Su opinión coincide con las conclusiones de un estudio que en 2009 realizaba el Hospital Vanha Vaasa, en Finlandia, donde Hanna Putkonen, directora del estudio remarcaba que "los filicidas son un grupo marcado de homicidas. Sin embargo, la patología no surge de un desorden mental como se había supuesto con anterioridad".
Luis de Rivera, psiquiatra, director del Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática y autor del libro 'Crisis emocionales', también se postula en esta línea. "Aunque sea evidente que psicológicamente hablando hay algo que no funciona en estas personas, no se habla de enfermos porque sus actos no se deben a la enfermedad psicológica, sino a ellos mismos. Son conscientes del dolor que causan", indica De Rivera.

Personas conscientes de sus actos

Para ambos psiquiatras, el origen de los actos de estos padres reside en un "intenso dolor" normalmente relacionado con la pérdida de los hijos por una separación de la pareja, lo que viene a mostrarse en frases como "si yo no tengo a mis hijos, tú tampoco".
Con este dolor se desencadenan dos tipos fundamentales de psicopatologías: el suicidio extenso y la desvinculación con los hijos.
"En el primer caso (suicidio extenso), el sujeto decide suicidarse y llevarse a sus hijos con él. Se trata de un proceso de identificación, en el que los hijos son una extensión de la persona que no quiere que estén con nadie más. Dentro de este apartado se encontraría otro tipo de ramificación, en el que se identifica a los hijos con el cónyuge. Si además, el sujeto tiene la percepción de rechazo de los hijos, en este caso, matar a los hijos equivale a matar a la pareja", explica De Rivera.
El homicido altruísta sería una variante de esta situación, señala Martínez Fernández. "Aunque no se puede hacer una separación de los casos por sexos, sí es cierto que se da más en mujeres. Ante un profundo dolor desarrollan una depresión muy grave, y lo que no quieren es que sus hijos lo pasen igual de mal (aunque a ellos no les pase nada), por lo que les asesina" comenta. Sin embargo, ellas son más capaces en general de controlar sus impulsos y emociones, aunque los expertos inciden en que "no se puede generalizar".
En el segundo tipo de psicopatología, la desvinculación con los hijos, se produce en momentos como una separación o divorcio "que provocan en estas personas la agresión hacía sus hijos, al pensar que no van a poder estar con ellos y se distanciarán, y al creer que su pareja les está separando de ellos. Aquí es una mezcla de machismo y pérdida de los hijos, ya que buscan hacer daño a la pareja. Tienen tendencias suicidas", explica De Rivera.
Aunque siempre se señala a las drogas y otras sustancias como ayudas necesarias para llevar a cabo un acto de violencia, la doctora Hanna Putkonen recuerda en su estudio publicado en 'BMC Psychiatry' que "los filicidas no suelen estar borrachos mientras cometen el crimen y tienen menos antecedentes criminales que el resto de los asesinos, suelen tener un empleo estable y no son sociópatas. Sin embargo, los investigadores destacan que tienen problemas para demostrar sus emociones y presentan factores suicidas".
Precisamente, ese no saber expresar sus emociones más la sensación de dolor en personas que no saben controlar sus impulsos violentos pueden llevar, en un momento dado, a la violencia extrema. "En momentos específicos, sin planificación, en medio de una discusión uno puede pensar en estrangular a alguien o cualquier cosa parecida, pero a diferencia de lo que le ocurre a la mayoría de la gente, este tipo de personas no controla su dolor y actúa", indican los especialistas.
Pero ¿y si está planificado? En este caso, y teorizando con los datos aparecidos en la prensa sobre el caso de Bretón, la quema de los restos, las cartas o las imágenes de las cámaras donde este hombre iba por el parque, ya sin los niños, De Rivera indica una posible crisis catatímica.
"Es muy parecido a lo que le pasó a Breivik en Oslo. En esta situación son todavía más culpables, porque ni siquiera tienen el atenuante de enajenación transitoria. Son conscientes de lo que hacen. En estos casos el sujeto toma decisiones basadas en algo tan irracional como los sentimientos, y más concretamente, el miedo, la rabia o la venganza. Este tipo de personas sufre un estado intolerable de estos sentimientos y busca, para aliviarse, autoconvencerse mediante decisiones racionales de que algo externo a ellos es lo que les provoca este sufrimiento. Simplemente idealizando sobre ello ya se sienten mejor por lo que piensan que es buena idea y si la realizan acabarán con su sufrimiento", comenta De Rivera.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/08/27/neurociencia/1346085067.html

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