El autor del reportaje es Eduardo del Campo
Incluye además un vídeo.
Cuando su ex mujer le ha gritado en la plaza pública que era un maltratador, todos la han creído, hasta Pedro Sánchez. Por eso ha sido indultada por el gobierno. ¿Pero es Antonio, conductor del AVE, ese monstruo, que no merece ver a su hija? Esta es su historia, y narra una verdad que rompe el esteriotipo.
A los mandos de un tren AVE lanzado entre Sevilla y Madrid a 300 kilómetros por hora, el jefe de maquinistas Antonio Ruiz Daza se refugia cada día en la concentración de su oficio para no pensar en sus 16 años de calvario. Los que cumplirá el 19 de junio su hija, con la que apenas ha vivido debido al bloqueo de su ex mujer, la auxiliar geriátrica María Salmerón Parrilla. En ausencia de su hija, lleva en la cartera un dibujito suyo con flores y un mensaje a lápiz. Hace tres años que no habla con ella.
Antonio Ruiz, de 57 años, dice que cuando el viernes 5 de febrero vio en la tele a Salmerón, de 51 años, se sintió atropellado del todo. El gobierno en funciones del PP había concedido de urgencia en la mañana a la mujer su segundo indulto parcial, pero ella insistía en lanzar inventivas contra su ex marido y contra los jueces -opuestos al perdón por reincidente- que la han condenado cuatro veces en firme por impedir la relación entre hija y padre, PP, PSOE, Podemos, coincidían en que había que evita el escándalo de una maltratada ingresando en prisión. Hasta el presidenciable Pedro Sánchez la llamó para solidarizarse con ella frente al "maltratador".
"Han atropellado mis derechos".
"Es increíble como los políticos han apoyado a esta señora, como si yo fuera un monstruo, por razones ideológicas, sin preocuparse de conoce el caso y desoyendo a los jueces y a la Fiscalía", declara el padre a Crónica en su primera entrevista.
Hombre tranquilo, hasta ahora ha preferido callar, en contraste con María Salmerón, que desde hace años convoca a medios y partidos erigiéndose como una heroína contra el machismo,, cual madre coraje que incluso se enfrenta a la Justicia con tal de proteger a su pequeña de las garras del "maltratador".
La sección cuarta de lo Penal de la Audiencia de Sevilla, en sentencia del 28 de marzo de 2008 ratificada por el Tribunal Supremo, lo condenó a 21 meses de prisión (que no tuvo que cumplir al carecer de antecedentes penales) por un delito de malos tratos psicológicos continuados sobre María, como insultos y comentarios de menosprecio sobre su capacidad, durante su convivencia entre 1999 y 2000.
Maltratador. Un estigma, pesado como la lápida de una tumba, al que se agarra María para justificar su desobediencia contumaz y los que la apoyan a ella y lo condenan de por vida a él. Ahora intenta quitarse esa losa de encima con un relato detallado del que aflora una verdad muy distinta. "Me ha denunciado más de veinte veces después de la separación". Las han archivado todas menos una, porque fue al principio. Son todo invenciones", dice con voz humilde. "Si me hubieran juzgado, sabiendo los jueces lo que ha hecho esta señora después, no me habrían condenado".
Nos habla en su casa de Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla), junto a la chimenea que preside las fotos de su hija. Lo arropan en la entrevista su tercera pareja, Inma Ocaña de Valdivia, con la que vivie desde hace 11 años, y su hijo de 33, que tuvo con su primera esposa (ese matrimonio duró 16 y acabó sin conflicto) y que le ha dado una nieta. "Todos estos años hemos vivido con miedo a que esta mujer nos denuncie", interviene Inma, que trajo a sus dos hijos al hogar común, y defiende sin fisuras a Antonio como un hombre y la autentica víctima. Él asiente, "El maltratado he sido yo".
Antonio Ruiz Daza (centro), su hijo mayor, y su pareja actual, Inma Ocaña
LA SEPARACIÓN
Lleva 35 años trabajando en Renfe y conduce el AVE, desde 1992.. Desde hace más de diez años sus compañeros lo han elegido representante sindical como nº 1 en la candidatura más votada, la del sindicato de maquinistas Semap, por el que ocupado el puesto de secretario de comité de empresa en Sevilla.
Se casó con María en segundas nupcias. La convivencia fue difícil. Explica que "ella está diagnosticada con un trastorno bipolar trastorno depresivo, como declaró su psiquiatra en el Hospital Virgen del Rocío, Teresa Barroso, que la trató nueve años". Relata que en esos dos años escasos como pareja ella lo denunció dos veces por supuestos malos tratos verbales, y ambos casos de faltas se archivaron y continuaron compartiendo techo.
Afirma que ella le agredió a él en dos ocasiones. "Me pegó puñetazos en el pecho. Me hizo moratones. Tuve que sujetarle las manos". Asegura que no la denunció por entender que ella sufría una crisis mental.
Para desacreditar la acusación de que la menospreciaba recuerda que era él quien, estando María embarazada, la apoyaba para que se secará el título de auxiliar de geratría. "La llevaba en coche a los exámenes". En junio de 2000 tuvieron a su hija y un mes después él, ante la dificultad de la convivencia decidió separarse e irse de casa. Pero en cuanto le manifestó que iba a seguir cumpliendo sus compromisos como padre, María, cuenta Antonio, le hizo una cruz. "Me dijo: 'No vas a ver a la niña nunca más' ".
En su sentencia de separación, 160/2001 del 31 de julio de 2001 la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Dos Hermanas, dio la custodia a la madre y estableció un régimen de visitas entre hija y padre. Pero la madre lo saboteó e impidió cualquier encuentro. "Yo iba donde vive, en casa de sus padres y ella y su familia me decían que no iba a ver a la niña. Hasta la cuatro años, sólo la ví una o dos veces, y porque estaba en el parque. Cuando denuncié que no me dejaba verla, fue cuando ella, como venganza, me denunció. Si yo no pido ver a mi hija, no me habría denunciado", como afirma.
"Se lo inventó todo. Abusos sexuales, que la había arrastrado por los pelos por el pasillo, que la había amenazado. Me pedía doce años de cárcel. Yo fui muy tranquilo al juicio, convencido de que me iban a absolver, por eso no lleve peritos propios, ni comenté que ella me había golpeado, ni hice referencia a que ya me habían absuelto dos veces durante nuestra convivencia. Me condenaron a un año y nueve meses por malos tratos psicológicos, por menospreciar. Pero yo nunca he menospreciado o tratado como inferior a nadie", se defiende.
ME HA DENUNCIADO MÁS DE 20 VECES, TODAS ARCHIVADAS MENOS UNA", DICE DE SU EX, PROCESADA POR DENUNCIA FALSA
Se lamente de que al considerarse hechos probados basados en el testimonio de María y de técnicos del Instituto Andaluz de la Mujer que la habían examinado "superficialmente" ya no pudo lograr que el Supremo lo absolviese después. Con todo destaca que los jueces le impusieron una pena menor, sin cárcel, que descartaron que hubiera lesiones, abusos sexuales y amenazas y que rechazaron la petición de María para que lo que lo desterrasen de Sevilla. La sentencia le imponía un alejamiento de 200 metros de ella pero no le quitaba la patria potestad compartida, ni limitaba el régimen de visitas a su hija.
Es más, esgrime el maquinista: que hubiera sido condenado por maltrato psicológico en 2008 no fue obstáculo para que, atendiendo al criterio de los peritos judiciales Marta López Narbona (psicóloga infantil) e Isabel España Ríos (psiquiatra infantil), la juez de Dos Hermanas Lorena Cañete ordenase en la sentencia de divorcio del 20 de septiembre de 2009 que la guarda y custodia de la niña recayese en él, al considerar a Antonio buen padre, y a la madre, una saboteadora recalcitrante de la relación paterno-filial.
La jueza modificó la custodia para concederse a Antonio el 31 de Juilio del 2006 (lo confirmó la sección segunda de la Audiencia el 27 de febrero del 2008, pero pasaron tres años hasta que se ejecutó.
PESE A SU CONDENA POR MALTRATO PSICOLÓGICO, LA JUEZ LE DIO LA CUSTODIA DE LA NIÑA A ÉL POR SER UN BUEN PADRE
La jueza, la Audiencia y los peritos decían que Antonio es acto para cuidar de su hija, y que al contrario la obstrucción de la madre es "perjudicial para la niña". La pequeña se fue a vivir con Antonio, Imma y la hija de ésta cuando tenía nueve años. En los casi dos años que estuvo con ellos, subraya el padre, él sí "cumplió a raja tabla" el régimen de visitas de la madre. Enseña fotos de la niña con él y el resto de la familia paterna, en la fiesta de comunión, en vacaciones en Valencia, en la piscina. Se ve a una niña normal rodeada de afecto. "Era la reina de la casa".
Su madre, en cambio, alegaba que a la niña la tenían "en un infierno". Y acumuló denuncia tras denuncia contra Antonio, su pareja, sus hermanas ...
SE DIRIGE AL LÍDER EL PSOE Y CANDIDATO A PRESIDENTE: ¿QUÉ SENTIRÍA SI LE IMPIDIERAN VER A SUS HIJAS ILEGALMENTE?"
A Salmerón la han condenado en firme cuatro veces por desobediencias con las visitas, de las que el Gobierno del PP la ha indultado parcialmente en las dos primeras, sustituyendo los seis meses de prisión por trabajos por trabajos comunitarios y multa, que no ha pagado. Está procesado por otros cuatro casos, detalla su ex marido: dos nuevas desobediencias, impago de su parte de la pensión de su hija en el tiempo que vivió con Antonio y denuncia falsa.
La niña, pasado el tiempo dijo que prefería vivir con su madre, y la jueza le devolvió la custodia con la obligación de que respetará el régimen de visitas del padre. Pero tras unos pocos encuentros dejó de cumplir María, el 29 de mayo de 2012 envió un fax al Punto de Encuentro Familiar en Sevilla para avisar de que la tarde siguiente no llevaría la niña a que viera a su padre, alegando una excursión con el colegio. El día fijado llamó al punto de encuentro para preguntar si se lo habían comunicado al padre y le dijeron que sí, pero que Antonio acudiría como hacía siempre (no falló durante años, aún con la certeza de que no la iba a llevar). María, sabiéndolo, se apostó en un bar cercano al punto de encuentro, sola, y cuando pasó Antonio ella llamó a la Policía y lo denunció por violar la orden de alejamiento sobre ella, fruto de su única condena, y que estaba a punto de expirar "fue una trampa", dice él.
No solo se archivó la denuncia de María (Juzgado de Instrucción 12) contra Antonio y las responsables de punto de encuentra, sino que el fiscal Luis Carlos Rodríguez León la acusó a ella de denuncia falsa, por imputar al padre de su hija de un delito inexistente y fabricado. Salmerón "tiene un ánimo permanente de perjudicar a su ex marido", señala el fiscal en su escrito de acusación del 25 de agosto del 2014.
"TORTURAS" INEXISTENTES
En otra denuncia acusó a Antonio, Inma y a su abogado de "torturas continuadas" literalmente, por tener a su hija "en un zulo": en realidad era la habitación que le habían hecho en el piso pequeño que antes ocupaban, dividiendo la estancia del matrimonio para que así la hija de Antonio y la de Inma tuvieran cada una un cuarto independiente. La jueza de instrucción 15, Silvia Soto de Delás, la desestimó sin admitirla a trámite el 13 de marzo de 2015.
En otra denuncia, que archivó la juez Mercedes Alaya, María le acusó de falsedad documental aduciendo que la baja médica que le impidió a él asistir a un juicio contra ella era mentira. Tuvo que declarar el médico para probarlo. Y así suma y sigue. Incluso le acuso cuando la niña tuvo gastroenteritis.
Hace más de tres años que no ve a su hija. La madre lo impide. Se suspendió el régimen de visitas ante su inutilidad. El maquinista y padre se dirige al posible próximo presiente que se solidarizó con Salmerón. "Le pregunto a Pedro Sánchez: ¿qué sentiría si le impidieran ver a sus hijas ilegalmente?".
Antonio Ruiz considera que tras la larga "alienación de la madre sobre la niña es muy difícil" recuperar la relación. Su compañera, Inma, fundó la Asociación de Afectados por la ley de violencia de género (Alvige), de la que es presidenta. La asociación, a través del abogado, José Luis Escañuela, ha pedido al Ministerio de Justicia, la revocación del segundo indulto.
Pero el padre se debate. Por un lado le duele la "impunidad" de María, a la que describe como una víctima ficticia "que hace mucho daño a las maltratadas de verdad". Por otro no quiere que su hija vea a su madre en la cárcel "No le guardo rencor: Yo solo quiero tener una relación con su hija, que ella tenga padre. No soy un maltratador".
Hoy, domingo, Antonio viaja un día más hacía Madrid a los mandos de un AVE. Lanzado a 300 por hora. Con el pulso firme. El corazón desgarrado, y un motorcito de amor latiendo en la cartera. El imborrable mensaje a lápiz de su hija, la gran víctima de este viaje a ninguna parte: "a mi papá que me quiere mucho".
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Fuente:
Imagen desde Whatsapp de Custodia Paterna
676 52 96 51
Posteriormente a la publicación de esta entrada, cuyo texto transcribimos de una imagen del periódico, encontramos en la red publicada la noticia:
http://www.elmundo.es/cronica/2016/02/15/56bf5b9a46163fbc448b460b.html
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