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domingo, 2 de enero de 2011

El juez apoya al IMAS que quitó dos niños a la familia canguro por quererlos

- Dice que tendrían que haber solicitado ayuda 'para controlar sus sentimientos'
- Considera que 'fracasaron' por tratarlos como a hijos
Servicio de Menores del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS)
Juan Riera Roca
Palma, domingo 02/01/2011
El IMAS siempre gana. El juez del Juzgado de Primera Instancia número 12 de Palma ha dado la razón al Servicio de Menores del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS): Querer demasiado a dos niños en acogida es suficiente razón para que se los quiten. El titular de este juzgado acaba de emitir la sentencia tras la vista del 13 de diciembre de dos recursos presentados contra resoluciones administrativas del IMAS por una familia de acogida a la que le retiraron dos bebés, tras un año, por pretender adoptarlos.
La familia canguro quiso adoptarlos al temer que el proceso de acogida temporal (antes de que se les encontrara familia de adopción) se había prolongado demasiado y que la separación podría ser traumática para los dos niños. El IMAS les reprochó que «los queréis demasiado» y se los quitó. Ahora el juez le da la razón al IMAS, y aunque no usa esas mismas palabras, utiliza otras parecidas. Viene a decir que la familia de acogida ha «fracasado» en su misión al encariñarse con los niños y rechaza el valor del «interés de los menores», aducido por los acogedores.
«Frente a la objetividad que la ley ofrece, los sentimientos son subjetivos y causan una manifiesta inseguridad para una resolución que necesariamente es jurídica», dice el juez en el texto de la sentencia, que prácticamente en todo secunda las tesis de los técnicos de Menores del IMAS. Y abunda en que la familia de acogedores fracasó en su papel y por ello no puede aspirar a adoptar a los niños: «Los acogedores no han hecho sino fracasar de manera evidente en las funciones que en un primer momento se les encomendaron».
Este fracaso, se detecta —según la sentencia— cuando «sabiendo los adultos que su vinculación no podía ser la misma que la que puede establecerse con un hijo propio (...) y cuando apreciaron que no podían mantener esa distancia afectiva con los niños (...) debían de haber recabado la ayuda de la Administración para controlar sus emociones, y las de sus hijos biológicos menores de edad, que si ahora no entienden la pérdida de aquellos, no es desde luego por culpa de la Administración, sino por no haber explicado adecuadamente los recurrentes a los menores, la situación transitoria de los gemelos cuando debieron hacerlo».
El juicio celebrado en los Juzgados de Sa Gerreria el 13 de diciembre, que fue en realidad una vista contra dos resoluciones administrativas, duró 7 horas. Y fue durísimo.
La intervención del IMAS en el juicio consistió, según la madre de acogida, en «acusar a la familia canguro de su falta de colaboración por no haber aceptado el cambio de familia, de falta de respeto por sus orígenes y de perseguir un interés egoísta al pretender adoptarlos». De la acusación de la falta de colaboración en la adaptación a la familia seleccionada para la adopción, el IMAS dijo, que en abril podrían haber estado adoptados. Sin embargo, en el expediente consta que hasta el 12 de mayo no se seleccionó ninguna familia.
La perito psicóloga del IMAS hizo mención del documento de ofrecimiento de adopción presentado por la familia, alegando que los padres de acogida solicitan, en ese documento, a los niños como algo que necesitan como si fuesen un objeto de lujo, aseguran testigos presentes en el juicio. Responde la acogedora: «Ese documento expresa nuestra disponibilidad para hacernos cargo de los niños, en beneficio de estos últimos. Consideran que los grandes perjudicados de la ruptura han sido los niños, que han perdido a toda su familia de golpe y sin la compensación de otra».
También se dudó de que los bebés hubiesen estado bien cuidados en su familia de acogida. Aunque llama la atención que en la comparecencia del 9 de junio la psicóloga de Puig des Bous dijo que los niños estaban perfectamente y que no habían tenido ninguna reacción secundaria al ingreso. Esta versión cambió, según presentes en la sala, en el juicio. La pediatra del centro dijo que los niños estaban fatal cuando ella los examinó.
Hay informaciones contradictorias. Los niños ingresaron en el centro el 1 de junio. La pediatra los examinó el día 3. Presentaban una dermatitis en la cara de uno de ellos y mocos. Estaban cabizbajos, con los puños cerrados, tensión muscular y agarrotamiento, síntomas de estrés... ¿por una mala atención o por haber sido alejados tres días antes de la única familia que conocían? ¿Y si ya llegaron así, la psicóloga no lo notó?.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/02/baleares/1293965923.html

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