Domingo, 18 de Diciembre, 2011
Separarse siempre produce situaciones complicadas, más aún cuando hay hijos de por medio y la ruptura no se da en buenos términos. Convertir a los hijos en «niños espías», no permitirles la comunicación con uno de los progenitores y responsabilizar a la otra parte de la separación suelen ser los errores más habituales y que repercuten de manera negativa en el niño.http://www.diariodeleon.es/noticias/revista/padres-separados-ninos-espias_654632.html
Así lo explicó el psicólogo Juan Miguel Aguilar en la presentación de Ruptura de la pareja. Guía para afrontarla sin dañar a los hijos, editada junto al defensor del Menor de Madrid, Arturo Canalda.
El 10% de los expedientes abiertos y el 50% de las llamadas recibidas durante el 2010 por el Defensor del Menor tienen relación con las separaciones traumáticas con hijos. Ante este creciente problema, el departamento de Arturo Canalda ha editado una guía con consejos para padres, con el fin de «minimizar los efectos negativos» que se puedan producir en los niños durante la ruptura. El responsable de la institución quiso remarcar «que no es una guía para el divorcio», sino una «herramienta para ayudarles en ese difícil trance» de explicar a sus hijos la nueva situación de sus padres tras la separación
Aunque la pareja decida entenderse por el bien del menor, en ocasiones surgen situaciones que ponen en peligro las emociones del niño. Este es el caso del conocido como síndrome del ‘niño espía’, que se produce cuando se interroga al pequeño para saber lo que hace el otro progenitor y que puede producir en el pequeño un conflicto de lealtad.
Desde un punto de vista clínico, Juan Miguel Aguilar recomienda a los padres que antes de sentarse frente a los hijos tengan «muy claro» que se van a separar y que hayan pasado por «el divorcio psicológico», es decir, que tengan asumida la ruptura y todo lo que ello conlleva. Es entonces cuando hay que hablar con los niños para «normalizar la situación lo antes posible».
Es importante, remarca Aguilar, que los padres hagan ver sus hijos que «van a seguir ahí, apoyándoles y acompañándoles», y sobre todo, que ellos «nada tienen que ver» con la decisión de los adultos. También aconseja a la pareja que sigan imponiendo normas y límites en la conducta de los hijos, evitando que estos se aprovechen de la situación.
«Mayor sufrimiento»
Alejar a los niños del sentimiento de culpabilidad es tan importante como que los padres encaucen de forma sana sus emociones de enojo o cólera. Hacer comentarios despreciativos sobre el otro progenitor o poner en entredicho su capacidad como padre delante del hijo genera una de las situaciones de «mayor sufrimiento» en los pequeños. La reacción de los menores ante la ruptura del núcleo familiar puede tener consecuencias tanto a corto y medio plazo como en un futuro más lejano. En el primer caso, en lo que sería una separación ‘normal’, «los niños pueden sufrir cambios en el ámbito social, escolar o en la propia conducta»; y en los casos en los que la ruptura se alargue en el tiempo (cuando el proceso legal dure años), la construcción de la personalidad podría verse afectada («miedo a tener hijos, a una vida en pareja…»).
La guía promovida por Canalda se distribuye a través de la institución del Defensor del Menor de Madrid (5.000 ejemplares disponibles) y puede descargarse en la página web del organismo.
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