Presente varios casos de menores que han padecido los efectos de la manipulación parental (síndrome de alienación parental). Lo triste de estos menores es que aún con 40 años no logran sacudirse este mal. El temor a ser rechazado por la única figura con la cual mantienen un apego, les inunda. Hay casos de todo tipo, en ambos sexos, y seguramente que en alguna relación de tu vida te cruzarás con una mujer o un hombre que no mantengan contacto con su padre (o con su madre, aunque los casos sean menores), y de él tengan una mala opinión.
Los miedos en una persona son libres, pero es muy triste ver a personas que con 40 años son todavía esclavos de esa persona que durante su infancia les ha llevado a vivir una vida de mentiras constantes, en la cual habían de mostrar un rechazo hacía su padre, y esconder sus sentimientos. Y por supuesto mostrar en público un rechazo hacía ese padre, se ven y encuentran obligados a avalar el testimonio de su madre.
Lamentable encontrar a una mujer en paro, que vive en caso de su madre, y que su padre se ha puesto en contacto con ella, y ella es incapaz de mantener una relación que vaya más allá de la respuesta a un mensaje del padre. Ésto si puede confesarlo a la madre, pero al mismo tiempo ha de expresar que ahí se queda la cosa, que ese padre no se merece más. De esta forma mantendrá contenta a esa madre, y es que en casos existe el miedo a perder incluso ese cobijo que supone la vivienda familiar para una personas que aún con 40 años no ha sido capaz de buscar una independencia, pues entre otras cosas su madre se han encargado de educar en un sistema en donde la hija ha de trabajar y estar al lado de su madre, como su madre estuvo al lado de su abuela hasta los últimos días.
Nos podemos encontrar con mujeres que disponen de viviendas propias, heredadas, que han estado viviendo a costa de la pensión de sus padres, y que tras el fallecimiento de éstos se quedan con la casa, y con una hija que ahora es la que la mantiene. Estas mujeres adoptan una actitud de victimismo por la situación, y en el caso del cual tratamos, si encima el padre (el progenitor víctima de la manipulación materna) resulta que logró extinguir la pensión de alimentos, esta actitud de victimismo de la madre se acrecenta aún más, cuando en realidad ella no trabajó porque fue mantenida por su madre (la abuela materna), quien además era la encargada real del cuidado de los hijos, aunque oficialmente fuera la madre.
Cuando el padre de los menores logra que el pago de la pensión de alimentos se extinga, la venganza es directa, y las posibilidades de que los hijos rechacen a su padre son muy altas.
Fuente:
http://jmaguilar.com/blog/wordpress/testimonio-de-un-nino-alienado/
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