Uno en casos en donde como siempre el hijo separado es quien paga las consecuencias de la actitud irresponsable de dos adultos que no son capace de eliminar cualquier resquicio pasado de una relación acabada en beneficio de su hijo.
Una madre que no come carne, y un padre que durante el tiempo que pasa con el menor, atiborra al niño con esa comida de la cual su madre reniega.
El caso es de Italia, y al final llegó a un juez, quier parece ser que invitó a los progenitores a una amplia reflexión en torno a su actitud y como repercutía en la salud de su hijo, y quizás el daño emocional sea más grande que el alimenticio.
Fuente:
¿La comida es religión?
http://www.republica.com/pan-del-dia/2015/06/13/la-comida-es-religion/
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