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miércoles, 16 de febrero de 2011

A.J: Una víctima de su madre

LUNES 14 DE FEBRERO DE 2011
Por Paula Ballesteros

Esta historia es real, como todas las anteriores. Conmueve, indigna y entristece, también como en pasadas entregas. Esta vez quien nos habla es un hijo que vio y padeció un drama brutal con final relativamente feliz. Su relato viene a demostrar algo: a las víctimas de malos tratos que todos vemos cada día con el corazón encogido; hay que sumarle esas otras que lo padecen por acusaciones falsas consentidas a menudo por los poderes públicos.
LO QUE NOS HIZO MI EX MADRE
Por A.J. Alcázar
Todo comenzó cuando tenía 3 años, desde entonces empecé a memorizar todo o ya empezaba a tener uso de razón. En ese sentido yo pasé de tener 3 años a tener 10 o 20 más, por eso aparento 6 o 7 años más de los que tengo. No tuve infancia ni adolescencia. En base a lo que me decía mi padre y sobre todo lo que veía yo me dí cuenta de que no era justa la situación que padecíamos.
Mi hermano, mi padre y yo sufríamos el terrorismo hembrista, mi padre fue denunciado ilegalmente y fue conducido al calabozo, el Estado le quitó su piso, la custodia (pues sólo lo veíamos cada 15 días y un mes) y le obligó a pasar la manutención de 50.000 pesetas de la época que mi ex-madre se gastaba en alcohol y en convertir nuestra casa en un burdel (pasaban muchos hombres por allí).
Ahí no acaba todo, yo osé levantarme con tan sólo 5 o 6 años ante la tiranía matriarcal y a decirlo en el colegio (incluso los profesores nos dejaban salir del colegio, y eso que estaba prohibido, para tener contacto físico con mi padre y que no fuera una situación carcelera.) A veces, nos arriesgábamos a saltar por nuestra cuenta la valla del colegio para abrazarlo y besarlo.
Paradójicamente, fue una mujer la que lo sacó del infernal calabozo y de la situación en la que lo metió mi ex madre. A todo ello, esta sujeta nos pegaba continuamente, nos obligó a besarla en la boca y nos torturaba, entre otras formas, metiéndonos la cabeza en el retrete.
Cuando me rebelé, nos fuimos al piso de unos tíos míos (hermanos de mi padre) hasta que decidimos actuar y tras unas negociaciones recuperamos el piso, ella ya no se pudo gastar la manutención y al final logramos ser felices. Por lo que mi padre ha cumplido muy bien el papel de padre y el papel de madre.
Todo ello ha dejado secuelas en mí y en mi forma de ser, soy muy maduro para mi edad, no quiero tener ningún tipo de relación afectiva con mujeres (sólo os veo como amigas) y prefiero, como es lógico, buscar compañía masculina o directamente estar sólo para el resto de mi vida.
He de deciros, que pensaba que todas erais iguales hasta que vosotras, o mejor dicho cierto porcentaje de mujeres, os rebelasteis ante el hembrismo y me he dedo cuenta de que hay mujeres decentes y mujeres malas, de la misma forma que ocurre en mi sexo.
Y eso que yo soy partidario de calificarnos como personas y no como hombres o mujeres. Os valoro mucho todo lo que hacéis. Ya que como he dicho al principio, y por desgracia, los hombres somos, para la sociedad, un cero a la izquierda. Y eso ha de cambiar.
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/1916/a-j-una-victima-de-su-madre

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