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Día 29/06/2011
Junto a la cocinita de plástico se encuentran los ladrillos de Lego, coches de carreras y muñecas de color negro. Nada de etiquetas azules y rosas. En la guardería sueca Egalia no hay juguetes para niños y niñas así como a los pequeños no se les llama ni «Él» ni «Ella» sino «Ello» o «Hen», para evitar discriminaciones según el sexo del individuo.
Abierta desde el año pasado, esta escuela infantil tiene sólo 33 plazas y una lista de espera larguísima en la isla de Sodermalm, un barrio densamente poblado al sur de Estocolmo, según publica el periódico «Wral.com».
La base del proyecto de Egalia es la lucha contra la discrminación sexual. Los niños, de uno a seis años, se llaman entre ellos «friend» o «amigo», en lugar de utilizar sus nombres reales y siguen un método educativo bastante rígido.
Los juegos y los libros están mezclados, tanto las tipologías como los colores, sin crear áreas específicamente masculinas o femeninas. Por supuesto, historias como «Cenicienta» y «Blancanieves», no se encuentran en sus librerías.
«Los pequeños, que leen historias de dos jirafas macho que se aman, se acostumbran así a vivir en un ambiente gay, lésbico, bisexual y transexual, además de convivir con niños adoptados», cuenta la directora del centro, Lotta Rajalin.
Además, un experto en diferencias de género sigue el día a día de cada uno de los niños y enseña los mejores métodos de enseñanza a la maestras, con el fin de respetar la paridad.
«La sociedad espera que las niñas sean femeninas, dulces y buenas madres mientras que los niños sean fuertes, rudos e impávidos», declara Lotta Rajalin, quien añade que en «Egalia se les da a todos la maravillosa oportunidad de ser lo que quieran».
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