«Aunque ya están en libertad, nadie me ha llamado nunca para darme una explicación de qué pasó con la niña»
La pequeña Lesly Estefanía
El padre biológico de Lesly Estefanía, la niña de Fortuna a la que presuntamente sometieron a malos tratos y a una brutal agresión sexual que la habría llevado a la muerte, quiere justicia. «Voy a pedir la pena más alta que se pueda porque creo que es lo justo después de lo que ha sufrido la niña». Este joven suramericano, actualmente residente en Madrid, cree que la calificación del fiscal, que solicita 36 años de prisión para la madre y el padrastro de la pequeña por la «sádica destrucción» de ésta, es un «paso adelante» en un proceso judicial que se inició en diciembre de 2008 tras la muerte de la niña y la detención de la pareja. «Yo veo que otros casos van saliendo y nosotros ya vamos para cuatro años», lamenta Pedro. «Es una agonía para mí».
La pequeña Lesly Estefanía residía en Ecuador -país natal de su madre-, junto a su hermano mayor y unos familiares, hasta que en junio de 2008, utilizando la figura del arraigo familiar, su madre, Amelia Verónica U.M., decidió traer a los dos pequeños a España. Esta joven ecuatoriana estaba unida sentimentalmente a un joven natural de Fortuna, Juan Pedro M.G., que se convirtió en padrastro de los dos menores. Todos residían en un chalé apartado, a las afueras de Fortuna.
Pedro Javier Segura, padre de Lesly Estefanía, cubre con una chaqueta a su otro hijo tras la muerte de la niña
El recibimiento de la pequeña por su nuevo núcleo familiar fue de una crueldad que sorprende, según el fiscal, que en su escrito sostiene que, entre los meses de junio y noviembre de 2008, la pareja aplicó «de forma continua y reiterada» numerosos golpes a la pequeña por todo el cuerpo. El Ministerio Público reseña hasta una treintena de hematomas y erosiones hallados en el cuerpo de la niña.
El suceso que habría de llevar a descubrir toda esta presunta trama se originó entre los días 5 y 8 de noviembre, cuando, según defiende el fiscal, el matrimonio golpeó a la pequeña con un objeto contundente en la vagina, introduciéndoselo posteriormente en la misma. Esta brutal agresión sexual le produjo un desgarro a la menor que derivaría, en menos de 36 horas, en una grave peritonitis que le robó la vida. Durante todo ese tiempo, y pese a los terribles dolores que la pequeña debió de sufrir, el Ministerio Público sostiene que la pareja le negó a la niña cualquier tipo de asistencia médica. También le taparon presuntamente la boca para evitar que pudiera gritar y alertar a los vecinos.
«A un hijo se le cuida»
Ante este brutal relato de hechos, el padre biológico de la pequeña -cuya acusación particular ejerce el abogado Evaristo Llanos- no encuentra palabras para su dolor. «Los forenses dicen que la niña murió por una penetración. ¿Quién ha sido? No se sabe, quizás dejaron entrar a otra persona», razona confundido este joven. «Lo que sí sé es que yo siempre he estado pendiente de mi hijo, que si ha tenido fiebre lo he llevado al médico... A un hijo se le cuida».
Ante este escrito del Ministerio Fiscal, la defensa de la pareja, ejercitada por los abogados Carmen Guillén y Vicente Pérez, sostiene que los hematomas y lesiones de la niña son compatibles con caídas accidentales y que el desgarro que presentaba en la vulva se pudo producir al caerse de una bicicleta. Una versión que no convence a Pedro. «Es que esa historia no es para creérsela», recalca. «Por una caída de la bicicleta la niña no va a tener ese informe. Le encontraron muchas lesiones, hematomas... y un desgarro en la vagina».
Actualmente, Pedro se encarga del cuidado del hermano mayor de Lesly Estefanía, que ahora tiene 13 años. Éste confesó a psicólogos del Instituto Madrileño del Menor y la Familia -según un informe remitido por éstos al juzgado que instruye el caso- que Juan Pedro M.G. «trataba mal» a su hermana y que «les pegaba con una correa». Pedro explica que el menor sigue necesitando ayuda psicológica y se encuentra algo decaído. No ha aportado más datos sobre aquellos hechos. «Él ya contó todo lo que sabía», sostiene preocupado su padre.
En enero del pasado año, el juez puso en libertad provisional a la pareja. «A mí eso me dolió mucho», recalca. Pese a que Amelia Verónica U. M. se encuentra ya en la calle, este joven asegura que no ha existido contacto alguno con la que fuera su pareja. «Nadie me ha llamado nunca para darme una explicación, para decirme qué pasó con la niña», recalca indignado. «Yo lo único que quiero ahora es que ellos dos no se vayan de rositas. Quiero justicia».
1 comentario:
De la justicia divina nadie se escapa. Lo que le hicieron a esa niña inocente, tarde o temprano la tendrán que pagar.
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