CUSTODIA PATERNA: «Nunca tuvieron en cuenta mi opinión, pese a que me cansé de expresarla»

domingo, 29 de enero de 2012

«Nunca tuvieron en cuenta mi opinión, pese a que me cansé de expresarla»

Domingo, 29 de Enero, 2012
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Lucía Otero, con su madre, Águeda (en primer plano).

Lucía Otero quiere pasar página y dedicarse a aprovechar el tiempo perdido. Repitió un curso en pleno conflicto familiar, pero ahora está matriculada en un instituto de Vilalba y saca buenas notas. Quiere hacer Filología Hispánica porque su aspiración es dar clase. La joven se muestra muy segura y convencida de lo que cuenta.

-Estoy deseando poder pasar página, pero, de momento, no me resulta posible. Me robaron cinco años de mi vida al lado de mi madre y eso no puede quedar impune. Nunca tuvieron en cuenta mi opinión, pese a que me cansé de dársela a todo el mundo. Sería más cómodo pasar de todo, pero no me resulta posible. Me duele mucho lo que viví, pero me destrozaría que otro niño tuviera que vivir el mismo calvario. Confío en que mi caso sirva de ejemplo de lo que no se debe hacer bajo ningún concepto, ni en el terreno profesional ni en el personal. Nadie puede extralimitarse en su trabajo de esa forma. No he leído ninguna novela ni he visto ninguna película en la que ocurriera algo parecido. Fue una auténtica pesadilla.

-¿Por qué 50.000 euros?

-Lo que me mueve no es el dinero, que no digo que no nos vendría muy bien porque dentro de poco iré a la Universidad. Lo hago porque si no supondría estar conforme con algo que creo que fue una barbaridad. Es más, renunciaría a la indemnización si se reconoce por escrito, en un informe, que lo que me hicieron no estuvo bien y que fue una barbaridad. La reclamación por responsabilidad patrimonial de la administración pública la planteo como paso previo a una actuación judicial.

-¿Cuándo acabó su pesadilla?

-El 15 de noviembre del año 2010, el día que se archivó mi caso. Nos comunicaron que habían valorado la situación familiar y ya no se detectaba ninguna situación de grave riesgo o desprotección. Yo realmente nunca entendí cómo pudo pasar todo esto y como nadie se paró a pensar y a meditar las razones por las que una niña no quería ir con mi padre. Aún hoy soy incapaz de entenderlo. Las cosas no empezaron a mejorar hasta que me concedieron el traslado a Ferrol.