Cristina Falkenberg - 06/02/2010Llevamos dos años de crisis, seis de gobierno socialista desnortado y oposición inexistente… y uno se pregunta cómo hemos podido llegar a este desastre. ¿Dónde están unos y otros? ¿Qué ha hecho del Gobierno, el principal responsable, pues a él se le ha confiado el ejercicio del poder, en todo este tiempo? Pues aunque parezca increíble han estado trabajando duro. Quizá en la dirección equivocada, pero no han perdido el tiempo, desde luego que no.
La verdad es que al ciudadano medio Sartre le deprime, el freudomarximso le pilla más bien lejos y qué sea el cyborg ni lo sabe, ni le interesa… ni tendría por qué interesarle si no fuese porque más de un disparate se ha realizado por vía legislativa… y estamos a la vanguardia mundial de suerte que la agenda inmediata del feminismo radical puede considerarse esencialmente cumplida en España. Así lo afirma el excelentemente documentado libro deJesús Trillo Figueroa, “La ideología de género”, (Editorial Libros Libres), cuarto de una serie en el que el autor se ha revelado pionero para ver que Zapatero es una persona con una ideología bien formada y unas metas claras.
Del feminismo a la ideología de género
Muchísimo debemos a los movimientos feministas que abogan por la igualdad de derechos, libertades, oportunidades… y deberes, la fundamental independencia económica y el reconocimiento del respeto a las singularidades de cada sexo. Sin embargo esto es una cosa y otra bien distinta es la llamada ideología de género, jurídicamente relevante porque ha ido calando en nuestra legislación como la lluvia fina. Esto sí que ha sido lluvia fina y no el inexistente discurso del PP, como pretendía Dña. Soraya Sáenz de Santamaría.
Cuando el artículo 35 Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía, afirma que “Toda persona tiene derecho a que se respete su orientación sexual y su identidad de género” no afirma la evidencia de que cada uno pueda tener la orientación sexual que sienta —¡faltaría más!—, sino que está haciendo Ley la teoría de la identidad de género.
Ésta niega que el sexo sea algo natural que nos conforme, para afirmar que es el resultado de imposiciones culturales de las que hay que liberarse. Decía Simone de Beauvoir —cuya obra pero también cuya vida de mujer infelizmente enamorada del tremendo Sartre y económicamente dependiente de él analiza Trillo-Figueroa— que “la mujer no nace, se hace”. Nada más falso, desde el punto de vista científico, pues demostrado está que hombres y mujeres somos diferentes en mil cosas, incluido nuestro cerebro, lo que nos hace multifunción mientras que ellos se lían como tengan que hacer dos cosas a la vez, como dice Sir Ken Robinson —nada sospechoso de reprimido— en un desternillante vídeo.
Así el género —masculino o femenino— al cual cada uno pertenezca, debe ser cuestión de su opción personal, no del hecho de haber nacido hombre o mujer. Y En España esto lo recoge la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas cuyo objeto es “regular los requisitos necesarios para acceder al cambio de la inscripción relativa al sexo de una persona en el Registro Civil, cuando dicha inscripción no se corresponde con su verdadera identidad de género”, incluida la modificación del nombre para que no resulte discordante con su identidad de género. Estos casos de “disforia de género” — definido como “disonancia entre el sexo morfológico o género fisiológico inicialmente inscrito y la identidad de género sentida por el solicitante o sexo psicosocial”— se resolverán tramitando el expediente gubernativo de los artículos 93 y siguientes de la Ley del Registro Civil, de 8 de junio de 1957, bastando el informe de un solo médico o psicólogo clínico, según se deduce del artículo 4 de la Ley 3/2007.
El queer y el cyborg
La ideología de género es Ley en España. La pregunta es sin embargo si éste el camino que se quiere seguir para el reconocimiento de una serie de circunstancias vitales que en ningún caso pueden quedar en un limo jurídico; y la respuesta es: no.
El libro de Trillo-Figueroa partiendo de los años cincuenta recorre una sucesión de teorías que se suceden rápidamente pues su irrealidad y falta de fundamento obliga a su constante reposición por algo nuevo, pues en sí están abocadas al pronto fracaso. Se llega empero a teorías como las de Judith Butler de principios de los años 90, para quien “el género es performativo”, por lo que travestidos, transexuales e incluso heterosexuales disidentes buscarán romper la tradicional bipolaridad hombre-mujer. Construirán su propia identidad, fundamento teórico de la actividad de las “drag”, y que es la manifestación activa de los movimientos queer, cuyo fin es destruir el “orden heteronormativo”, como oportunidad de cambiar la sociedad radicalmente, al fin y al cabo.
Sin embargo parece que el recorrido de esta marginalidad sea limitado, por lo que la feminista socialista Donna Haraway con inspiración en películas como 'Blade Runner', defiende la clave está en la biotecnología como arma definitiva de liberación de la mujer, que ha de desvincularse del sistema natural de reproducción humana que la oprime… por lo que nada extraña que desde este punto de vista el actual Proyecto de Ley “del aborto” llame “paciente” a la embarazada, aunque ésta goce de un excelente estado de salud. Y es que el feminismo radical entiende, por supuesto, que la maternidad es algo que tradicionalmente viene oprimiendo a la mujer y de lo cual ésta ha de liberarse, como un mal que es. (Sin comentario).
La meta del cyborg es la fusión entre la cibernética y el organismo, pero para ello se hacen necesarias tres rupturas. La primera de ellas se da entre lo humano y lo animal. En este marco teórico se ubica el Proyecto Gran Simio que tanta jocundia suscitó y el bestialismo que algunos buscan enseñar como una opción perfectamente legítima. La segunda ruptura se daría entre los organismos y las máquinas y la tercera se produciría entre lo físico y el espacio cibernético virtual, que para la señora Haraway es lo no-físico. (de nuevo, sin comentario). Todo lo cual recuerda al mundo feliz de Aldous Huxley cuyos habitantes eran cyborgs seleccionados genéticamente e incubados mediante fecundación artificial por el Estado Mundial.
Nos hallamos sumidos en una triple crisis, y por este orden de importancia: de valores, institucional y económica… con muy difícil salida. Pero eso sí: hemos realizado gran parte de unas ideologías simplemente inconfesables, por lo que nunca se presentan con claridad, porque sus propios promotores las saben sencillamente invendibles. Y nosotros sin enterarnos…
Pues la semana que viene más: a por nuestras estrellas nacionales en la materia.
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