Lunes, 22 de Febrero de 2010
el joven que presuntamente mató a su madre, no creo que lo hiciera por ninguna causa vinculada a la violencia contra la mujer, sino porque padece una enfermedad psiquiátrica, "es un enfermo", y probablemente sus condiciones de vida (o no tomaba medicación, o no tenía ningún seguimiento) no eran precisamente las mejores para él. El hecho acaecido ha resultado tristísimo, pero de nada sirve ahora que las instituciones, tanto a nivel municipal, vecinal, o de otra índole, se rasguen las vestiduras. Este chaval, al igual que su madre, son dos víctimas de nuestra apatía, y de no saber hacer las cosas como se tienen que hacer, a pesar del mucho dinero que se maneja entre instituciones, lo mismo sociales que sanitarias.
Las personas que hemos vivido o vivimos cerca de personas con esta patología sabemos que:
1º- Estar conciencido para tomar la medicación adecuada representa el 50% de su calidad de vida.
2º- La buena disposición, al igual que un ambiente familiar tranquilo y distendido, unidos al cariño hacia ellos, representa el otro 50%.
Por lo que parece, la madre de este joven también padecía de problemas (o psicológicos o psiquiátricos), y ambos tenían que convivir juntos; a la vista de esto, decir que este chico, e incluso su propia madre, eran dos bombas de relojería, no es exagerar lo mas mínimo. Evidentemente, tanto la vida de esta mujer, como la de su hijo enfermo (con varios ingresos psiquiátricos) no ha sido un camino de rosas.
Y yo me pregunto, ¿Dónde han estado las personas o instituciones que debieran velar por esta persona enferma? ¿Por qué un joven al que se aparta de su madre para ser tuteado al cumplir los 18 años se le devuelve al lugar que no se consideraba adecuado para él anteriormente?, ¿Es que algunos siguen pensando que las cosas se arreglan solas? Lo que ocurre con nuestros pobres enfermos psiquiátricos es que muchos aún no se han enterado que su patología, en muchos casos -demasiados- es grave y crónica. Y como no se lo creen, tenemos a nuestros médicos psiquiatras diagnosticando y dándoles la medicación, y por otro las instituciones haciendo lo que pueden pero con muy poca coordinación e interacción entre ellos. Cada uno va por libre, y la calidad de vida de estas personas depende de todos. Así, presumimos de asociaciones de familiares, servicios sociales, de la sanidad, de las maravillosas charlas que se dan, de los maravillosos centros de día que creamos, pisos tutelados,.etc., pero a nadie le importa, o se pasa muy por encima, si el personal que los atiende está cualificado, si los programas responden a sus expectativas, si el personal aparte de supervisar, atiende su peticiones o los escucha. Así que, y según me comentó una auxiliar en el psiquiátrico, "se pasan la vida subiendo y bajando del hospital". ¡Alentador, realmente alentador! Creo que ya es hora de que la psiquiatría deje de ser la hermanita pobre de la sanidad y que la coordinación entre todos haga su aparición (enfermos, familia, centros, instituciones, etc.). Hoy por hoy, y muy a pesar de esos datos interesados de enfermos con trabajo e integrados (existen, pero son demasiado pocos), la gran mayoría no hacen ¡nada! No trabajan porque no hay voluntad de crear actividades a su medida. Porque a diferencia de otros colectivos con discapacidad, éstos son inconstantes, es difícil retenerlos muchas horas en una actividad, son poco productivos, y éste es el meollo de la cuestión
Así que a los que tienen suerte, se les aparca en los llamados "centros de día" subvencionados por Diputación, pero gestionados por otras asociaciones como puede ser AGIFES, donde hasta hace poco de tres ordenadores dos no funcionaban (tampoco los usaban demasiado) y donde hasta hace poco la biblioteca se cerraba por motivos "terapéuticos". Así que, aparte de ver muchos documentales, pasear y darles mucho, mucho tiempo libre para que se relacionen entre ellos (harto difícil, por cierto) pues poco más tienen nuestros enfermos si no es esperar a que ningún acontecimiento desencadene una crisis que les haga volver a ingresar. Y mientras tanto, millones de euros destinados a ellos bailan entre asociaciones e instituciones. ¿Para qué? Para que un pobre chaval que estoy segura quería muchísimo a su madre, igual que su madre lo querría a él, termine su relación de forma tan incomprensible como triste y violenta. Evidentemente, necesitaban ayuda; evidentemente, vivían rodeados de buenas personas; evidentemente, los servicios funcionan bien la mayoría de las veces, pero basta una vez que esto no sea así, para que lo incomprensible suceda. TODOS SOMOS CULPABLES.
Begoña J. Intxausti
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2010/02/22/opinion/cartas-al-director/no-se-trata-de-violencia-de-genero
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