Martes, 16 de Febrero de 2010
RAFAEL, de 39 años, y María, de 35, salieron juntos durante once años y comparten un hijo de 4 años. Apenas llevan un año divorciados, han rehecho sus vidas con otras parejas y a lo largo de todo el proceso de separación han recurrido al Servicio de Mediación Familiar del Gobierno de Navarra. "Cuando llegas a una situación así estás perdido. No sabes qué hacer. Nos queríamos separar pero queríamos lo mejor para el niño y entonces descubrimos casualmente la existencia de este servicio", explica Rafael.
"No hemos sido una pareja conflictiva ni de tirarnos los trastos, simplemente nos dimos cuenta de que la convivencia no funcionaba, que no podíamos seguir juntos pero que tienes un hijo en común; queríamos información y orientación". La pareja recurrió el mismo abogado para los dos, lo cual "ha sido todo un acierto para evitar que se produzca un conflicto de intereses".
En seis meses consiguieron la separación (octubre). Para cuando llamaron a la puerta de Kamira ya llevaban "un mes sin compartir techo", relata. La experiencia ha sido muy positiva durante las cinco sesiones que han necesitado para poner en un papel las cuestiones básicas de su separación. "Son grandes profesionales, no se meten en ningún momento en el proceso, en tu vida, te van aconsejando y dando pautas sobre los pasos a seguir porque normalmente uno tira para un lado, el otro para otro...", explica él, puesto que su pareja prefiere no hablar del caso.
Rafael y María han conseguido regular a través de un convenio todos los aspectos que les atañe para compartir un proyecto de futuro con su hijo. Ese convenio, que se ha gestado en Kamira, ha sido trasladado a su vez al abogado para tramitar el divorcio que refrenda el juez. "El convenio de separación, el régimen de manutención, el régimen de visitas... Teníamos una base bastante consolidada de comunicación que nos ha servido mucho. Hoy puedo decir que la relación con mi ex pareja es excelente", admite. Uno de ellos se ha quedado en el domicilio familiar y su pareja se ha comprado otra vivienda tras recibir la parte correspondiente. Ambos trabajan, lo que ha facilitado las cosas. "En cuestión económica no hemos tenido problema pero si cualquiera de los dos hubiera necesitado ayuda, la habría tenido sin ningún problema", asegura. El padre pasa 260 euros a la madre en concepto de manutención del hijo. Para ellos es triste ver cómo otras parejas se lanzan los trastos a la cabeza habiendo niños de por medio. "Generalmente cuando te separas entras en un conflicto de intereses en el que parece que quieres fastidiar a tu cónyuge, cuando el único perjudicado está siendo el crío", explica. Rafael no habla de régimen de visitas sino de "una vida compartida". "La custodia la tiene la madre pero yo lo veo dos días a la semana y un fin de semana de cada dos", explica. "Disfruto del niño, sé que he roto un núcleo familiar y mi hijo lo sabe, sabe que su papá no vive con su mamá, pero dentro de lo malo, el crío comparte tanto tiempo con su madre como con su padre, nos ve que tomamos un café, y que mantenemos una buena relación, que podemos estar los tres juntos; y está bien", asegura. "Yo tengo amigos que son padres separados y que sólo pueden ver a sus hijos el miércoles por la tarde, lo que me parece muy triste. El crío tiene un padre que debe estar con él porque va a crecer y va a tener una serie de dificultades en la vida, en el colegio, con los amigos, y necesita las dos figuras que tienen que tomar decisiones de forma conjunta", indica. Son conscientes de que su divorcio ha sido muy diferente a las historias que han vivido con otros amigos y conocidos. "Nosotros hemos pensado mucho en el niño, y yo creo que las leyes además están muy mal hechas porque el padre está completamente abandonado cuando te separas", indica Rafael. "Recomiendo el centro a todo el mundo que se vaya a separar. Son situaciones violentas y cada uno tiende a ver las cosas de forma egoísta y de pensar en uno mismo", apostilla.
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