Jamás ha sido condenado por ningún tribunal. Pero en la partida de nacimiento del Registro Civil de su hija aparece la expresión «violencia sobre la mujer». Lucha para limpiar ese documento
Día 11/07/2011
—¿Ha sido usted condenado por violencia de género?
—Nunca. Aunque llevo encima unas ocho denuncias y unos veinte procedimientos judiciales. Todo está resuelto con sentencias del tipo «resulta poco menos que imposible la declaración de la denunciante».
—Pues permítame que le diga que no entiendo por qué en la partida de nacimiento del Registro Civil de su hija aparecen la palabra «violencia» y «violencia sobre la mujer»…
—Dígamelo a mí. Ni mi hija, ni yo, hemos hecho absolutamente nada malo. ¿A cuento de qué nos meten a los dos en un Juzgado Penal?
—¿Está seguro que no es un error administrativo?
—No, no. Es así, puro sexismo. En España, en pleno siglo XXI, todo está orquestado para criminalizar al varón con el mero dedo acusador de una mujer. La juez María Sanahuja lo define como «una vulneración de derechos fundamentales que repugna», también de los derechos de los niños, les da igual.
—El caso es que usted, con la madre de su hija, sí tuvo problemas para ejercer como padre de la niña…
—Ni se imagina. Aunque lo verdaderamente injustificable es cada día que han privado a la niña del amor y cuidados de su padre.
—¿Qué razones se alegaron para que usted, padre de la niña, no pudiera verla?
—Aparte de varias falsedades de mal gusto, al principio sólo tuvo que inventarse insultos, y un supuesto «acoso», que consistía en que yo pedía ver a mi hija.
—¿Cuánto tiempo estuvo alejado, involuntariamente, de su hija?
—1.014 días consecutivos. Si no tienes detrás una familia, amigos, unos mínimos apoyos para afrontar el dolor, la impotencia… terminas volviéndote loco, o haciendo una locura.
—Insisto: si los tribunales nunca lo condenaron, ¿por qué se estigmatiza a su hija en un documento público?
—Es que todos estos atropellos son difíciles de creer. Cuando jueces valientes como Francisco Serrano, o Gemma Vives, lo denuncian públicamente, la ideología «de género» en el poder los silencian con su rodillo de censura e intimidaciones.
—En cualquier caso no deja de ser chocante que un problema entre dos afecte a un tercero que nada tiene que ver en el asunto…
—Los niños son los grandes perjudicados, y ni siquiera hace falta un enfrentamiento entre dos; basta con que la madre quiera separaros. Las políticas «de género» sólo aumentan la conflictividad y la injusticia. La lucha de sexos les resulta rentable, y la promueven.
—¿Qué relación tiene actualmente con su hija?
—Espléndida. El poco tiempo que estamos juntos, feliz. De todo este despropósito, la batalla crucial ha estado en no perder su corazón. Y por ahí vamos bien.
—¿Tuvo problemas alguna vez para que su hija lo identificara sentimentalmente como su padre?
—Buff… Problemas de todos los colores. Denuncias reiteradas, órdenes de alejamiento insustanciales, traslado a 2.000 kilómetros, meses en paradero desconocido…
—Quiero decir: ¿alguna vez se sintió rechazado por la niña o su hija se extrañó que de buenas a primeras su padre apareciera en su vida?
—Pues también. Desgraciadamente. Las psicólogas han recogido comentarios escalofriantes de la niña, cuando ni siquiera me conocía. Fueron necesarias varias sesiones jugando con ella, sin revelarle que yo era su padre. Ver a un hijo sometido a algo así es terrible.
—¿Cree que toda esta dolorosa situación puede haber afectado emocionalmente a su hija?
—(Asiente con la cabeza) Lo más importante es procurar que le afecte lo menos posible. No es nada fácil cuando tienes que luchar contra los elementos, contra concepciones machistas y hembristas, y tratar con la sinrazón.
—¿Tiene planeada vacaciones con su hija?
—¡Sí! De hecho, ahora está conmigo por primera vez en verano. Han sido dos años durísimos, volando a las islas en fines de semanas alternos, a veces para jugar dos horas con ella y volver, pero ha dado sus frutos. Ahora el niño soy yo, jugando y riéndonos cada día.
—Su petición de que se elimine de la partida de nacimiento de su hija la expresión «violencia sobre la mujer», ¿en qué situación está?
—La magistrada del Registro Civil la denegó. Presenté una carta de recurso y ni siquiera han contestado. Acudiré al Defensor del Menor y a otras instancias.
—¿Entiende que las leyes sexistas están hoy por encima de los derechos de los niños y los derechos Humanos?
—Eso lo saben hasta las radicales «del género». Lo más sincero que me han contestado es «pagáis justos por pecadores». Lo «paga» mi hijita de 5 años. Te sueltan algo así, y se quedan tan tranquilas.
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