¿Donde están las feministas, tipo Leire Pajín, Bibiana Aído o Carla Antonelli? ¿Dónde están que no se las oye? Sí, estas féminas, prestas a saltar como leonas en celo cuando Alfonso Guerra se refirió a Trinidad Jiménez como la señorita Trini, parece que la lengua se la ha comido un gato ante los exabruptos de un cacique, de un malencarado de primera división que se hace llamar Casimiro Curbelo, curiosamente compañero de partido de las susodichas -El silencio de las feministas-.
Este personaje, infecto y abyecto donde los haya, no sólo se conformó con protagonizar un turbio incidente en la noche madrileña, sino que haciendo gala de un machismo salvaje, de exhalar poder por todos los poros, aseguró que él nunca había pagado, con perdón, por putas y que él se meaba encima de todas ellas.
No es de extrañar que este político, senador del PSOE, se haya expresado en estos términos ante unas señoritas que ejercen su trabajo de la manera más honrosa posible porque a los policías que le detuvieron les ha deseado lo peor, que si ojalá se muriesen de un cáncer, que les iba a hacer la vida imposible, que si eran unos fachas y que, cómo no, estaban poco menos que abducidos por el PP para montar esta campaña de descrédito.
Independientemente de la investigación y de las consecuencias judiciales que pueda tener el señor Curbelo por sus destrozos en un local de alterne, en compañía además de su hijo, que también tiene la boca muy sucia y la mano muy larga, habrá que ver si las asociaciones en defensa de la mujer salen a presentar también una denuncia contra este personaje por todas las barrabasadas que ha dicho de ese grupo de féminas.
Y es que, planteo yo, ¿no estaremos categorizando a las mujeres por cuestión de su profesión? o, mejor dicho, ¿no estaremos estableciendo una doble vara de medir donde, si es uno del PSOE el que dice todas esas barbaridades, entonces hacemos como que no hemos oído ni escuchado nada?
Hasta hace unos meses hemos tenido en España un Ministerio de la Igualdad, integrado ahora en Sanidad. En determinadas comunidades autónomas se derrochan los millones en absurdos observatorios de la Igualdad, se hacen campañas en contra de la violencia de género, pero nadie ha dicho ni media ante los ataques machistas y retrógrados de este senador, ¿a qué estamos esperando?
Sinceramente, no sólo sobran sujetos inmundos como Curbelo, sino vagas redomadas al estilo de la Pajín, Aído, Antonelli o todas esas feministas de tres al cuarto de las islas Canarias que aún no han abierto su boca para denunciar la actitud cateta y salvaje de un representante del Archipiélago. ¡Así nos va!.
http://www.periodistadigital.com/opinion/politica/2011/07/18/silencio-feministas-pajin-aido-curbelo-casimiro-sauna.shtml
Este personaje, infecto y abyecto donde los haya, no sólo se conformó con protagonizar un turbio incidente en la noche madrileña, sino que haciendo gala de un machismo salvaje, de exhalar poder por todos los poros, aseguró que él nunca había pagado, con perdón, por putas y que él se meaba encima de todas ellas.
No es de extrañar que este político, senador del PSOE, se haya expresado en estos términos ante unas señoritas que ejercen su trabajo de la manera más honrosa posible porque a los policías que le detuvieron les ha deseado lo peor, que si ojalá se muriesen de un cáncer, que les iba a hacer la vida imposible, que si eran unos fachas y que, cómo no, estaban poco menos que abducidos por el PP para montar esta campaña de descrédito.
Independientemente de la investigación y de las consecuencias judiciales que pueda tener el señor Curbelo por sus destrozos en un local de alterne, en compañía además de su hijo, que también tiene la boca muy sucia y la mano muy larga, habrá que ver si las asociaciones en defensa de la mujer salen a presentar también una denuncia contra este personaje por todas las barrabasadas que ha dicho de ese grupo de féminas.
Y es que, planteo yo, ¿no estaremos categorizando a las mujeres por cuestión de su profesión? o, mejor dicho, ¿no estaremos estableciendo una doble vara de medir donde, si es uno del PSOE el que dice todas esas barbaridades, entonces hacemos como que no hemos oído ni escuchado nada?
Hasta hace unos meses hemos tenido en España un Ministerio de la Igualdad, integrado ahora en Sanidad. En determinadas comunidades autónomas se derrochan los millones en absurdos observatorios de la Igualdad, se hacen campañas en contra de la violencia de género, pero nadie ha dicho ni media ante los ataques machistas y retrógrados de este senador, ¿a qué estamos esperando?
Sinceramente, no sólo sobran sujetos inmundos como Curbelo, sino vagas redomadas al estilo de la Pajín, Aído, Antonelli o todas esas feministas de tres al cuarto de las islas Canarias que aún no han abierto su boca para denunciar la actitud cateta y salvaje de un representante del Archipiélago. ¡Así nos va!.
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