Otra “flotilla de la libertad” parte para Gaza. Los soldados israelíes la interceptan. La flotilla es tocable, Israel es intocable, vive gracias a nuestro complejo de culpabilidad por lo que les ocurrió a sus habitantes con Hitler. Existen además porque controlan centros de finanzas claves en el mundo. Pueden nacer nuevos países en Europa cuando se trata de desmembrar para ganar mercados o cargarse tentativas de edificar en Los Balcanes una Serbia socialista marxista. Pero Palestina debe seguir ahí, humillada, igual que en Marruecos la República Árabe Saharaui Democrática. La monarquía marroquí es intocable, como las satrapías de Arabia Saudí. Al contrario les ocurre a los presuntos criminales de guerra de Los Balcanes, esos deben someterse a un juicio donde todo el pescado está vendido de antemano pero los dirigentes de Arabia Saudí, de los Emiratos Árabes, de Guinea, de Marruecos, esos son amigos, no tocables.
Ahora vamos con algunas personas intocables y tocables. Los Botín debían dinero al fisco desde la segunda guerra mundial, al menos. Pero depositan casi 300 millones de euros y aquí no ha pasado nada. En la web www.solidaridad.net puede leerse:
“Durante los años 1988 y 1989 (…), el Santander manejó cerca de medio billón de pesetas de dinero negro, que provenía de fuentes financieras más o menos inconfesables (...) El banco entregó al Fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120 millones de pesetas. (...) A tal efecto, no dudó en declarar como titulares de las cesiones a personas fallecidas, emigrantes no residentes en España, ancianos desvalidos, trabajadores en paro, familiares de empleados del banco, antiguos clientes que ya no mantenían relación alguna con la entidad, etcétera. Según informaba el diario El País el 27 de mayo de 2008, para defenderse de la acusación de supuestos favores a ese banco, el ex ministro de economía Rodrigo Rato, presentó un escrito de la ex-Secretaria de Estado de Justicia y posteriormente Vicepresidenta del Gobierno de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, “en la que ésta pidió el 25 de abril de 1996 que se cursaran al Abogado del Estado ‘instrucciones’ sobre su actuación en el caso de las cesiones de crédito”, concretamente, pidiendo que no se dirigiera “acción penal alguna por presunto delito contra la Hacienda Pública, contra la citada entidad bancaria o sus representantes”. Gracias a lo cual, Botín ni siquiera fue juzgado por esas actuaciones, a pesar de que la acusación solicitó para él 170 años de prisión y una multa de 46,2 millones de euros, además de una responsabilidad civil de 84,9 millones de euros por el perjuicio causado con su actuación a la Hacienda Pública”.
Botín se pavonea por ahí y se ríe de todos con sus tirantes rojos. Pertenece a un estamento superior, es como el Inca al que no se le puede mirar a los ojos. Crea muchos puestos de trabajo y eso le da patente de corso, literalmente, o sea, un permiso del Estado para campar a sus anchas por los mares de las finanzas. Ahora Rubalcaba le quiere poner un impuesto pero para eso el camaleónico político ya habrá hablado con el propio Botín y eso si es que llega a la Moncloa porque ahora le toca al PP, el sistema tiene ya el recambio preparado: de huevo pasado por agua a huevo duro. El menú cambia pero la base no.
También Murdoch sostiene que crea muchos puestos de trabajo, 53.000 para ser más exactos. Por eso llega a Londres y desarrolla la pantomima democrática y la maniobra leninista: un paso atrás (cierro News of the World y renuncio a comprar el 100 por 100 de BSKyB) y dos adelante: quedo como un demócrata y ya volveré a la carga cuando el pueblo olvide, que lo hace pronto. Luego, el magnate regresa a Estados Unidos. Nada, ni una responsabilidad civil subsidiaria, de modo que su hijo James, conocido por sus presiones incluso en persona a los medios de comunicación, está al pie del cañón en Inglaterra, llevando los intereses de News Corporation allí pero ni él ni su padre sabían nada ni tienen responsabilidad legal en las escuchas telefónicas ilegales a miles de ciudadanos. Son intocables.
Más cerca de nosotros, el torero Ortega Cano no es que sea presunto, es que iba ebrio y conduciendo a más velocidad de la adecuada cuando chocó de frente con un señor que iba haciéndolo correctamente. Muere el inocente y el infractor sobrevive. Los abogados del ex torero le piden al tribunal que su cliente sea juzgado como un ciudadano cualquiera. Esto es lo vergonzoso: que haya que solicitarle tal extremo a un tribunal aunque sea como estrategia de la defensa porque denota que el que tiene poder e influencias sale con puntos de ventaja en relación con los demás. Eso le pasó a Farruquito y no se puede decir bien alto porque es gitano y si se dice se puede estar originando odio hacia los gitanos, como si la gente fuera absolutamente idiota y no supiera distinguir entre gitanos y gitanos.
Por el contrario, el juez Francisco Serrano ya ha sido empapelado. Le tenían gana porque les estaba aplastando las tetas a las feministas con informes y contra-informes donde ponía de relieve la desigualdad de la llamada ley de igualdad. De manera que han aprovechado un posible despiste del señor Serrano para colársela. Ay, los procedimientos, por ahí, por ahí, actúan los mediocres de este país llamado España. Por ahí agarraron los facinerosos a Garzón y lo colgaron en la plaza pública.
En mi artículo anterior hablaba de cómo determinadas actuaciones políticas terminaban por sembrar y consolidar el hastío entre la ciudadanía. Aquí tienen ustedes otras que despiertan impotencia, desvalimiento, depresión colectiva, un mecanismo a través del cual se domina.
http://www.diariobahiadecadiz.com/detalle-noticia-13059
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