Reunión de los lunes
martes, 25 de agosto de 2009
Cuando se mal utilizan las leyes y se manipulan las emociones
LA LUCHA DE LOS PADRES SEPARADOS
De aquel padre separado, que aparecía cada 15 días para salir de paseo o de compras, se ha pasado en forma creciente a papás que, aunque no vivan con los hijos, diariamente los llevan al colegio o por las tardes les ayudan a hacer tareas, desmitificando la imagen del ancestral padre autoritario.
Cargan con una pesada mochila sobre la espalda, que en ocasiones atormenta su caminar, debido a que responsabilizan a sus ex mujeres de manipular la Ley de
Violencia Intrafamiliar y de privarlos de acercarse a sus hijos.
Son hombres separados, divorciados o distanciados a la fuerza de sus hijos, quienes sacan la voz y recurren a abogados con la intención de demostrar que sus ex parejas, amparándose en normas de la Ley de Violencia Intrafamiliar, los obligan a abandonar la casa, y peor aún, a cumplir medidas cautelares que les impiden acercarse a sus hijos mientras se prolonga la investigación por los hechos de los cuales son acusados.
"Si los padres viven separados, a la madre le toca el cuidado personal de los hijos". Así lo dispone el artículo 225 del Código Civil, manteniendo la idea original, de 1855, que a la mujer le corresponde cuidar a los hijos en caso de una separación. Desde entonces, muchos cambios se han vivido en la sociedad chilena.
De acuerdo con un estudio realizado por la Escuela de Sicología de la Universidad Católica de Chile, uno de cada tres niños se cría sin la presencia permanente del padre, debido a que en nuestro país la ley concede a la madre la tuición de los niños en caso de que la pareja se separe y sólo permitía al progenitor visitar a su hijo, generalmente los fines de semana.
Recién en la última modificación del Código Civil, y con la Convención de los Derechos del Niño, aparece que el padre tiene el derecho y obligación de mantener una relación directa y permanente con su hijo.
Eso sí, el cuidado personal de los hijos toca a la madre, siempre y cuando esta última no tenga causales graves que impidan hacerse cargo de sus descendientes. Lo anterior significa que el padre puede solicitar al tribunal de Familia la tuición.
El caso más claro en que ello ocurre es el abandono del menor o desnutrición, entre las principales. Incluso la ley faculta al juez a conferir la tuición a una tercera persona, si el padre no acredita ser idóneo para asumir esta responsabilidad.
MAGINA ZEGPI PONS, ABOGADA
“Las leyes son mal utilizadas”
La abogada Magina Zegpi, en diálogo con La Tribuna, reconoce que efectivamente observa en su quehacer cotidiano cómo muchos hombres recurren a la justicia con la intención de demostrar que sus ex mujeres manipulan la Ley de Violencia Intrafamiliar, llegando inclusive a acusarlos de abusos sexuales en contra de sus hijos. “Lamentablemente, debo decir que muchas mujeres, con el fin de evitar el contacto de sus hijos con el padre, mal utilizan la ley y solicitan la aplicación de medidas cautelares y con ello, alejan al padre de los hijos”, subrayó.
Al intentar buscar explicación a dicha conducta, dice no encontrar una respuesta coherente. “No me explico el daño que le provocan a sus hijos, con este distanciamiento que hacen hacia los padres. Los hijos necesitan la imagen y el contacto con ambos padres para lograr un desarrollo pleno, los hijos no son un objeto de la madre o del padre. Es un ser humano en formación, con derechos”.
A su juicio, se mal utiliza una ley con un propósito distinto para lo cual fue creada, vulnerando los derechos para quienes realmente sí son vulnerados. “No es que yo esté defendiendo a los padres, sino que me gustaría que las cosas se equilibraran y no se vulneren los derechos de quienes efectivamente requieren de la aplicación de la ley, que pierde credibilidad al ser abusada y mal empleada”.
CRIANZA DE HIJOS
“En materia de derecho de igualdad-familia, no hay ningún estudio que diga que las mujeres somos las únicas capaces de criar a los hijos. También hay hombres que lo son”, sentenció de manera categórica la abogada, al argumentar que no se puede partir de un estigma contra los varones, de que, por el solo hecho de ser mujer, se es buena madre.
Mencionó que por su desempeño profesional, conoce de casos que se repiten, en que muchas mujeres abandonan su hogar, dejando al marido y a los hijos. “Y hoy día esa mujer que abandona el hogar no le gusta que la demanden de alimentos ni menos que le regulen visitas con sus hijos. Simplemente se van y estiman que ello no implica obligaciones, pese a contar con independencia económica”.
Hasta hace unos años, era el hombre el que se iba de la casa y la mujer quien lo demandaba de alimentos y pedía que se regularan las visitas los fines de semana o cada 15 días, pero al cambiar el escenario, los hombres no denuncian ni menos demandan medidas económicas.
“De 200 demandas, dos son de hombres hacia mujeres. Sin embargo, tengo conocimiento de muchos casos en que son los padres los que están a cargo de sus hijos y asumen los costos en su totalidad”, expresó Magina Zegpi.
Agregó que a un hombre que demanda a una mujer por alimentos, le cuesta mucho, antes de llegar a los tribunales. “Se siente ridiculizado, y peor aún, si de por medio ha existido violencia física en su contra de parte de su mujer”.
A LOS GOLPES
Las mujeres maltratadoras pueden ser tan agresivas como los hombres, pero la diferencia está en que la mujer denuncia el maltrato, el hombre en cambio, se avergüenza y teme ser víctima de burlas, siendo lo peor del panorama familiar, que en muchas ocasiones son los hijos los testigos directos de la violencia entre sus padres, con los consiguientes efectos que indudablemente repercuten en su vida con el paso del tiempo. Cuando se escapa de las manos y del control, muchas parejas cesan su convivencia, con lo que empieza una lucha por las pensiones de alimentos, entre otros aspectos legales.
Puntualmente, es en estas circunstancias, que reconoce Magina Zegpi, es que algunas mujeres tienden a manipular, restringiendo o concediendo las visitas de los hijos, dependiendo de la suma de dinero que esté dispuesto a dar, y el hombre a su vez restringe el dinero para que la mujer ceda, y ¿qué pasa con los hijos?
Los hijos se entristecen, bajan su rendimiento escolar, cambian su comportamiento. De ahí, un salto a la delincuencia, a las drogas, al alcohol o a las profundas depresiones por negarse a la posibilidad que sus padres ya no estén juntos.
Hay casos patológicos, en que ante la desesperación por no ver satisfechas las pretensiones, las cónyuges o convivientes denuncian abusos sexuales en contra del padre, como una forma de venganza y alejarlo así de sus hijos.
Para la abogada angelina, desgraciadamente esta mal utilización del sistema, no sólo colapsa a los Tribunales, sino a todos los organismos involucrados en la investigación de tales denuncias, haciendo perder a la larga credibilidad en las mismas y perjudicando con ello a aquellas victimas reales de violencia intrafamiliar o de abusos sexuales, haciendo una justicia lenta e inoperante para los casos que sí son reales.
Insiste en la necesidad de saber manejar los conflictos familiares por cuanto por una discusión no puede hacerse una denuncia por violencia doméstica y a los tres ó cuatro días estar arrepentido de ello. “Al hacer la denuncia, se pone en movimiento todo el sistema judicial, y se dictan medidas cautelares que afectan a toda la familia, especialmente a los hijos que ven cómo a su padre lo sacan con la fuerza pública, son hechos que se graban en la mente de los niños, que marcan, como las mismas agresiones”.
En tal sentido, llama a obrar con madurez y honestidad, saber distinguir de una discusión a un daño emocional y no manipular a los hijos, que son seres en formación, que repetirán la historia. No manipular las leyes, que pierden su credibilidad, no manipular a los Tribunales, que colapsan y no pueden cumplir la función para la cual fueron creados
http://www.diariolatribuna.cl/noticias.php?p_id=17885
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