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miércoles, 19 de agosto de 2009

Sexismo es racismo. Las británicas se hartan del erotismo machista

Protestan en la calle contra las publicaciones y espectáculos impúdicos y reconocen que la liberación feminista sólo ha luchado por equiparar los salarios.
17-08-09 Santiago Mata
El feminismo nunca lo ha tenido tan difícil. Gran Bretaña está arruinada por la cultura porno y toda una generación es esclava de una agenda sexista”. Son los titulares de un extenso reportaje publicado el 5 de agosto en The Times por Janice Turner. Las feministas británicas reconocen su fracaso y aseguran que en buena medida ha sido su propio discurso pseudoliberador y hedonista —el mismo que en España se pregona desde el Gobierno y la cultura dominante— lo que ha hecho que cada vez las mujeres sean más un objeto en manos de los hombres.

Ahora las feministas, relata Turner, atacan y llenan de pintadas los quioscos de prensa en las estaciones de metro londinenses —el incidente al que se refiere ocurría en Liverpool Street—, recogiendo firmas para exigir que revistas como FHM, Nuts, Zoo, GQ o Loaded, sean reclasificadas como pornografía y se vendan en los lugares correspondientes, lejos del alcance del público general.



Algo más al sur, en New Cross, grupos de “madres, jóvenes y también hombres” se manifiestan en una glorieta pidiendo el cierre de un bar que ofrece espectáculos de desnudo femenino a bajo precio. Desde 2003, los bares británicos pueden ofrecer estos espectáculos sin pedir una licencia específica. Así, han surgido más de 300 clubes que han llevado la pornografía al corazón de las ciudades británicas, y ahora la población se revela.

“¿Por qué callaron las feministas, perdiendo esta batalla?”, se pregunta Turner. Una de las pruebas de la decandencia, para ella, es que cuando se pregunta a las jóvenes qué opinan sobre estos bares, no reflexionan sobre la moralidad o sobre si es degradante para las mujeres. Sólo preguntan si les pagan adecuadamente. Una década de prosperidad económica ha permitido a las mujeres alcanzar la igualdad económica. Ese era el objetivo del feminismo. La liberación consistía en tener dinero para ir de compras. En opinión de la columnista norteamericana Maureen Dowd, “el narcisismo ha reemplazado al feminismo”.


G-20 femenino


La periodista del Times asegura que el sexismo ha llegado a ser moneda tan corriente que este año, el orden de preferencia en los horarios de la pista central de Wimbledon, en el torneo femenino, se adjudicaron en función de lo atractivas que fueran las tenistas y no de lo bien que jugaran. Es normal que una chica deje a otra en Facebook, a modo de piropo, el siguiente mensaje: “Estás tan buena que te violaría”. De las jóvenes entre 20 y 30 años con las que Turner se ha reunido para tratar estos asuntos, apenas hay quien se considere feminista, porque asocian feminismo a lesbianismo radical. Además, están convencidas de que “hemos ganado todas las batallas”.

No opina así la ministra de Mujer e Igualdad, Harriet Harman, vicepresidenta del Partido Laborista y presidenta de la Cámara de los Comunes. A principios de mes, Harman pidió que se convoque un G-20 femenino, siempre que se reúna el que considera dominado por los hombres, para decir bien alto que “no se puede dejar a los hombres que hagan las cosas a su manera”. Incluso uno de sus colegas de gobierno la criticó por sus “excesos feministas”.


Sólo las jóvenes de Object denuncian la manipulaciónde la mujer en los medios de comunicación y la industria pornográfica
Para Turner, la presencia en la política de mujeres como Harman es irrelevante, puesto que se ha impuesto el criterio de que el capital por el que se juzga a las féminas es su cuerpo. “Hace 20 años, ningún comentarista se habría atrevido a hablar (públicamente) sobre el aspecto de la primera ministra Thatcher o sobre su forma de vestir”. Hoy, mientras Harman lucha porque las víctimas de violaciones reciban mejor trato judicial, lo que se comenta en la prensa es “su chillante chaqueta y sus extrañas gafas de color magenta”.


Sumisión


Las jóvenes han asumido tan pacíficamente su papel que, según Turner, más de 25.000 usuarias de la red social Bebo llevan en su alias el prefijo “guarra”, según los estudios de Jessica Ringrose, experta en educación a la que cita Turner. Un análisis del lenguaje revela incluso que apenas se menciona el placer femenino: “Si antes en Inglaterra el sexo era algo que los hombres hacían a las mujeres, ahora es algo que las mujeres hacen para los hombres”, concluye la columnista del Times. Estar a la altura de esa exigencia es, según la psicóloga Suzie Orbach, lo que ha disparado entre las jóvenes los trastornos alimenticios.

En opinión de Turner, la pasividad ha llegado a causar en las mujeres casi un retraso mental: “En la última década, no se ha publicado ni un solo libro feminista influyente en Gran Bretaña. Quedan viejas voces subversivas, marginales y ridiculizadas. Sólo las jóvenes de Object (object.org.uk) se atreven a pelear por esta causa”, denunciando la manipulación de la mujer en los medios de comunicación y la industria pornográfica, sin por ello derivar en la guerra contra lo masculino o la exaltación de lo feo.


“Igualdad de oportunidades para todos” frente a ideología de género


La Ley de Igualdad (Equality Bill) promovida por Hartman está siendo discutida en el Parlamento británico. La ministra de Mujer e Igualdad pone el énfasis en que combatirá todo tipo de discriminación “incluida la discriminación por edad, e introducirá la transparecencia en el mercado laboral, como clave para superar la diferencia de salarios por razón de género”.

Se ha temido que la ley de Hartman implique la discriminación positiva de gays, personas de color, etc., y los obispos católicos de Gran Bretaña temen que pueda llevar a una retirada de crucifijos con excusa de evitar “molestar” a los ateos. Pero tal como la presenta Hartman en su página web (harrietharman.org) está muy lejos del radicalismo de leyes semejantes en España o en el Parlamento Europeo. De hecho, una de sus finalidades principales es simplificar: reducir a una sola ley más de 100 reglamentos actualmente existentes. Entre los puntos principales que destaca Hartman no se ve la obsesión por lo femenino:
- Prohibir la discriminación por edad en la provisión de alimentos, servicios y cargos públicos, salvo que vaya en beneficio de los ancianos, como los bonos de transporte gratuitos.
- Acciones positivas que permitan a los empleados influir para que sus empresas y organizaciones sean más representativas.
- Permitir a los partidos políticos que sigan reservando cargos en exclusiva para mujeres, más allá de 2015.
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