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lunes, 18 de octubre de 2010

«A mi ex marido, ni el cenicero»

17.10.10 -  CELESTINO J. VINAGRE
MÉRIDA.
Las pugnas entre parejas en los procesos de divorcio propician reclamaciones poco comunes.
Los divorcios provocan disputas judiciales hasta por los objetos más nimios
Abogados y jueces tramitan separaciones que no se resuelven amistosamente por exigencias extravagantes
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«Llevo 23 años de ejercicio y te digo que lo que he visto y veo en los procesos de divorcios es más triste que una telenovela. Cuando me jubile escribiré un libro». La frase lapidaria es de una abogada emeritense, Olivia Novillo-Fertrell Fernández, una de las principales profesionales de la región en cuestiones legales relacionadas con disputas de familia. Rosalía Perera, colega de Badajoz con quince años de experiencia, asiente: «Nunca te dejas de sorprender por la tozudez de algunas personas que rompen sus parejas y deciden seguir caminos diferentes. Meten, a veces, tanto sentimientos de revancha en los objetos que se disputan, que el acuerdo es casi imposible». El caso en el que una mujer pacense ha llegado hasta el final del tortuoso camino judicial para conseguir la custodia de un perro frente a los deseos de su ex compañero ejemplifica algunas situaciones infrecuentes o, sencillamente, casi surrealistas vividas en demandas de divorcio en Extremadura.
Historias hay para contar y no parar. Algunas parecen de ciencia ficción porque realmente el punto de fricción entre los miembros de un ex matrimonio no era le pugna por objetos de valor sino baratos, pero han sido narradas por algunos de los abogados de familia que más casos acumulan en la región.
En Badajoz, por ejemplo, Rosalía Perera reseña que nunca olvida como una mujer estaba con su ya ex marido de acuerdo en todo a la hora del proceso de liquidación de bienes de la pareja menos en una cuestión: un cuadro. Mejor dicho, una lámina de Salvador Dalí, la de su famoso Cristo de San Juan de la Cruz, que la compró por poco más de 7 u 8 euros. La enmarcó tras casarse y la puso en la cama del dormitorio del matrimonio.

Irracionalidad

Tras romperse la pareja, la señora no quería perderla de ninguna manera. «Me dijo que no podía admitir que ese cuadro se lo llevase su marido, lo colocase en otra habitación donde, ahora, se acostaba con otra mujer. Al final hubo acuerdo, y no llegamos a juicio pero costó, vaya si costó», concluye la letrada.
Perera recuerda que, sin embargo, el juez si tuvo que pronunciar la última palabra en otra pugna poco frecuente de un matrimonio en trámites de separación. Uno de los dos exigió una mantelería lagarterana, que, subraya Perera, no tenía excesivo valor económico pero sí sentimental lo que propició que no hubiese acuerdo en el reparto de este bordado.
Marisa Tena, nacida en Helechal, una pedanía dependiente de Benquerencia de La Serena y afincada en Mérida desde hace años, narra, como abogada de familia, dos asuntos «raros». De un lado, intentar poner de acuerdo a una pareja para un régimen de visitas...a los perros que tenían antes de divorciarse. «¡Y se peleaban por minutos de quince minutos arriba o abajo!», clama con sorpresa, la misma que muestra cuando cuenta como un cenicero modesto se convirtió en una declaración de guerra en toda regla.
«En la demanda de divorcio los dos lo reclamaban. Era un regalo de boda y los dos se lo disputaban porque, me lo confesaron, demostraba quién tenía más amigos. El que se quedara con él, era como decir que su dueño tenía más amigos que su ex pareja», confirma Tena. «Este es el problema de los procesos de divorcio. Muchas veces por encima del valor económico de lo que se pone en el reparto está lo personal, hay empecinamiento, irracionalidad y frente a eso es más difícil luchar con argumentos jurídicos. En el caso del cenicero se resolvió porque después de tres meses de peleas se rompió y dije que había que hacer frente a los gastos de su reparación a partes iguales. Nadie quiso», relata.
El abogado placentino Juan Carlos Conejero incide en que los tiempos han cambiado las materias de discusión. «Hace diez años la gente se peleaba por el vídeo o el equipo de música. Ahora lo hacen por un DVD, un home cinema o un perro. También llevé un caso por la custodia de un perro lo que pasa es que fue amistosa la resolución. La mujer lo quería a toda costa y cedió de tal forma a las pretensiones del marido que para ello tuvo que dejarle el piso», señala.

Más que perder

Conejero comenta que los puntos de fricción más habituales ahora y que ya no resultan tan excéntricos tienen que ver con las hipotecas. «La gran preocupación es quien paga la hipoteca del piso, si hay que dejar de pagarla y que el banco se lo quede o de si hay que venderlo. Se discute más por eso que, por ejemplo, la pensión alimenticia de los hijos», expresa Conejero.
«Cuanto más jóvenes sean los que se separan, más fácil de llegar a acuerdos. Los hombres suelen llegar antes a esos acuerdos porque tienen las de perder en juicio. Soy una mujer y afirmo que más de una mujer quiere sacar tajada con la sensibilidad que hay por la violencia de género y se aprovecha judicialmente de sus ex maridos sin fundamento», subraya con contundencia Olivia Novillo-Fertrell, una abogada cuya cartera de clientes es mayoritariamente masculina.
«Algunos firman lo que sea por no llegar a juicio. Pero, en estos casos, y en general, recomiendo que las decisiones no se tomen en caliente», finaliza Rosalía Perera. Un divorcio, concluyen todos los abogados consultados, es un trauma que hay que encauzar con sensatez, algo que no siempre existe.
 
ALGUNAS DISPUTAS LLEVADAS AL JUZGADO EN CASOS DE DIVORCIOS
MÉRIDA
Un despertador corriente, digital, provocó que una ex pareja no llegara a un acuerdo final
MÉRIDA
Un juez tuvo que decidir a quién le pertenecía un azucarero de metacrilato comprado en un 'chino'
BADAJOZ
En el reparto de bienes se incluyó una mantelería lagarterana que los dos querían a toda costa
BADAJOZ
La obsesión de un chico por quedarse con la caña de pescar prolongó su proceso de divorcio
PLASENCIA
Ante la exigencia de quedarse con el perro, una mujer renunció al piso en favor de su ex
BADAJOZ
En el inventario final de bienes estaba una lámina del Cristo de Dalí que no valía más de 7 euros

LAS REFLEXIONES
MARISA TENA ABOGADA DE MÉRIDA
«Hay mucha cerrazón a la hora de ponerse de acuerdo por el ánimo de revancha. El juez tiene que decidir muchas cosas que no deberían llegar a él. He tenido el caso de una pareja que, durante tres meses, se peleó por un cenicero que era regalo de boda. El conflicto se acabó gracias a que se rompió».

ROSALÍA PERERA ABOGADA DE BADAJOZ
«Les digo a los clientes que no soy psicóloga. Muchos vienen a llorar, a quejarse de lo que ha hecho su pareja, a desahogarse y yo les contesto que soy su abogada y para eso les puedo ayudar. Lo básico que les aconsejo es que no tomen decisiones en caliente, que entren en razón, aunque no es fácil a veces»..
http://www.hoy.es/v/20101017/regional/marido-cenicero-20101017.html

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