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sábado, 16 de julio de 2011

Cuando la víctima es él

Un joven vecino de Palma ha contado con una orden de protección a su favor que prohibía a su exmujer acercarse a él, después de haberla denunciado reiteradas veces por amenazas y acoso el pasado verano
Antonio R., de 32 años, denunció a su exmujer en varias ocasiones en 2010 por amenazas y coacciones. manu mielniezuk
Domingo, 10 de Julio, 2011
B.PALAU "Es una situación muy lamentable. Cuando explico lo que me ha ocurrido en estos dos últimos años no deja de darme un poco de vergüenza, pero es lo que es". Antonio R., de 32 años y vecino de Palma, ha contado con una orden de protección a su favor que impedía a su exmujer aproximarse y comunicarse con él. En el verano de 2010, vivió un calvario tras ser acosado y amenazado por su expareja, tal y como denunció reiteradas veces ante la Policía Nacional. "Solicité la orden de protección en varias ocasiones. En la Policía, algunos agentes no sabían cómo actuar. No están acostumbrados a que la víctima sea un hombre. Se mostraban extrañados e incluso me dijeron una vez que para los hombres no había orden de protección. Y también es muy difícil explicar esta situación, porque es muy desagradable y frustrante", se lamenta el joven.
Su historia es inaudita. Antonio lo sabe. "A veces no me han creído, pero es lo que es", insiste resignado. "Después de pedir el divorcio, mi exmujer entró en mi casa sin que yo me enterara y se escondió en el armario. Le sonó el móvil y me la encontré allí. Luego, intentó tener relaciones sexuales pero yo no accedí. Entonces, se puso a llorar y se mostró violenta. Me quitó el teléfono, no me dejaba salir de casa y me pegó un mordisco en la espalda", indica el hombre, representado por la letrada Rosa Martínez. Este episodio y otros incidentes ocurridos el pasado verano los denunció en la Policía Nacional en Palma.
Una sentencia corrobora su versión. El juez condenó a la sospechosa a varias penas de multa como autora de una falta de amenazas, otra de coacciones, daños y lesiones. Según se declara probado, la mujer amenazó a Antonio en junio de 2010 con un cuchillo en su domicilio, en Palma; poco después, el 26 de julio de 2010, ella se personó en el centro de trabajo del perjudicado, una sucursal bancaria de la ciudad, y empezó a vociferar inquiriéndole por el hijo que ambos tienen en común, por lo que el hombre la condujo al exterior y allí conversaron. El 13 de agosto, la sospechosa se introdujo en casa de Antonio "por medios ignorados" y, una vez en el interior, se escondió en un armario, según detalla la sentencia. Luego, su teléfono móvil sonó y el hombre la descubrió. Acto seguido, la mujer le propuso mantener relaciones sexuales, pero él se negó y ella pretendió "mediante la coacción" desnudarle, según el juez. Al final, el perjudicado trató de avisar a la Policía sacando su teléfono, pero su exesposa se lo arrebató, lo lanzó contra el suelo, dejándolo inservible, y también le mordió en la espalda, lo que le ocasionó lesiones. La víctima al final pudo pedir ayuda por el balcón.
Además de estos hechos, Antonio R., denunció otros episodios violentos que se sucedieron en agosto y también en noviembre de 2010. "En una segunda ocasión, cuando dormía solo en mi habitación, me la encontré al lado en la cama. Estaba tumbada a mi lado. Se me insinuó pero yo no accedí y se puso violenta", señala el hombre, que actualmente tiene la guarda y custodia de su hijo. Ante las continuas denuncias contra su exesposa, un juzgado de Palma finalmente le concedió una orden de protección en la que se prohibía a la mujer acercarse y comunicarse con él. El juzgado acordó adoptar estas medidas ante "el evidente riesgo objetivo de que se sigan produciendo tan desagradables situaciones", según el auto.

Noviembre de 2010

El último caso en el que la mujer supuestamente volvió a personarse en su domicilio se produjo en noviembre de 2010, pero esta vez acabó en una sentencia absolutoria. Según el fallo, la denunciada estuvo en casa de Antonio el 18 de noviembre, pero no resulta probado que entrase en el inmueble en contra de su voluntad y que le arrebatase el móvil y le impidiese salir del domicilio durante una hora. La sentencia destaca que el relato fáctico del denunciante resulta "sorprendente", ya que "parece fácil que sin necesidad de usar la fuerza contra la mujer hubiera podido evitar que la denunciada entrase en el domicilio por la puerta", si bien tampoco es convincente la tesis de la mujer, por lo que se echa a faltar la versión de algún testigo.
Esta sentencia ha sido ratificada. "No sé cómo podía evitar que ella entrara en casa porque yo llevaba a mi hijo en brazos y no la podía tocar porque sino, ella me denunciaba a mí", asegura el joven. "La Policía me recomendó mirar por la mirilla antes de salir de casa", añade apesadumbrado.
Aunque ahora la situación se ha calmado, Antonio, de origen gallego, no puede olvidar los problemas que tuvo con su pareja. Después de casarse en Madrid, el matrimonio se trasladó a Palma a mediados de 2008 con su hijo. "Al cabo de un año empezaron los problemas. Ella no atendía al niño. Venía a casa de noche en mal estado. Me dijeron que se dedicaba a la prostitución, encargué un informe a un detective y, al descubrir su doble vida, decidí divorciarme. Luego, ella me cedió la custodia del niño y en el verano de 2010 se incrementaron las amenazas", apunta el hombre.
Pero ahí no acabaron los problemas. "Ella me denunció por abusos sexuales a mi hijo. El médico dijo que no había nada y el caso fue archivado. Entonces, se abrió una investigación contra ella por denuncia falsa", añade Antonio. Un auto judicial confirma que la causa por abusos fue sobreseída al no haber ningún tipo de indicio, solo la declaración de la denunciante "que no se sostiene", y por el contrario el denunciado sí demostró que ella llevaba una doble vida, por lo que existen indicios de un "ánimo torticero" en la conducta de la mujer. El juzgado archivó el caso y ordenó deducir testimonio a la denunciante para que sea investigada por un presunto delito de denuncia falsa.

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