Sábado, 21 de Enero, 2012
Tan sorprendente como cierto. El abogado de esta joven confirma que lleva un año sin poder ver ni comunicarse con sus hijos. Esperando a que se tomen medidas judiciales para que se le asigne la guarda y custodia de su niña de once años y el pequeño de cinco, a los que su padre secuestró durante la visita de un fin de semana. La denuncia cursada entonces, a la que unió otra por maltrato contra quien ha sido su pareja durante más de una década, el padre de sus hijos, vecino de Salamanca, cayó en saco roto. La resolución judicial le remitió a la vía civil, donde el asunto permanece sin resolver.http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2012/01/21/madre-espera-ano-orden-judicial-ver-hijos/574162.html
El letrado explica que «el juez, cuando existe una denuncia penal, no adopta medidas sobre los hijos de la pareja hasta que no determina si existe o no delito» y se abre el procedimiento civil a tal fin, momento en el que se encuentra este caso, retrasado también porque «inicialmente a ella se le denegó el abogado de oficio, al estimar que el caso debería llevarse desde Salamanca». Y a pesar de que los dos menores estaban escolarizados en Zamora y vivían en esta ciudad con su madre desde hacía un año aproximadamente.
Finalmente el letrado logró que se reconsiderara el asunto e intervinieran los juzgados zamoranos. Ahora el juez ha concedido tres días a la expareja de la joven para que nombre un abogado y se persone en la causa en la que se dirimirá con qué progenitor vivirán los niños.
El miedo a represalias por parte del padre de sus hijos mantiene en el anonimato a esta joven madre que ha decidido hacer pública su terrible situación personal, sumida ya en un estado de auténtica desesperación y depresión, a través de su madre. «Mi hija está hecha polvo porque no puede ver a los niños», explica esta mujer, también separada de un marido que la maltrató durante años y del que puso distancia viniéndose a vivir a Zamora con sus hijos. Entiende perfectamente el calvario por el que ha atravesado su hija y que no cesa, «la ha amenazado con venir a matarla por haberse separado de él». Una actitud que ha terminado con el rapto de los pequeños, a los que su padre mantiene alejados e incomunicados de su exmujer. «Mi hija sólo ha logrado hablar con la niña un par de veces» pero escasos minutos porque la abuela sostiene que la familia paterna la tiene amedrentada, «la madre de mi exyerno y su hermana controlan» todo y «también han amenazado a mi hija, que vivió con su marido y con ellas que la maltrataron desde el principio. Han llegado a venir a Zamora a buscarla. Él en los primeros años la quería y se portaba bien con ella hasta que encontró a otra», asegura su exsuegra.
Durante un año, ella y su hija han estado esperando que la justicia tomara cartas en el asunto: solo consiguieron «una sentencia por maltrato en la que a mi exyerno se le condenó a ocho días de arresto domiciliario y se le prohibió aproximarse a mi hija. Para ella se dictó una orden de protección, pero a los tres días se la quitaron». Esta decisión coincidió en el tiempo «con la desaparición de los niños», expone la madre de la joven que lucha por recuperar a sus pequeños. La desesperación es tal que, la abuela de los niños pide a la justicia que, «si no se los devuelven, por lo menos que pueda verlos».
Por terceras personas saben que el menor de cinco años «no come, está fatal porque echa de menos a su madre. Por favor», clama la abuela, «que le den algún tratamiento psicológico. A ve si les pueden atender de algún modo porque les va a dar algo. La niña tiene asma y no puede pasar disgustos». Al parecer, los hermanos «viven con la abuela y la tía paternas», ya que el padre mantendría una relación «con otra mujer con la que tiene otro hijo de cinco años».
«Nos vemos entre la espada y la pared porque a esa familia no le importa nada», prosigue la abuela, quien dice «temerles porque son violentos. Ya han venido a Zamora para agredirnos, pero tuvimos la suerte de estar trabajando y no pudieron localizarnos».
Su hija comenzó la convivencia con su ex pareja con 14 años en Salamanca y, tras doce bajo el mismo techo en los que hubo malos tratos, decidió en 2009 venirse a Zamora con su madre. «Él no puso «peros», le pedía que volviera y venía a verla». En ese primer año de separación, la joven regresó a Salamanca en dos ocasiones pero finalmente optó por separarse.
Hasta hace un año, su excompañero sentimental se trasladaba a Zamora para ver a sus hijos sin que la familia de ella sospechara que tuviera la intención de llevárselos algún día con él a la ciudad charra.
En febrero del año pasado, continúa relatando la abuela materna, «los niños no regresaron de Salamanca de pasar el fin de semana con su padre. Pusimos una denuncia en la Comisaría de Zamora diciendo que se los habían llevado, pero nadie ha hecho nada, no se los han devuelto a mi hija, y eso que los niños están empadronados y escolarizados aquí».
Una relación de doce años
La joven inició la convivencia con su compañero sentimental cuando tenía 14 años en Salamanca. La pareja tuvo dos hijos, una niña que de once años y un niño de cinco, con los que la mujer decidió en 2009 abandonar el domicilio conyugal tras sufrir episodios de maltrato y descubrir, según denuncia, que el hombre mantenía otra relación con una mujer con la que tiene un tercer hijo, también de cinco años.
Intentos
En el primer año de separación, el hombre venía a Zamora a visitar a la joven residente en la capital, quien en dos ocasiones regresó con él a Salamanca para, finalmente, volver a la capital zamorana con sus hijos. Los pequeños veían a su padre fines de semana, sin que se plantearan mayores problemas.
Sin regreso
Desde la última ocasión en la que el padre se llevó a sus hijos ha transcurrido un año, tiempo en el que la madre no ha podido ni verlos ni comunicarse con ellos. La joven denunció el rapto de los pequeños en la Comisaría de Zamora, «pero nadie hizo nada» y los menores continúan con su progenitor. El caso llegó al Juzgado, donde la mujer denunció por malostratos a su expareja, a la que se impuso una orden de alejamiento, otra de protección para la joven y ocho días de arresto domiciliario para el denunciado. A los tres días la sentencia se anuló.
Agilización
La mujer lleva un año esperando que los tribunales resuelvan su caso para recuperar a sus hijos o, al menos, poder verlos.
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