26/ago/11
Si recurrimos a García Márquez para resumir lo que pasó entre Dominique Strauss-Kahn y la camarera Nafissatou Diallo, en el hotel Sofitel de N.Y., tendríamos que concluir que todo el lance amoroso mantenido por ambos se redujo a un polvo de gallo. Con esta expresión, el premio Nobel de Literatura define en sus obras las relaciones apresuradas; lo que aquí llamaríamos un metisaca.
El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, hijo del secretario de Estado USA en la época de Jimmy Carter, retiró los cargos contra el ex presidente del Fondo Monetario Internacional. Concretamente, el defensor público indicó que Kahn había tenido con la mucama "una relación apresurada". Un polvo de gallo.
Lo cual no hace sino refrendar las tesis de los abogados del político francés. Uno de ellos, Benjamín Brafman, defendió la de una "ausencia de juicio pasajera, sin intención criminal" y añadió que "hay una gran diferencia entre una relación sexual y una agresión sexual. Abundando en lo mismo, lanzó una volada: "Un hombre no se reduce a una ausencia de juicio pasajera".
El garantista sistema americano no creyó a la camarera, porque la trincó en varios renuncios; uno de ellos, la conversación con un amigo desalmado, a quien le confió que iba a sacarle las perras al aguerrido sesentón francés, porque era una celebridad. Ahí, en esa conversación que fue grabada porque al otro lo estaba siguiendo la pasma, cavó su propia fosa.
¿Qué hubiese ocurrido en España? Cualquier cosa, dependiendo del juez que entendiera el caso. Con la legislación española en la mano, y parece lógico, se tiende a creer a las presuntas víctimas, que en ocasiones no son tales. Hay jueces que tiemblan ante las denuncias por malos tratos, tantas veces falsas, urdidas por mujeres despechadas y por abogados sin ética. Pero es verdad que en la inmensa mayoría de las ocasiones se trata de hechos constatados, cometidos por sinvergüenzas que deben acabar en la mazmorra. Está también claro que en este país se producen muertes de personas, fundamentalmente mujeres, a manos de sus parejas, ante la pasividad o la ineficacia de quienes tendrían que protegerlas. Y si echamos un vistazo a las estadísticas, y sin ninguna otra connotación intencionada, muchas de las víctimas y de los agresores no son españoles.
Quizá la nota filosófica la haya puesto una agente inmobiliaria francesa llamada Beatrice Clairay, de 47 años, que vive a 100 metros de donde residía hasta ahora Strauss-Kahn. Dijo Beatrice: "Él debería aprender a seducir mujeres de una manera más elegante".
La imagen del toro desnudo abalanzándose contra su víctima convenció a la policía, que detuvo a Kahn, pero no al fiscal. En todo caso, un polvo de gallo. A Nafissatou le queda escribir sus memorias y forrarse. A él, ser presidente de Francia. Todos ganan.
http://www.eldia.es/2011-08-26/ULTIMA/10-polvo-gallo.htm
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