Armenia - Quindío, Miércoles, 31 Ago,2011
En los últimos años han aumentado considerablemente los divorcios y muchas de las parejas que rompen su vínculo conyugal tienen hijos menores de edad. Una de sus más grandes preocupaciones es pensar ¿qué pasará con los niños?, ¿cómo se tomarán las decisiones sobre su cuidado y educación?, ¿con quién vivirán?Ciertamente uno de los aspectos más espinosos del divorcio, radica en decidir qué será lo mejor para los hijos; si van a quedarse al cuidado de uno de los padres la mayoría del tiempo o si van a permanecer periodos iguales con cada uno, es decir, custodia compartida. No hay una fórmula mágica para resolver esto y aunque tengamos la mejor intención, hay una cuota de dolor que inevitablemente todos ponen.
El divorcio es una decisión con un alto impacto, que los padres tienen que tomar considerando ampliamente sus consecuencias. Una vez adoptada es importante, aun en medio de las dificultades, encuentren la forma de asegurar el bienestar de los hijos.
Tras la ruptura matrimonial los niños se ven obligados a pasar por cambios que no desean ni eligen, como vivir sin uno de sus progenitores, pasar menos tiempo a su lado, traslados, nuevas normas de convivencia o vivir en casas distintas. Por su parte, los padres deben ir aprendiendo su rol de divorciados, y, además del ajuste personal que genera este cambio, enfrentarse al temor de perder el control sobre la formación de sus hijos, a que otras personas interfieran o bien, a que en algún momento el otro padre cambie las condiciones y el acceso al niño sea restringido. También causa gran inquietud el impacto que tenga en la estabilidad de los niños la nueva situación.
Por esta razón, el proceso de ajuste a este doloroso hecho depende del manejo que se haga de varios aspectos:
1. El apoyo incondicional de los padres
Los padres son el soporte y los modelos de los hijos. Son ellos quienes deben brindar el soporte y el cariño que necesitan los pequeños. Los adultos deben asegurar a los niños que siguen a cargo de su bienestar y seguridad. Igualmente deben asumir la totalidad de la carga que implica la separación. Como se expresa de manera coloquial se es ex pareja pero no ex papás.
2. Manejar las emociones
Las emociones fuertes y contradictorias son parte del proceso de separación tanto para padres como para hijos. Los padres deben encontrar los medios para expresarlas y tratarlas de manera sana, de tal forma que puedan equilibrar sus sentimientos y pensamientos y no sobrecargar a los niños con sus emociones. Cuando ellos se sienten incapaces de enfrentar la situación o perciben que los niños están muy afectados por la misma, es importante buscar ayuda profesional que les de orientación y les proporcione alivio emocional.
3. Dar ejemplo en el manejo de la situación
El niño toma como modelo a sus padres, de tal forma que su comportamiento, en relación con la separación, depende en mucho del modo como estos manejen sus reacciones. Aunque el divorcio siempre es un cambio que afecta a los niños, estos pueden aceptarlo más adaptativamente si sus padres son responsables con sus manifestaciones de rabia o frustración, frente a los niños. Si los ayudan escuchándolos y los acompañan incondicionalmente durante el proceso entenderán que a pesar de las dificultades y de los cambios todo se puede convertir en oportunidades.
4. Mantener la autoridad
Aunque pueda resultar difícil para los padres en medio del proceso de separación, llegar a unos acuerdos básicos sobre las normas de convivencia, beneficia de manera importante a los niños. Saber qué se espera de cada uno, genera estabilidad y contribuye a crear una rutina que ayuda a enfrentar los nuevos cambios. Mantener la autoridad como padre le da a los niños certeza y seguridad.
5. La presencia activa de los padres
Divorciarse no significa dejar de ser padres, por esto uno y otro deben hacer concesiones que seguramente les supondrá mantener el contacto con la ex pareja, pero es esencial que ambos continúen desempeñando su rol guiados por el amor a los hijos.
La participación de ambos padres, en la vida de los hijos es clave para ayudarlos a asumir la separación. Para los niños resulta muy beneficioso que el padre con el que viven facilite el diálogo con el otro. Esto permite mantener el contacto con sus hijos, propiciar los encuentros, definir las citas o acordar los tiempos que pasarán juntos.
6. Entender que los cambios toman tiempo
Los padres no pueden obligar a que los niños acepten fácilmente cambios drásticos, por eso es importante que la comunicación entre padres e hijos sea abierta y honesta, que al niño se le brinden las herramientas para afrontar las nuevas situaciones a las que se verán expuestos, y que los adultos entiendan que este es un proceso de ajuste gradual que se va superando.
Reseña: Libro Algo pasa en casa, el divorcio de mis papás. Autores María Elena López y Gloria Mercedes Isaza.
inteligenciafamiliar@gmail.com
Por: María Elena López Jordán
Psicóloga de Familia
http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-tiempo_de_familia__el_divorcio_y_su_impacto_en_los_ninos-seccion-General-nota-35183.htm
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