Nochebuena con o sin juez

Juan Luis / Pavón 24.12.2009 - NI el día más pacífico del año está carente de manifestaciones. Y a fuer que la de hoy está justificada. Si pasan a mediodía por la Puerta de Jerez y ven a un grupo de papanoeles, no es un reclamo para comprar regalos, son padres de verdad. Claman contra las denuncias falsas por maltrato y a favor de la custodia compartida. Y su héroe no es un galán de Hollywood sino el juez Francisco Serrano, el más mediático de Sevilla y el único que ejerce la libertad de disentir respecto al dogma políticamente correcto que considera únicamente víctimas a las mujeres y sólo villanos a los hombres.

El binomio Nochebuena-Navidad es el periodo más doloroso para los padres de verdad que no pueden estar con sus hijos salvo que lo imponga un mandato judicial. Y se haga efectiva la sentencia, que es otro hueso duro de roer en la inoperante maquinaria judicial. En nuestras páginas han tenido cabida el calvario que sufren sevillanos como José Antonio Santos y Miguel Ángel Torres, absueltos de las denuncias falsas puestas contra ellos por sus ex parejas y madres de los que también son sus hijos. Años de mentiras, de repudio familiar y social porque sobre el hombre pesa en estos casos la presunción de culpabilidad (en buena medida por los bestias que aplican la ley de la maté porque era mía), de alejamiento forzoso respecto a sus hijos, de exasperante lentitud judicial para buscar el amparo y, cuando la verdad se abre paso con timbre de sentencia firme, la injusticia no se extingue porque las delatoras pilladas en su felonía se resisten a perder el control sobre los niños y a éstos les han hecho durante años un lavado de cerebro para que no quieran a su padre ni deseen estar con él. Y, a pesar de los pesares, quieren ejercer la paternidad, en lugar de acomodarse a una vida de cosas de hombres. Enhorabuena.
Francisco Serrano no es Don Perfecto porque en su curriculum como juez de familia le han enmendado la plana varias veces desde instancias superiores a la hora de dar o quitar custodias, como en el caso Iván y Sara. Pero tiene razón al abrir el debate nacional sobre la grave conculcación al derecho de presunción de inocencia que se perpetra con el aval de la Ley de Violencia de Género. Hay hogares en los que Papá Noel no entra por culpa de Mamá Noel. Sean pocos o muchos los casos, son tan condenables como las barrabasadas masculinas. Tengamos la guerra de los sexos en paz y su corolario de machismos y feminismos excluyentes.