30/05/2010 carmen tapia león
«La custodia compartida es la situación ideal, pero casi imposible en la práctica porque en la mayoría de los casos los progenitores pasan del te quiero al te odiaré para toda la vida y esa relación nunca es buena para los hijos». Así de claro lo tienen los dos jueces de Primera Instancia del 3 y del 4 de León, José Manuel Soto y José Enrique García, por cuyas manos pasan al año una media de doscientos procesos de divorcio.
En los despachos de los juzgados queda patente la dificultad de establecer un convenio regulador, «si hay una especial conflictividad en la pareja, una custodia compartida no es fácil de llevar a efecto», sostienen los jueces. Si la relación es buena, la colaboración en la educación de los hijos no tendría que ser un asunto que tuvieran que decidir los jueces, «si las partes son suficientemente maduras para separar sus problemas de la educación de los hijos, la custodia compartida es beneficiosa, pero en los juzgados vemos que las parejas discuten absolutamente por todo, por eso no creemos que sea la situación más adecuada para los hijos».
La custodia compartida está recogida en el código civil desde el año 2005 y se plantea en el 20% de los procedimientos contenciosos, que representan el 10% de los divorcios. «¿Pero habría que ver por qué se pide?», deja caer entre cifra y cifra el juez José Enrique García que sospecha que si la vivienda no estuviera atribuida a la custodia, disminuirían aún más las peticiones de custodia compartida. «La atribución de la casa es un tema sangrante porque se está prolongando el uso de la vivienda a unos 25 años, es como expropiar a un hombre de su casa», apunta el juez Soto.
Vivienda . Los dos magistrados están de acuerdo en que debería excluirse de las custodias la atribución de la vivienda. «La custodia tiene unas consecuencias muy importantes en otros efectos del divorcio, como es el uso de la vivienda y el aspecto económico», explican, «en la mayoría de los casos sospecho que en las peticiones de custodia compartida hay intereses que nada tienen que ver con el deseo de convivir con los hijos», afirma el juez García que sostiene que, de entrada, hay una mala definición del concepto «compartida», «lo que pretenden los que defienden la custodia compartida» -”dice-” «no es compartir sino repartir los días», por eso apoya la tendencia a aumentar el tiempo que el progenitor no custodio puede estar con sus hijos «el régimen establecido para los progenitores no custodios en la actualidad se acerca mucho a lo que se considera custodia compartida porque suman casi catorce días al mes»... «son los padres los que tienen la responsabilidad de fomentar una situación de diálogo, pero no lo hacen. Vemos permanentemente peticiones por impago de pensiones, por incumplimiento de régimen de visitas, tanto por parte de la madre como del padre. La custodia compartida no es posible si los padres no tienen una buena relación».
Aragón acaba de aprobar la Ley de Igualdad ante la ruptura de convivencia, también conocida como Ley de Custodia Compartida, la primera en España. Los jueces de León se preguntan: «¿Cómo lo hacemos, dejamos al niño en la casa y son los padres los que rotan cada seis meses o un año?, ¿es el hijo o la hija el que rota cada cierto tiempo en distintas casas?. No creemos que estas medidas sean buenas para el desarrollo y la felicidad de los hijos».
«El derecho de familia es un derecho muy especial, estamos hablando de algo tan importante como la felicidad de un hijo, que trasciende de las paredes de un juzgado, es un problema de los padres», afirma el juez Soto, «cuando me dicen que no pueden pagar la pensión alimenticia yo les digo a los padres que a mí no me quitan nada, que se lo quitan a sus hijos».
La realidad es que las madres reciben el 99% de las custodias y los padres cada vez más reclaman este derecho. «En León hay muchas parejas de funcionarios. Los dos trabajan las mismas horas, con sueldos parecidos y los padres dicen que tienen tanto derecho como las madres a tener la custodia. En el 90% de los casos los dos están perfectamente capacitados para ser padre o madre custodio», dice el juez Soto. «En treinta años de divorcio, la familia ha cambiado mucho y eso plantea nuevos retos, los hombres están cambiando sus roles, cada vez son más los que parti cipan en e l cuidado de sus hijos, lo que no ocurría antes»
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=531103
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