Denunciar a la persona que comete un acto de violencia de género es una de las herramientas existentes para seguir trabajando en la erradicación de una lacra que sigue muy presente en la sociedad actual. La aprobación a finales del año 2004 de la nueva ley de violencia de género elevó a delito muchos de los supuestos antes tipificados como falta para dar mayor respaldo jurídico a las víctimas, que se veían desprotegidas cuando los agresores eran condenados a simples multas. Sin embargo, a pesar de esa mayor cobertura legal, no todos los actos de violencia machista acaban siendo denunciados.
Informes de la Dirección General de Violencia de Género y Asistencia a Víctimas de la Junta de Andalucía y del Consejo General del Poder Judicial reflejan que en el primer trimestre del 2013 las denuncias por malos tratos contabilizadas en Córdoba más que duplican la cifra registrada en el mismo periodo del año anterior, al pasar de las 197 del 2012 a las 421 de este año. Este incremento contrasta con la tendencia descendente que se venía produciendo en los últimos años en la provincia, ya que si se comparan las denuncias registradas en el 2008 con las 2012, fueron un 21% menos, al pasar de las 1.488 que hubo hace 5 años a las 1.174 del 2012.
A pesar de la subida existente este año, este mismo informe recoge un dato negativo, que el 85% de las víctimas mortales de violencia de género registradas en el 2013 en Andalucía (2 en Córdoba y 5 en el resto de la comunidad) no había denunciado previamente a su agresor. La vicepresidenta de la delegación en Córdoba del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental y especialista en la atención a víctimas de violencia de género, Carmen Salido Fernández, expone que "parece evidente que si una mujer sufre malos tratos lo inmediato es que los denuncie. Pero no es tan sencillo".
ESPECIALIZACION "Detrás del paso de denunciar existe un largo proceso de concienciación y fortalecimiento personal por parte de la víctima y de información, apoyo y acompañamiento por parte de expertos en la materia. El trabajo de estos profesionales no se ve, pero implica la coordinación entre fuerzas de seguridad, medios policiales, sanitarios, sociales, psicológicos, jurídicos, entre otros, y requiere que estos especialistas comprendan que la decisión de denunciar supone para las víctimas un proceso psicológico complicado", indica Salido.
"La crisis económica ha hecho mella también en este ámbito, disminuyendo las ayudas económicas y restringiendo servicios a estas mujeres. Si ya era difícil para las víctimas denunciar, ahora muchas tienen más dificultades y mucho miedo de enfrentarse al futuro, para separarse y poder vivir solas o con sus hijos independientemente del hombre que las maltrata", destaca la vicepresidenta de los psicólogos cordobeses. Salido precisa que "muchas de estas mujeres mantienen una gran dependencia no solo económica, sino también emocional, respecto a sus maltratadores. De ahí, que les cueste denunciar".
"Apreciamos una disminución progresiva, a lo largo de los últimos años, en las consultas que víctimas de violencia de género, efectúan a los despachos privados de psicólogos y de juristas. Debido a la crisis, muchas mujeres que sufren malos tratos de sus parejas no inician un proceso de separación, que les va a costar dinero si no se ha interpuesto una denuncia. Pero es que muchas de estas víctimas no se acaban de animar a denunciar por la dependencia económica y emocional citada antes", señala Carmen Salido.
CAMBIOS "Cuando acaben las vacaciones y los niños vuelvan al colegio sí se producirá un incremento de consultas por parte de las víctimas, ya que en el verano se suelen producir situaciones de verdadero riesgo por la mayor convivencia", añade esta experta. Carmen Salido, que también es psicóloga del Instituto Andaluz de la Mujer en Córdoba, detalla que "no existe un perfil medio de víctima de violencia de género, ya que en el IAM se atiende a mujeres de todas las edades, condiciones sociales y diferentes niveles de formación". "El porcentaje mayor de mujeres que pide asistencia se encuentra entre los 21 y 50 años. De las mismas, un 57% tiene una relación de pareja y convivencia; un 43% está en una fase de relación de expareja o de ruptura, ya sin convivencia. Pero habría que subrayar que cada vez llegan más a las consultas jóvenes menores de 20 años. Hasta tal punto está bajando la edad de las chicas atendidas, que el Instituto Andaluz de la Mujer ha presentado un programa de atención psicológica para menores de 14 a 18 años, que sufren o han padecido violencia de género por parte de sus parejas o exparejas", recalca Salido. "La conciencia de este problema es muy baja o nula entre las adolescentes, por lo que suelen ser llevadas a la fuerza por sus progenitores. Cuando se dan estos casos, trabajamos primero con los padres de las posibles víctimas. Los atendemos psicológicamente y les damos pautas para relacionarse con sus hijas y poder empezar a afrontar el problema", añade la vicepresidenta de los psicólogos cordobeses.
El Instituto Andaluz de la Mujer atendió gratuitamente durante el pasado año a 93 víctimas de violencia sexual en Córdoba y a 683 en Andalucía. El instituto ha obtenido desde hace 10 años 373 sentencias, el 79% con resultado condenatorio para el agresor. El IAM desarrolla otros programas de atención a víctimas y familiares, subvenciones, programas de inserción laboral y ofrece una red de atención integral y acogida.
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