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jueves, 10 de noviembre de 2011

Niños-tiranos después del divorcio

Jueves, Noviembre 10, 2011
En un artículo de Natalia Vitela publicado en Impre.com explica, a través de las afirmaciones de diferentes especialistas, la dinámica familiar que se da para que los niños y niñas después de un divorcio se conviertan en tiranos, apoyados inconscientemente por sus progenitores.
La autor explica que cuando los excónyugues no transitan el duelo después del divorcio adecuadamente, la guerra entre las dos partes en conflicto provoca que los hijos se aprovechen de la situación para obtener “beneficios” que a largo plazo los perjudicarán.
Lilia Joya, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM asegura que cuando los padres están peleados, los hijos saben que es más fácil que les cumplan sus caprichos, puesto que ambas partes intentan compensar su miedo a perder el afecto de los hijos o el sentimiento de culpa a través e la permisividad y de los regalos.
Paulino Castells, especialista en pediatría, neurología y psiquiatría, autor de Los Padres No se Divorcian de sus Hijos (Aguilar), escribe que muchos padres separados atiborran a sus hijos con regalos y con toda clase de complacencias, como manera de atenuar su sentimiento parental de culpa por el poco tiempo que creen les dedican y por el sentimiento de autoculpabilización por la separación en sí. Custodio o no custodio, muchos progenitores caen en este comportamiento.
“El progenitor con la custodia, porque ha de pasarse muchas horas fuera de casa para sacar adelante a la familia, y el progenitor no custodio, porque le han adjudicado pocas horas para estar con los críos. De esta manera “justifican” sus gastos en juguetes y demás caprichos. Otras veces es una forma de ganarse al niño y conseguir que esté a su lado y sienta alegría de visitarlo o salir a pasear con él.
“Los padres custodios se quejan a menudo de la posición cómoda de los otros padres no custodios que acostumbran consentirle todo al niño y dejarle hacer lo que quiera y, que luego, cuando regresa a su casa, le es difícil manejarlo, dado que aumentan sus conductas de rebeldía, desorden e irresponsabilidad”, indica.
Joya señala que los progenitores se vuelven condescendientes y permisivos. Les compran a los hijos todo lo que les piden y dejan que rompan las reglas. Por ejemplo, pueden ver televisión el tiempo que deseen y tienen la posibilidad de acostarse a la hora que quieran… Los adolescentes obtienen permisos para llegar tarde a casa, su propósito es tener menor vigilancia.
Éstos últimos incluso suelen amenazar a los padres que no les cumplen lo que desean diciéndoles que se irán a vivir con el papá que sí acceda a sus peticiones. “Ésta es su arma de control”.
En el artículo, María del Carmen Pereda Barrios, pedagoga por la Universidad Panamericana, explica que los hijos se vuelven manipuladores porque están enojados, frustrados y tristes por la separación de sus papás.
Joya menciona que los papás deben estar conscientes de que conceder todo a los hijos es contraproducente: “Violentan las normas sin importarles nada. Dejan de adquirir respeto hacia los otros. Aprenden caminos cortos y malhabidos para obtener beneficios. No entienden que las cosas se obtienen mediante el esfuerzo y el trabajo”.
Estos chicos y chicas, en la edad adulta, tienen mayores dificultades para encontrar trabajo porque no saben cumplir con las reglas, así como establecer relaciones de amigos y de pareja.
“Aprenden que las relaciones humanas son de explotación no de afecto. No conocen los parámetros de lealtad, de solidaridad”, alerta.
Afirma que en casos extremos pueden presentar trastornos de la personalidad sociopática. “Son personas que introyectan normas de ningún tipo y atentan contra los otros sin ningún sentimiento de culpa”, señala la psicóloga.
Las especialistas coinciden en que es muy importante que las parejas entiendan que se separan como pareja no como padres y esto implica cumplir con su función como tales.
“Como padres tienen que seguir manteniendo un frente común ante los hijos y las normas que rijan a los hijos deben ser similares y deben estar acordadas”, menciona Joya.
Pereda Barrios agrega que los papás tienen que entender que independientemente de que estén juntos o no deben ser guías de sus hijos. “Son formadores de carácter y valores”, y para esto es fundamental propiciar la comunicación y buscar ayuda terapéutica.
Paulino Castells, autor de Los Padres No se Divorcian de sus Hijos, refiere en su libro que el terapeuta familiar Salvador Minuchin da la clave para identificar al niño tirano: “Cuando un tirano de 25 kilos aterroriza a la familia entera, se debe suponer que tiene un cómplice.
Para que un tirano que no se eleva un metro del suelo sea más alto que el resto de los miembros de la familia, es preciso que esté subido sobre los hombros de uno de los adultos. En todos los casos se puede suponer con certeza que los (padres) se descalifican uno al otro, o como mínimo están en desacuerdo sobre la manera de educar al niño, lo que le confiere al tirano una posición de poder dentro de la familia’”.
http://www.feriadeldivorcio.com/2011/11/08/ninos-tiranos-despues-del-divorcio/

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