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sábado, 19 de mayo de 2012

El género masculino no existe

Sábado, 19 de Mayo, 2012

Jesús Royo Arpón

Profesor de Lengua en Barcelona.
martes, 08 de mayo de 2012, 12:36
El género masculino no existe (y III)
Dos amigos recordaban un viaje: “Para el visado, tardaron quince días”, dice uno. “Y quince noches”, puntualiza el otro. “El primer día no salimos del hotel”. “Ni la primera noche”, dice el puntualizador. “Aún faltaban cuatro días para zarpar”. “Y cuatro noches”. Etcétera. Me imagino la cara de pasmo del narrador digamos “normal”. Y la cara de satisfacción del redicho puntualizador. Como broma, puede ser genial: me recuerda al “y dos huevos duros” de los hermanos Marx. Pero en el caso que cuento, no tendría maldita la gracia. Pues bien, la “puntualización de género” con que nos machacan los políticos es exactamente lo mismo, pero encima revestido de “políticamente correcto”, o sea, con ínfulas de lección moral. Decir “ciudadanos y ciudadanas” es la misma tontería que “días y noches”.
La explicación es clara: la palabra “día” significa dos cosas: “24 horas” y “las horas de luz”, normalmente 12. El día se compone de día y noche. Lo repito: el día (significado 1) se compone de día (significado 2) y noche. ¿Y en qué difieren 1 y 2? Muy sencillo: en la luz solar. Día-1 no tiene en cuenta el rasgo “luz solar”: es un término “no marcado”. Día-2, sí. Igual que “noche”: son términos “marcados”. Siempre que aparece “día” junto a “noche”, pasa a significar día-2, o sea las horas de luz, por ejemplo “los días son aburridos, pero las noches son animadas”. Si no se opone a “noche”, “día” significa normalmente las 24 horas, sin referencia a luz u oscuridad: “diez días de cárcel”. Pues exactamente lo mismo con la marca de sexo: “ciudadanos” no tiene marca de sexo, por eso incluye a varones y hembras. Si oponemos “ciudadanos y ciudadanas”, en ese momento introducimos el sexo -perdonen ustedes la cruda expresión- y pasamos a ser ciudadanos varones y ciudadanos hembras. El político o sindicalista que se ve obligado a este tipo de expresiones es como el cansino puntualizador de “días y noches”. Pobrecico.
Pero el militante del “lenguaje no sexista” replica que el abuso está en que se tome precisamente el término masculino (ciudadanos) para referirse a la totalidad, englobando a los elementos femeninos (ciudadanas), que de esta forma quedan marginadas, encubiertas, borradas. Y yo ahí niego la mayor: “ciudadanos” no es masculino, sino “término sin marca de sexo”. Es un substantivo de los que hemos llamado tipo A, que es muy diferente. En la expresión “viajeros al tren” no hay marca de sexo. En “viajeras” sí se incluye el femenino, igual que la palabra “noche” incluye “oscuridad”. Lo cual nos lleva a una conclusión: en castellano, el sexo femenino aparece mucho más que el masculino: lo vimos en el artículo de Clara Sanchis. El grupo de sexo M normalmente queda subsumido en las expresiones “tipo A”: si digo “las estudiantes” me refiero a hembras, pero “los estudiantes”, tipo A, no significa masculino. Para referirme a machos, debo decir “los estudiantes varones”. A partir de este hecho, algún cachondo podría montar una teoría sobre la herencia neolítica-matriarcal de predominio femenino, que lleva en las lenguas indoeuropeas al encubrimiento de los varones, invisibilizados en los genéricos “tipo A”.
El sexo (M o F) es un rasgo de significado, mientras el género (lo que aquí llamo tipo A o B) es algo formal, sin significado. En nuestras lenguas, cuando el sexo es pertinente, suele haber variación de tipo A y B: gato-a, perro-a, caballo-yegua, hombre-mujer. En estos casos, el tipo B implica sexo F, pero el tipo A no implica sexo M. Si hablo del gato de Angora seguramente incluyo a la gata de Angora, pero no al revés. En “nosotros” puede haber mujeres, pero en “nosotras” no puede haber varones. O sea, “nosotras” tiene sexo, siempre, pero “nosotros” no, o no necesariamente. O solo de vez en cuando, por rematar el chiste.
Hay unos casos, pocos, en que el sexo es obligatorio, incluso en plural: “los maridos” siempre son M (diferente de “los esposos”, que incluye ambos sexos). O “caballeros”, siempre M (pregunta para nota: ¿qué diferencia hay entre caballeros y señores?). Lo mismo pasa con “varones”, y con alguno más: solo en estos casos el tipo A implica sexo M. Los del “lenguaje no sexista” pretenden que todos los A sean también M: es decir, que “los trabajadores” sean solo de sexo masculino, igual que “caballeros”. No lo entienden. Y mira que es fácil.
http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/14/576893/el-genero-masculino-no-existe-%28y-iii%29/1

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