11 Marzo 2011
Una sentencia emitida ayer por el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón sobre el caso de maltrato presentado contra Ana Cacho, la madre del niño asesinado Lorenzo González Cacho, hace gravísimas imputaciones a la mujer, entre éstas que sabe lo que pasó con su hijo, puede haber participado en el asesinato o haber cometido el delito de encubrimiento de los hechos.
Además, reitera lo que ha quedado ya establecido en al menos una decisión judicial anterior: que tanto Cacho como su madre, Yvette González, han manipulado y presionado a sus otras dos hijas para que tampoco hablen.
Estas explosivas imputaciones llevaron a la jueza Sonia del Toro a emitir una decisión, fechada el 8 de marzo, en la que se priva de la custodia legal permanente de las menores a Cacho y prohíben las relaciones de ella y su familia con las niñas de 6 y 14 años.
Según las determinaciones de hecho recogidas en la sentencia de la jueza, se establece que Cacho sabe lo que le pasó a Lorenzo, se ha negado a decirlo y ha presionado a sus hijas para que tampoco hablen.
En el camino, dice la decisión, Cacho les ha causado un grave daño sicológico a las menores de 6 y 14 años al presuntamente impedirles que se liberen del pesado secreto de lo que ocurrió en la madrugada del 9 de marzo del año pasado, cuando su hermano de ocho años fue brutalmente asesinado a golpes y con un objeto filoso.
Imputada de encubrimiento
“La conducta demostrada por la promovida Ana Cacho a los efectos de no permitir que las menores manifiesten lo que conocen de la muerte de Lorenzo es un encubrimiento de estos hechos”, dice la decisión de la jueza Del Toro.
En la decisión se revela que Cacho ha dado tres versiones sobre la muerte de Lorenzo, dos de éstas ya conocidas: que el niño se cayó de la cama o que no sabe lo que pasó. Pero hay una tercera de la que hasta ahora no se sabía: que alguien fue a matarla a ella a la casa y asesinó a Lorenzo.
El resto de las revelaciones fundamentalmente se basan en lo que la dos niñas han dicho a varias profesionales de la conducta que han intervenido con ellas desde que su custodia le fue removida a su madre el 30 de marzo del año pasado, entre éstas dos trabajadoras sociales y una sicóloga.
La mayor de las niñas, según la evidencia recogida en la sentencia, le dijo a la psicóloga Elsa Cardalda que “no quiero saber de mi mamá porque le hizo daño a Lorenzo y ‘grandma’ (abuela) la protege”.
Tras estas palabras, la menor añadió que Cacho, bajo coraje, “le pudo hacer algo malo a Lorenzo”. En la sentencia se establece que “las menores sospechan de mamá (Cacho)”.
Las niñas señalaron ante Cardalda que el día de los hechos escucharon ruidos que provenían de la sala. Además, la menor de las niñas revela que en la casa había “amigos de su mamá” que presuntamente tenían llave de la casa en la urbanización Dorado del Mar y que ella se ocultó para que no la vieran.
“Hay un ‘secret’”
La menor de las niñas, según la sentencia, también manifestó: “Mamá es mala, sabe lo que le pasó a Lorenzo y no quiere decirlo, hay un ‘secret’, está nerviosa”.
Cardalda, en su informe admitido como evidencia, expone que Cacho hizo un pacto secreto con las menores para que no hablaran con nadie sobre la muerte de Lorenzo. El secreto es tan crítico que la psicóloga sostiene que “el conocimiento real que tenían las niñas sobre estos hechos pone en peligro su vida”.
La intervención de Cacho para silenciar a las menores fue lo que aceleró la remoción de las niñas de la casa de Diana González, la tía abuela de las menores, que las tuvo a su cargo desde el día después de la muerte de Lorenzo hasta el 30 de marzo del año pasado.
Durante esos críticos días, Cacho tuvo acceso a las menores y se cree que fue en ese periodo que ella y su madre ejercieron presión para que las menores no dijeran que lo que saben.
En la sentencia también se le imputa a Cacho haber establecido contacto con la mayor de las dos niñas, a pesar de que se lo prohibía una orden judicial. Como una determinación de hecho, la jueza Del Toro sostiene que la doctora Cardalda notó que la mayor de las niñas comenzó a tener resistencia al tratamiento desde el momento en que comenzó a tener contactos clandestinos con su madre.
Cardalda determinó que existía un deterioro en la salud emocional de las menores ya que estaban siendo manipuladas por parte de la promovida y la familia materna para que no hablaran con nadie de los hechos relacionados a la muerte del menor Lorenzo
La psicóloga señaló que la persona con autoridad en la casa era Cacho y que la presión estaba dirigida principalmente sobre la pequeña. La psicóloga señaló que en un episodio en su oficina la mayor de las niñas le dijo a su hermana, “te estoy escuchando, estás hablando mucho”.
Dos niñas abatidas
Según el testimonio de Cardalda, cuando las niñas llegaron a su atención estaban “profundamente deprimidas”. La mayor de las niñas fue descrita en la sentencia como triste, retraída, callada y en ocasiones alegre. Además se añade que “se le estaba cayendo el cabello”. La más pequeña, entre tanto, fue descrita como triste, retraída, molesta, llorosa, con pesadillas, deseos de orinar frecuente y un apetito excesivo.
“El secreto es impuesto por la madre y es difícil de romper para las menores creándoles un conflicto de lealtades que les afecta emocionalmente”, expuso Cardalda ante el tribunal según recoge la sentencia.
Dos trabajadoras sociales que tuvieron a las menores a su cargo antes de que le fueron entregadas al padre, Ahmed Alí González, en octubre del año pasado, también testificaron ante el tribunal de diversas instancias en que las menores manifestaron que su madre le prohibía revelar lo que saben sobre la muerte de Lorenzo.
“Las menores fueron instruidas por la madre que no brindaran información relacionada a la muerte del menor Lorenzo, desembocado esta acción en un deterioro en el área de salud mental de las menores”, recoge el informe presentado por la primera trabajadora social que atendió el caso Vanessa Santana.
Mientras, la trabajadora social Iralis de Jesús señaló explícitamente que Cacho llevó a las menores a que cometieran el delito de encubrimiento. A raíz de estas acciones, las menores “temen que le pase lo mismo que a su hermano”.
El tema de las drogas también es abordado en la sentencia. Las pruebas toxicológicas practicadas a Cacho dieron negativo.
No obstante Cacho presuntamente admitió a la doctora Yvonne Sanabria en un informe citado en la sentencia señala que que usaba marihuana esporádicamente y que en febrero del año pasado uso sustancias controladas.
http://www.elnuevodia.com/mamasabeloquepasoynoquieredecirlo-911996.html
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