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martes, 30 de octubre de 2012

Feminismo radical

Martes, 30 de Octubre, 2012
Rafael Cerro
El periodista de Onda Madrid Rafael Cerro intenta demostrar que hablar correctamente puede, a veces, no ser cuestión de cultura sino de mera lógica. Estamos obligados a hacernos entender. Lázaro Carreter explicaba que el buen hablante no es el que practica el habla de la clase culta, sino el que domina más registros. “El lenguaje sirve para pensar; hablando mejor somos más libres”.
El feminismo es una ideología igualitaria que persigue la plenitud de derechos de la mujer. El feminismo radical, casi lo contrario: busca una desigualdad de signo opuesto que ahora someta al hombre. El discurso y la praxis del machismo son desigualitarios y los del feminismo, igualitarios. El feminismo radical mantiene una teoría aparentemente igualitaria…que enmascara una práctica desigualitaria y muy destructiva. Machismo y feminismo radical, que a menudo son lo mismo, distinguen las ideas de hombre y mujer como antagónicas, pero ignoran el concepto integrador de persona.
El lenguaje del feminismo radical difunde un solo mensaje: el hombre es malo. Incluso con ayuda del legislador. La Ley Integral de Violencia de Género dice combatir la violencia por desigualdad y dominio que “[…] se ejerce sobre éstas [las mujeres] por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges […]”. Esto, escrito en presente de subjuntivo, se ejerza, habría tenido un significado más inofensivo: “algunos hombres ejercen violencia sobre algunas mujeres”. En cambio, en presente de indicativo quiere decir que los hombres son violentos con las mujeres. Todos los hombres. Acabamos de crear, con la herramienta formidable de una ley orgánica, el concepto de un enemigo universal y malvado al que hay que combatir utilizando esa misma ley.
El legislador que citábamos tiene nombres y apellidos. El Congreso aprobó en 2004, por 349 síes y una abstención, una ley que establece penas más graves para los maltratadores masculinos ante los mismos delitos y viola el principio de igualdad ante la ley. Éste es incompatible con sistemas legales de dominación como la esclavitud, la servidumbre o, ahora, el feminismo radical. El principio de igualdad reconocía a la persona cualidades esenciales comunes a todo el género humano que le conferían dignidad en sí misma, lo que prohíbe toda forma discriminatoria negativa o positiva.
El Tribunal Constitucional ha declarado constitucional esta norma, que jurídica y gramaticalmente ha atropellado el Artículo 14 de la Constitución dejándolo en papel mojado: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión […]”. El feminismo radical ha ido más allá que el franquismo, porque además de practicar la discriminación consuetudinaria la ha convertido en ley. Por su parte, el Diccionario de la Academia recoge la demencial expresión discriminación positiva. Una excusa para justificar la desigualdad, semánticamente tan absurda como asesino bondadoso, que camufla un término peligroso uniéndole otro con buen aspecto…pero contradictorio. Un oxímoron de libro que estudiaremos la semana que viene.
http://www.telemadrid.es/?q=blogs/post/feminismo-radical

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