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viernes, 25 de marzo de 2016

Para ser buen hombre o padre, hay que pensar y actuar como feminista

Viernes, 25 de Marzo, 2016

Para analizar este artículo vamos a comenzar por citar el artículo de un compañero que mostró quién podría esconderse tras el perfil de un personaje que escribe en el medio de la noticia fuente. Y luego hay que de nuevo informar de quién es también Miguel Lorente. Él fue el Delegado de violencia de género en el gobierno de Zapatero, y si resumimos su proceder, asume por enteros la posición del feminismo radical que dispone del poder para guiar las acciones de los partidos políticos, y mantiene una animadversión contra todo aquello que representa la masculinidad de los hombres, pues para él todo ello se asocia al machismo y a la violencia. Según él, lo correcto es ser feminista, y lo masculino por fuerza es malo, por ello defiende una nueva masculinidad.

Vamos simplemente a exponer dos partes del texto de todo el artículo para refrendar las manifestaciones del párrafo anterior:

"Los hombres utilizan la violencia con unos objetivos, como una forma de mantener el control y su posición". Esa paternidad tradicional se define por el control o supervisión del papel de la madre; la imposición de la disciplina ("ya verás cuando venga tu padre"); respeto en lugar de amor y un modelo crítico con todo lo femenino en los niños (como llorar, mostrarse sensibles, vestir algo con tonalidad rosa).

"Ser hombre de otra forma diferente al tradicional significa ser mujer. Es decir, ponerse en el lugar de la mujer, compartir la maternidad desde el cuidado, el amor y la igualdad".


En las ocasiones donde la mujer o madre actúa  con sus hijos mostrando la incapacidad de sus habilidades parentales, achaca su comportamiento a la paternidad, a esa que él denomina "tradicional":  "ya verás cuando venga tu padre". Obviando que la autoridad sobre los menores en las familias no es exclusiva de la figura paterna, hay muchas casas donde la madre es quien representa esa figura de mayor autoridad para los hijos.  Olvida citar que cuando la madre usa dicha frase anterior, es porque ya antes aparte de los gritos ha pasado a la violencia física para reprender a los hijos, y pues que no obteniendo siquiera resultados para que los menores obedezcan, recurre a la figura de autoridad para los menores, a la cual los menores no obedecen por su comportamiento violento, sino porque el estilo educativo que aplica, en la mayor parte de los casos, es el de acción-reacción, aquel que tras un incidente y una advertencia, cumple con lo dicho. En este modelo no funcionan las acciones o castigos excesivos, hay que saber medir y equilibrar la causa que se aplica respecto del mal que los menores han causado. De esta forma el menor aprende que hay "algo" que ha hecho mal o que no se hace (pues al principio para ello es desconocido), y que si lo repite tiene consecuencias directas, pero deben ser medidas y equilibradas, pues son niños pero no tontos, y en muchas ocasiones el padre o la madre que amenaza con "algo" que no puede cumplir, no solo queda en evidencia, sino que pierde parte de la credibilidad hacia los menores.

Atribuir la violencia al varón, al padre, cuando éste representa el modelo de autoridad para sus hijos, no entra más que en el conjunto de objetivos de este feminismo revanchista, el cual se encuentra impregnado de un odio y rencor tal abismal,  que lleva a contradecirse al extremo de manifestar que para que los menores sean criados en entornos de igualdad han de ver a su padre fregar y realizar las mismas acciones que la madre tanto en las labores domésticas del hogar, como en la crianza de los hijos, y por otro lado defiende que el padre se convierta en un visitante de sus hijos tras la separación, y la mujer asuma los cuidados de los menores en exclusiva a cambio de una pensión de alimentos y del uso de la vivienda familiar.

La parentalidad positiva de la cual habla, se concita solo al escenario de cuando los menores conviven en familia con su madre y su padre unidos, y  siempre todo analizado bajo el aspecto de que lo femenino es lo correcto. Achacar que el llanto o la sensibilidad son inherente a la mujer, no es más que la continuación de un escenario de críticas hacía los hombres. Los hombres lloran, y mucho, los hombres son sensibles, tanto o más que las mujeres, otra cosa muy distinta es el victimismo, esa falso llanto o esa apariencia de dolor que desaparece al instante fuera de escenario.

Los resultados de la educación de los menores de forma exclusiva bajo la custodia materna, ya son visibles. El fracaso escolar en los hijos de padres separados es notable. Estos menores son criticados también por su mal comportamiento, muchos de ellos han terminado en centros de menores, pero ocultan el dato de que son menores que se han criado y desarrollado aislados de la figura del padre, por diversos motivos, pero uno abunda, y es que en caso de las separaciones el padre es relegado por los jueces y magistrados a ser un mero visitante en la vida de sus hijos, y de visitas no se es padre.


Fuente:
Carlos Martínez
http://www.eldiario.es/norte/euskadi/hombre-significa-mujer-ponerte-lugar_0_496250659.html

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