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miércoles, 24 de noviembre de 2010

La mediación tiene altos índices de fracaso en Galicia por la escasa cultura del entendimiento

Menos de una veintena de parejas de las siete mil rotas durante el año 2008 utilizaron este servicio
Manuel Villar - SANTIAGO DE COMPOSTELA - 03-05-2009
La mediación para la resolución pacífica de los conflictos de pareja no cuaja en la sociedad gallega. Los profesionales consideran que es la fórmula más adecuada para resolver las discrepancias mantenidas respecto a la situación de conflicto y adoptar las decisiones más adecuadas, especialmente cuando existe el riesgo de que se utilicen los hijos como moneda de cambio en la negociación. Las parejas, sin embargo, no recurren casi nunca al servicio autonómico de mediación familiar cuando afrontan un proceso de separación, divorcio, nulidad matrimonial o conflicto de convivencia.
Estar casado o vivir en pareja puede convertirse en algo insoportable. Los hijos, en muchos casos, son el único motivo por el que seguir tirando, pero cuando la crisis temporal se convierte e algo crónico nada puede frenar la ruptura; la separación de los padres puede ser algo muy difícil de aceptar para los menores, pero es peor una convivencia forzada entre niños y progenitores.
Cuando las terapias de pareja convencionales no funcionan o las técnicas de afrontamiento y solución de problemas se convierten en un foco de nuevos conflictos, lo más recomendable es ponerse en manos de profesionales para intentar el arreglo. ‘La separación y divorcio son soluciones traumáticas, quirúrgicas, a las que sólo debemos recurrir en el último extremo’, apunta Marián Lago, de la Asociación Gallega de Padres y Madres Separados.
La mediación familiar es la opción recomendada por especialistas y parejas que han vivido un proceso de separación. La Xunta de Galicia dispone de un servicio público, el Mediagal, y ofrece ayudas de hasta 360 euros para cubrir el coste las sesiones con el psicólogo. La solicitud de mediación puede partir de los dos miembros de la pareja o de una sola parte con la posterior aceptación de la otra. La persona mediadora puede ser elegida por las partes, de común acuerdo, entre los más de trescientos profesionales inscritos en el Registro de Mediadores de Galicia.
‘El primer paso que ha de dar una pareja en crisis, incapaz de arreglar sus diferencias, es acudir a los servicios de mediación y ponerse en manos de un pro fesional’, indica José Luis, portavoz de la Asociación Gallega de Padres y Madres Separados. ‘Deben evitar un contencioso porque es perjudicial en todos los niveles: físico, psicológico y económico. El sufrimiento es todavía mayor cuando la pareja tiene hijos, que se convierten en las víctimas más inocentes de este proceso. Cuando la pareja no encuentra el consenso debe acudir al servicio de mediación o a un gabinete de orientación familiar’.

Porcentaje mínimo
La recomendación de quien ha pasado por esa fase parece caer en saco roto. Menos de una veintena de parejas, de las más de siete mil que se rompieron en el año pasado, demandaron los servicios de Mediagal, que pretende buscar una salida amistosa para las partes como paso previo a la vía judicial. ‘La escasa cultura del entendimiento es un lastre más importante de lo que se podría pensar; es necesario impulsar un mayor conocimiento y aprovechamiento social de la mediación para la resolución pacífica de los conflictos de pareja’.
Las personas que han optado por este procedimiento aseguran haber quedado satisfechas, pero el programa -iniciado en 2007- no ha conseguido asentarse. Sus promotores están convencidos de que los acuerdos amistosos y voluntarios alcanzados entre las partes, aceptados libremente, perduran sobre los impuestos. Ofrecen cobertura a las personas unidas por vínculo matrimonial o que formen pareja estable, que estén en proceso de separación, divorcio o nulidad de matrimonio, así como ruptura de la unión.
La integración de la mediación en la cultura social ha sido más dificultosa de lo esperado porque en los procesos de separación pesan las emociones y estados de ánimo. El mediador intenta, con la terapia que considera más oportuna, ‘que cada parte se ponga en el lugar de la otra’ para ahorrar costes económicos y emocionales.
En Santiago de Compostela, de forma experimental, tratan de implantar la mediación en los procesos judiciales de separación o divorcio. Xunta, Fiscalía y colegios de psicólogos y letrados confían en este proyecto que en menos de dos meses ya ha atendido una docena de casos, con una tasa de éxito superior la 90%.
El equipo, formado por abogados y especialistas en salud mental, entra en acción cuando alguno de los miembros de la pareja formula una demanda de divorcio y los representantes legales de los implicados no logran una salida de común acuerdo. El gabinete intenta persuadir ambas partes de que no recurran al litigio. Según Evaristo Nogueira, decano del Colegio de Abogados de Santiago, ‘en el 80% de los casos que acaban en juicio no existen razones objetivas, más allá de caprichos y deseos de venganza’.
La crisis económica neutraliza la fiebre de separaciones surgida después de la reforma de la ley del divorcio
Hubo un tiempo en el que las parejas duraban hasta que la hipoteca las separase. Ahora la hipoteca une más que nunca. Las rupturas han descendido en Galicia a niveles de 2004, antes de que la ley del divorcio exprés disparase las cifras de separaciones. El año pasado certificaron su ruptura en los juzgados gallegos 7.502 parejas, 1.500 menos que en 2007.
Veinte rupturas diarias son muchas, pero menos que en años anteriores. La ley del divorcio exprés, aprobada en el verano de 2005, actúo como revulsivo; establece los tres meses tras la boda como período mínimo para iniciar los trámites, cuando antes era necesario un año antes de separación legal antes de divorciarse.
Las separaciones no dejaron de aumentar hasta que la crisis comenzó a apretar. El precio medio del divorcio ronda los 1.200 euros, pero en muchos casos se acerca a los 2.000 euros.
La mitad de los divorcios y separaciones que se producen en Galicia, según el informe del Consejo General del Poder Judicial correspondiente al año 2008, fueron consensuados. Estas rupturas de mutuo acuerdo pueden materializarse en divorcio en un plazo próximo al mes, mientras que en los casos que se tramitan por la vía contenciosa se demoran de media unos tres meses.
http://www.laregion.es/noticia/89594/mediación/altos/ídices/fracaso/galicia/cultura/entendimiento/escasa/

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