11 de enero, 2010
Custodia compartida
¿Quién no tiene un conocido separado y con hijos? ¿Quién no ve desde fuera o, en el peor de los casos, sufre en sus propias carnes, el dolor que produce dejar a los hijos los viernes en un punto de encuentro o en el domicilio de la madre? Ha sido en este recién pasado tiempo navideño cuando decidí, ante lo que veía dando un paseo por Parque del Retiro, hablar de ello.
Hace nada, familias felices paseaban por el parque, familias a la vieja usanza, padre, madre y prole. Sin embargo, lo que veía en la fría mañana madrileña era a infinidad de padres llevando de la mano al niño pequeño mientras su hermana iba unos metros delante en la bicicleta. Vi a madres haciendo cola para montar a los dos enanos en las barcas y a padres sentados en una terraza tomando una cerveza con los pequeños a su lado devorando las patatas fritas y revoloteando sin parar.
Un amigo me dijo no hace mucho que, desgraciadamente, el matrimonio, tras el divorcio, si hay descendencia, trunca de inmediato en patrimonio. Se pasa, en muchos de los casos, y no quiero generalizar, del amor al odio.
Y yo me pregunto: ¿Dónde está esa mal propagada igualdad que defiende la progresía izquierdista? ¿Es igualdad lo que estamos viviendo en las calles y en los juzgados? ¿No se va a hacer nada ante el trauma existencial que miles de padres están viviendo por la persistencia de una legislación obsoleta e intrínsicamente injusta?.
Una persona muy cercana a mí me decía el otro día que no quería ni pensar lo que deben de pasar las personas con rentas medias-bajas. Afortunadamente, dicha persona es titulado superior, bien posicionado y con buen salario y gracias a ello consigue salir a flote, tras una desagradable historia personal. Como en muchos otros casos, de buenas a primeras, sin quererlo ni beberlo, tuvo que enfrentarse a momentos desgarradores, y no ya por la infidelidad y falta de compromiso de su esposa, sino por la estresante situación de ver que puede perder a sus hijos. A todo esto, lo peor es enfrentarse a lo que viene después y ponerse en manos de un/a señor/a que, sin conocer nada de la historia que hay detrás, decide el destino de tus hijos, generalmente con clara inclinación partidaria al sexo débil.
¿Se puede jugar con separar a un padre o una madre de sus hijos? ¿Puede la mujer abusar de una legislación, todo menos igualitaria, para despojar de hijos, patrimonio y por ende de la felicidad de inocentes esposos?.
El que la hace la paga y hoy las mujeres tienen cauces y facilidades para erradicar la lacra execrable de los malos tratos. Pero ¿nos hemos preguntado cuantos cientos de inocentes padres sufren el despojo de sus hijos y la ruina económica por la decisión unilateral de su esposa? Y ya me importa si la causa es su furor uterino descontrolado, el cansancio y desgaste del amor por el paso del tiempo, el atractivo compañero de trabajo que le dice monadas... Es lo de menos. La relación se rompe, el matrimonio se hunde y los hijos en el centro.
Este tema es serio, más serio de lo que se cree, y no se están tomando cartas en el asunto. Yo lo tengo claro, y como siempre debe imperar el sentido común. Y el sentido común me dicta:
- Si antes del divorcio la custodia era compartida, ¿por qué la cambiamos de un día para otro? Por tanto, si no hay impedimentos por uno u otro lado, los niños no deben pagar los problemas de los padres y deben disfrutar del amor de ambos. CUSTODIA COMPARTIDA.
- Si, como marca la Constitución, somos iguales, se suelen dar dos casos:
A) Existía separación de bienes –por cierto se debe recomendar siempre-, pues cada uno con lo suyo, mucho sentido común, y aceptación de la situación y a compartir los gastos de los niños, sin menoscabar en nada su situación anterior.
B) Si había régimen de gananciales. Liquidación TOTAL de la sociedad de gananciales, y volvemos al punto a).
Dada la importancia que está tomando este asunto en la sociedad civil, se debería iniciar a la mayor brevedad un debate sosegado para buscar la mejor solución a un problema que está generando infinidad de injusticias.
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