Joan Martos - (Presidente de la Associació de Pares de Família Separats de Catalunya (Apescat)
Hasta ahora, en los divorcios contenciosos en los que los dos progenitores querían y podían hacerse cargo de los hijos, los jueces han optado para imponer la custodia exclusiva de la madre, apoyados principalmente por la jurisprudencia, la estadística sociológica y la propia ideología. En estos casos, muy numerosos, las consecuencias son inmediatas: se crea artificialmente una familia primaria ¿con la madre- y una familia secundaria, con el padre. Los niños son las víctimas principales, pues ven cómo tienen que relacionarse con su padre a través de un régimen de visitas, y entre los adultos el conflicto se perpetúa. La cuestión de fondo es que muchas de estas madres se niegan a pactar una custodia compartida, única manera actual de acordar esta modalidad, ya que entonces podrían perder la pensión o el uso de la vivienda. La nueva ley tiene que evitar que se impongan custodias monoparentales y que, por tanto, en los casos que los dos soliciten la custodia de los menores se proceda, simplemente, a regularizar esta realidad mediante una custodia compartida, incluyendo los casos en que la madre no quiera compartir los hijos. La justicia también tendría que introducir mecanismos ágiles para que los padres ya divorciados puedan revisar su caso, en beneficio de los menores, lo que impulsaría una sociedad más igualitaria en relación con el cuidado de los niños.
http://www.elperiodico.com/es/cartas/lectores/20101108/custodia-monoparental-impuesta/9090.shtml
Hasta ahora, en los divorcios contenciosos en los que los dos progenitores querían y podían hacerse cargo de los hijos, los jueces han optado para imponer la custodia exclusiva de la madre, apoyados principalmente por la jurisprudencia, la estadística sociológica y la propia ideología. En estos casos, muy numerosos, las consecuencias son inmediatas: se crea artificialmente una familia primaria ¿con la madre- y una familia secundaria, con el padre. Los niños son las víctimas principales, pues ven cómo tienen que relacionarse con su padre a través de un régimen de visitas, y entre los adultos el conflicto se perpetúa. La cuestión de fondo es que muchas de estas madres se niegan a pactar una custodia compartida, única manera actual de acordar esta modalidad, ya que entonces podrían perder la pensión o el uso de la vivienda. La nueva ley tiene que evitar que se impongan custodias monoparentales y que, por tanto, en los casos que los dos soliciten la custodia de los menores se proceda, simplemente, a regularizar esta realidad mediante una custodia compartida, incluyendo los casos en que la madre no quiera compartir los hijos. La justicia también tendría que introducir mecanismos ágiles para que los padres ya divorciados puedan revisar su caso, en beneficio de los menores, lo que impulsaría una sociedad más igualitaria en relación con el cuidado de los niños.
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